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A Ollanta Humala no le alcanzó para llegar a la Presidencia en primera vuelta, y su victoria en la segunda está puesta en duda

Perú

La hora de las alianzas

Después de la primera vuelta presidencial, Perú quedó dividido en tres, no se conocen los candidatos que irán a la elección definitiva, y la gobernabilidad quedó en riesgo.

15 de abril de 2006

La gran paradoja de la elección presidencial peruana del pasado domingo es que el ganador, el nacionalista Ollanta Humala, pudo ser en realidad un gran perdedor.

Es cierto que está instalado ya en la segunda vuelta, pero la votación obtenida, por debajo de sus expectativas, le deja en un escenario complicado, pues tendrá que negociar con sus rivales. Atrás quedó el triunfalismo y ahora Humala, el candidato que tanto temor ha generado en el establecimiento peruano, deberá cambiar su estrategia de confrontación si quiere convertirse en Presidente.

Humala sigue sin conocer a su rival: el ex presidente Alan García y la conservadora Lourdes Flores se encuentran en una igualdad milimétrica. Las autoridades electorales advirtieron que el conteo final podía demorar 20 días.

La elección representó un gran revés para Flores y García por su incapacidad para llevar un proyecto que les permitiera pasar con fortaleza a la segunda vuelta. Uno de ellos, de hecho, se quedará en el camino.

Pero el fracaso para Humala está representado en el hecho de que a lo largo de la campaña había soñado con la idea de que el 33 por ciento que le otorgaban las encuestas podía convertirse -como le pasó a Evo Morales en Bolivia unos meses atrás- en un sólido 50 por ciento que lo convirtiera en Presidente sin necesidad de ir a la segunda vuelta. Estaba convencido de que las encuestadoras no contaban correctamente el voto rural.

La realidad fue otra: Ollanta captó sólo 30 por ciento de los votos, mientras sus rivales navegaban en el 25 por ciento, en una lucha por centésimas de punto para determinar el segundo candidato del balotaje. Una gran división por tres: los más pobres y desposeídos con Humala, un Perú republicano con García y el Perú conservador y empresario con Flores.

Tres sectores con fuerzas electorales equivalentes, que se excluyen y se odian. Pero que, a la vez, tendrán que pensar en la posibilidad de hacer alianzas. El mecanismo de la segunda vuelta presidencial induce a la construcción de coaliciones entre los que llegan a la pelea de fondo. Y la composición del Congreso también obligará a las alianzas entre las bancadas. La mayor será la de Unión por el Perú, de Humala, que se quedará, de acuerdo con las proyecciones, con 44 curules contra 35 del Apra -partido del ex presidente García- y sólo 19 de la derecha aglutinada tras Lourdes Flores. Ninguno tiene mayoría absoluta. Las tan denostadas alianzas serán necesarias, aunque el ex ministro del Interior Fernando Rospigliosi opina que "va a ser muy difícil para cualquiera controlar el Congreso (y) si gana Humala, va a cerrar el Congreso y convocará su Constituyente".

De paso, en esta elección parlamentaria, el grupo de Fujimori, encabezado por su hija Keiko, logró 15 curules, una cifra nada despreciable si se tiene en cuenta que el ex presidente está preso en una cárcel chilena a la espera de que se defina si es extraditado o no.

Por otra parte, los resultados del domingo obligan "a un cambio en el discurso de Humala que lo lleve a cierta moderación", dijo a la revista SEMANA el constitucionalista Enrique Bernales, director ejecutivo de la Comisión Andina de Juristas. Otro analista, Eduardo Toche, coincide en que Humala ha quedado con una capacidad muy limitada para la negociación política porque en la primera ronda desarrolló una campaña de confrontación sin preocuparse por tender puentes a otros grupos políticos. "Ahora tiene que redefinir su estrategia y el costo que le significaría establecer acuerdos con otras fuerzas puede ser bastante alto porque eso lo llevaría a moderar sus ideas y programa, lo que va a ser notorio para sus simpatizantes", agregó.

Para el periodista Gustavo Gorriti, una vez se conozca quiénes serán los dos finalistas, "todo será cuestión de barajar de nuevo" para una segunda vuelta cuya fecha exacta no se conoce y que puede ser el primer domingo de junio. Terminó una batalla larga e intensa, pero la de verdad apenas está por comenzar.