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Monique es admirada en Europa por su valentía. Omar Yilmaz, el novio de su hija, asegura que nunca le hizo nada malo. La ciudad de Raqqa es prácticamente la capital de Estado Islámico.

SIRIA

La madre que rescató su hija del Estado Islámico

La historia de una holandesa que viajó a Siria para encontrarse con su hija, rescatarla de las filas de Estado Islámico y traerla de nuevo a casa.

22 de noviembre de 2014

Todo comenzó cuando una joven holandesa vio en la televisión a un yihadista llamado Omar Yilmaz. Fue amor a primera vista para esa joven de 19 años, rubia, de ojos azules, muy sociable y aficionada a tocar el piano. Estaba tan enamorada que lo contactó por redes sociales, se convirtió al islam y en tiempo récord se radicalizó. Quería vivir con él en el paraíso de un estado islámico.

Monique, su madre, quien nunca reveló su apellido a los medios, empezó a ver con preocupación el caso de su hija, que renunció a su nombre, se hizo llamar Aicha y se cubría todo el cuerpo con un velo musulmán. Monique movió cielo y tierra para impedir que su hija escapara. De hecho, logró que la Policía le suspendiera el pasaporte por unos días, pero no fue suficiente. Tan pronto como recuperó su identificación Aicha hizo las maletas y en febrero se fue sin dejar rastro.

Pero Monique tuvo el presentimiento de que las cosas no iban del todo bien y viajó a Turquía en octubre con la determinación de cruzar a Siria y convencer a su hija de que regresara a casa. En aquel momento Monique no tuvo mucha suerte, y finalmente las autoridades no la dejaron pasar. Sin embargo, días después, llegó un mensaje de su hija.

Aicha se quejaba de que Yilmaz la había vendido a un miliciano tunecino y le rogó a su madre que fuera a rescatarla. Monique imploró ayuda a la Policía. Pero las autoridades le dijeron que no viajara, que no pusiera en riesgo su vida. Monique se opuso y la Policía fue más lejos: si iba a Siria podía enfrentar cargos por ayudar a los terroristas.

A Monique le importaron un bledo las advertencias. Y si nadie la acompañaba a rescatar a su hija pues sola se iba a la boca del lobo. Coordinó todos los detalles del rescate con su hija a través de Facebook y tan pronto como pudo viajó a Turquía. Esta vez usó una vestimenta musulmana y pasó fácilmente la frontera. El peligro apenas empezaba.

Los medios holandeses indican que la mujer llegó a Raqqa, el principal asentamiento de Estado Islámico. Monique pasó desapercibida con su burka y caminó la ciudad hasta que se encontró con su hija. Después de un encuentro emotivo las dos mujeres no tenían tiempo para perder. Llegaron de nuevo a Turquía donde fueron detenidas porque Aicha no tenía papeles. El embajador holandés las ayudó y pronto pudieron llegar a su hogar en Maastricht, Holanda. Pero no todo es color rosa. Aicha enfrentará cargos por ir a Siria a luchar con EI. Además, el fiscal de Maastricht insiste en que la historia contada por los medios no es del todo cierta y que el rescate se dio en la frontera entre Turquía y Siria.

Esta no es la primera vez que un padre viaja en medio de su desespero a Siria para rescatar a sus hijos de Estado Islámico. Los medios británicos resaltaron el caso de una madre que fue a Siria por sus dos hijas, quienes le dijeron que estaban felices allí y de ningún modo regresarían al Reino Unido. También es conocido el caso del belga Dimitri Bontinck, quien viajó hasta tres veces a Siria para rescatar a su hijo y finalmente lo logró. Aunque la historia de Monique tuvo gran impacto, algunos analistas aseguran que es poco probable que esto se convierta en una tendencia y casos como esos sigan siendo más bien aislados.

En Europa varios países expresan su preocupación ante el hecho de que varias mujeres están viajando a Siria para unirse a las filas de Estado Islámico. Allí se van a comprometerse sentimentalmente con los yihadistas, a luchar junto a ellos, a cumplir labores domésticas, y en varios casos a satisfacer los deseos sexuales de los militantes.

Según la revista Time, al menos 300 mujeres de Europa y Norteamérica han intentado unirse a las filas yihadistas. El caso más conocido es el de las hermanas austriacas Samra y Sabina Kesinovic, quienes tan pronto como llegaron a Siria quedaron embarazadas. También se conoce el caso de la joven canadiense Umm Haritha, quien se casó con un yihadista sueco-palestino. No todas triunfan en el intento de llegar a Siria. Cuatro jóvenes de Denver, Estados Unidos, fueron detenidas hace poco por las autoridades mientras preparaban su viaje. No fue el caso de Aicha, quien pudo sobrevivir a todo eso gracias a la ayuda y valentía de una madre admirable.