La maldición de los Costa

Este no ha sido el año de Costa Cruceros. Después de que uno de sus buques, el Costa Concordia, encalló en Italia, la semana pasada la reputación de la empresa sufrió otro golpe. Un incendio dejó sin energía al Costa Allegra en pleno océano Índico y los pasajeros del barco debieron padecer incomodidades que no se compadecen con los 2.000 dólares que pagaron en promedio por el viaje: solo consumían alimentos fríos y pan que llegaban en helicópteros diariamente, dormían en la cubierta a falta de aire acondicionado y se bañaban con agua mineral porque los baños no servían. Allegra fue remolcado hasta la isla de Mahé, pero muchos pasajeros ya piensan en presentar acciones legales para que la empresa los indemnice por los malos ratos. Parece que la misión más difícil que afrontará Costa Cruceros este año será recuperar su buen nombre.