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La mano negra

Detrás del movimiento de extrema derecha conocido como Tea Party está la influencia de personajes multimillonarios con una agenda bastante turbia.

2 de octubre de 2010

A solo un mes para los comicios legislativos en Estados Unidos, en los que se va a elegir un tercio de los 100 senadores y los 435 representantes a la Cámara, y con unas encuestas que pronostican la victoria de los republicanos de derecha, han surgido dos datos inquietantes en el panorama de ese país. El primero es la cantidad de plata que ha entrado en las campañas de los candidatos del extremista Tea Party (Partido del Té), cuyos ídolos son la ex candidata a la Vicepresidencia Sarah Palin, el periodista Glenn Beck y la aspirante al Senado Christine O'Donnell, de quien luego de haber ganado las primarias republicanas de su estado se supo que ha coqueteado con la brujería. Y el segundo es la identidad de quienes están desembolsando ese dinero para acabar con las mayorías demócratas en el Congreso y para vencer en las elecciones de 2012 a Barack Obama.

Según la revista Time, "el gasto de los republicanos en 2010 puede superar los 300 millones de dólares", una cantidad muy superior a la que recibirán los copartidarios de Obama, cuya impopularidad está por encima del 50 por ciento. Solo en agosto, los republicanos pagaron una iniciativa de 40 millones de cartas para invitar a la gente a votar y 20 millones de llamadas telefónicas. El monto alcanzó incluso para centenares de anuncios en televisión en California, Missouri y Colorado.

¿Quién está canalizando este platal? Una de las principales personas es Steven Law, un hombre que maneja en Washington una entidad llamada American Crossroads. Law fue jefe de gabinete del senador republicano Mitch McConnell, y la firma que dirige, y que gastará más de 50 millones de dólares en la campaña, cuenta entre sus asesores con dos de los más célebres ayudantes de George W. Bush: Karl Rove y Ed Gillespie. Rove fue la todopoderosa mano derecha que logró la reelección del republicano. Criticado por su respaldo a la guerra en Irak, patrocinó el centro de detención en Guantánamo y promovió tácticas oscuras para mantener a raya a la oposición.

Otro de los brazos económicos del Partido Republicano es la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Bastión de la derecha norteamericana y enfurecida con la Casa Blanca por la reforma a la sanidad -gracias a la que 35 millones de norteamericanos tendrán seguro de salud- y por haber metido en cintura a los banqueros de Wall Street, la Cámara ha duplicado este año su presupuesto para ayudar a los candidatos hasta llegar a 76 millones de dólares.

Por si todo esto fuera poco, la Asociación de Gobernadores Republicanos (RGA, por su sigla en inglés), presidida por el gobernador de Mississippi, Haley Barbour, piensa desembolsar 65 millones de dólares en coordinación con la American Action Network (Red de Acción Americana), que va a girar 25 millones. Uno de sus donantes es el multimillonario Rupert Murdoch, propietario del diario londinense The Times y de los tabloides sensacionalistas británicos de The Wall Street Journal y del canal de televisión Fox, cuyos 'analistas' sugieren que Obama es musulmán y quiere traicionar a Estados Unidos.

Hay personas naturales muy poderosas y muy polémicas que le dan plata al Tea Party. Una de ellas es David Koch, propietario, con su hermano Charles, de Koch Industries. Ambos poseen, según la revista Forbes, 43.000 millones de dólares, la segunda fortuna de Estados Unidos. De David Koch se sabe, por ejemplo, que en 1995 se aburrió de su apartamento en Manhattan y lo vendió por 32 millones de dólares. Pero también se sabe que es un hombre muy respetado por sus gestos filantrópicos. Hace dos años le dio 100 millones de dólares al Lincoln Center, por lo cual el teatro de ese prestigioso centro lleva ahora su nombre.

El lío, sin embargo, son sus inclinaciones extremistas, heredadas de su padre, que apoyó a la John Birch Society, un grupo ultraconservador que quería que Estados Unidos se retirara de las Naciones Unidas y que pensaba que el presidente republicano Dwight Eisenhower era aliado del comunismo. David Koch se lanzó en 1980 a la Vicepresidencia por el Partido Libertario, más a la derecha que el republicano Ronald Reagan, y no logró más del 1,06 por ciento de los votos.

Koch hoy está alineado contra la educación pública, contra la seguridad social y ha invertido millones para luchar contra quienes denuncian el cambio climático por culpa de la contaminación. Tal como denuncia la periodista investigativa Jane Mayer en un artículo del 30 de agosto en la revista The New Yorker, "las Industrias Koch, según un informe del Instituto de Investigaciones de Política Económica de la Universidad de Massachusetts en Amherst, se encuentran entre los diez principales causantes de contaminación en Estados Unidos".

David Koch se ha bajado del bus con mucha plata para la ultraderecha. Entre 1998 y 2008 giró 196 millones de dólares y más recientemente le donó 12 millones a la fundación Freedom Works, que dirige Dick Armey, un famoso ex congresista de Texas que ha pedido públicamente, entre otras, la expulsión de los palestinos de toda Cisjordania. Ahora la pregunta es si se saldrá con la suya el próximo 2 de noviembre, en unas elecciones decisivas para la agenda legislativa de Obama y para el futuro próximo de los Estados Unidos de América.