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Un bus paulista puede llegar a valer hasta US$630.000. | Foto: AFP

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La "moda" de incendiar buses en Brasil

La quema de buses tiene motivaciones muy variadas, según un funcionario del Ministerio Público.

Alianza BBC
21 de febrero de 2014

El modus operandi suele repetirse: un grupo detiene un ómnibus en una calle apartada de Sao Paulo, ordena a los pasajeros y al conductor descender, rocía con combustible los asientos y prende fuego al vehículo. Todo en menos de cuatro minutos.


Unos 50 ómnibus de transporte público han sido incendiados de esa manera desde el comienzo de año en la mayor región metropolitana de Sudamérica. Un promedio cercano a uno por día.

Las empresas de buses que operan en la zona sostienen que la media de vehículos quemados por mes se ha multiplicado casi por cuatro desde el pasado junio, cuando se desató una ola de protestas contra el aumento del precio del transporte y los costos del venidero Mundial de Fútbol.

Los expertos observan algo novedoso en esta práctica.

"Ya ocurrían quemas de ómnibus en el pasado, pero no con esta intensidad y continuidad. En ese aspecto, es un fenómeno nuevo", dijo Aldo Fornazieri, director académico de la Escuela de Sociología y Política de São Paulo, en diálogo con BBC Mundo.

Explicaciones

La mayoría de los incendios de ómnibus en Sao Paulo este año ocurrieron en las zonas sur y este de la ciudad, en barrios periféricos y con habitantes de bajos recursos.

Según el promotor de justicia del Ministerio Público paulista Saad Mazloum, al frente de investigar estos casos, los ómnibus son quemados como forma de protesta por motivaciones "variadas".

Algunos lo hacen para expresar descontento por las inundaciones en sus barrios, otros por falta de agua y otros porque alguien del barrio fue arrestado por la policía, dijo Mazloum a BBC Mundo.

"Para mostrar su revuelta, lo primero que encuentran es el ómnibus", indicó. "Simboliza el Estado para ellos y es lo que está más a mano. El ómnibus es altamente combustible, se prende fuego muy rápido, es de fácil acceso y hay bastantes".

Agregó que esta práctica "se volvió moda" porque fue vista como algo sencillo, al menos hasta que la policía comenzó una vigilancia más estricta este mes, incluso con efectivos de civil dentro de los buses.
Sin embargo, con vigilancia y todo, la semana pasada hubo al menos cinco casos de ómnibus quemados en distintos puntos de Sao Paulo.

Uno de esos incidentes ocurrió en el distrito de Butanta, zona oeste de la ciudad, después de que una joven de 17 años muriera en la madrugada del domingo 9 por una bala perdida en medio de un tiroteo entre policías y asaltantes.

Como protesta por ese hecho, unos 15 habitantes de la favela donde vivía la joven incendiaron un ómnibus en el mismo lugar de la tragedia.

Mazloum indicó que en las últimas semanas hubo algunas personas detenidas por distintos casos de quemas de buses y otros fueron identificados y serán "procesados criminalmente".

En lo que va del año no se han reportado muertos en estos episodios, aunque sí heridos de diversa gravedad, desde conductores hasta sospechosos de encender las llamas.

"Crecimiento vertiginoso"

Los casos de ómnibus quemados en Sao Paulo se dispararon desde junio, cuando estallaron manifestaciones masivas en esa y otras ciudades de Brasil contra el aumento de las tarifas de transporte y por mejoras en el servicio.

Pero Mazloum sostuvo que hay sólo un par de autobuses incendiados directamente por reclamos de la mala calidad del transporte, el hacinamiento o la demora de algunas líneas.

"Es una protesta tonta, porque están quemando ómnibus que van a demorar en ser repuestos. Y ese ómnibus va a hacer falta", dijo.

Indicó que el costo de cada coche oscila entre el equivalente a US$200.000 y US$630.000. Y señaló que como las unidades no suelen estar aseguradas contra incendios, las empresas suman los perjuicios.
"No hay cómo decir que son los propios empresarios que hacen eso", comentó.

Francisco Christovam, presidente del sindicato de empresas de transporte urbano de Sao Paulo, reclamó recientemente una acción policial urgente para detener el fenómeno creciente.

"La demora en capturar y responsabilizar a los incendiarios ha contribuido al crecimiento vertiginoso de ese crimen", sostuvo en una nota publicada en el diario Folha de S.Paulo.

Algunas empresas han llegado a restringir o suspender la circulación de ciertas líneas en respuesta a los ataques, y algunos conductores se han mostrado reticentes a trabajar en zonas de riesgo.

¿Como en París?

El gobierno de Sao Paulo anunció investigaciones para saber si algunos buses fueron quemados por órdenes del crimen organizado, como ocurrió en 2006 en medio de enfrentamientos con la policía.
Pero Aldo Fornazieri, de la Escuela de Sociología y Política de Sao Paulo, dijo que "existe una causa de fondo general que explica un poco esas acciones: el Estado no funciona".

"En sectores de la periferia y la juventud, crece esa idea de que sólo con actos violentos el poder público presta atención a las demandas populares", advirtió.

Sostuvo que a diferencia de lo que ocurrió en 2005 en los suburbios de París, cuando estalló una revuelta de jóvenes inmigrantes que quemaron miles de vehículos durante semanas, en Brasil el fenómeno parece menos concentrado pero puede extenderse más en el tiempo y espacio.

De hecho, en los últimos días hubo casos de autobuses quemados en otras ciudades brasileñas.

La semana pasada, tres ómnibus fueron incendiados en la zona norte de Río de Janeiro, en una protesta por la muerte de un hombre durante un tiroteo entre narcos y policías, según informaron estos últimos.

Y el domingo a la noche se reportaron cinco autobuses quemados total o parcialmente en la región metropolitana de Fortaleza (nordeste), por motivos que la policía busca determinar.

"Va a durar más en el tiempo", pronosticó Fornazieri. "Vamos a ver algunos años de ómnibus quemados, hasta que las condiciones básicas de esas sociedades sean resueltas".