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La nueva fuerza

Argentina y Brasil construyen una alianza regional para hacerle contrapeso a Estados Unidos en el continente. Entrevista con el canciller argentino, Rafael Bielsa.

27 de octubre de 2003

La politica exterior del presidente argentino Néstor Kirchner tiene proyección continental, en una aparente alianza con su colega brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. SEMANA dialogó con el canciller Rafael Bielsa en Buenos Aires para dilucidar ese y otros puntos, como las difíciles negociaciones en el Area de Libre Comercio de las Américas (Alca), el futuro de la integración regional, las posibles divergencias con Estados Unidos y la demora de Colombia en darle el beneplácito al nuevo embajador, el general Martín Balza.

SEMANA: En los últimos días varios medios señalan que hay ciertos roces en la relación bilateral con Estados Unidos -su reciente viaje a Cuba, la suspensión de los ejercicios militares conjuntos Aguila III, la reunión con el presidente brasileño Lula-. ¿Cuál es su opinión?

Rafael Bielsa: Nosotros no tenemos desde el punto de vista oficial ninguna señal de que las relaciones hayan dejado de ser lo que el embajador norteamericano en Argentina calificó la semana pasada como óptimas, en sus palabras. Lo que intentamos es relacionarnos con los demás países, sin que ser amigos de un país signifique hacerse enemigo de otro. Esa no es una fórmula que compartamos. Llevar al terreno de las relaciones internacionales una dialéctica castrense no es la idea de este gobierno.

SEMANA: Luego de la misión argentinobrasileña que medió en la salida al conflicto boliviano, ¿se puede hablar de un liderazgo político y comercial de los dos países a nivel continental?

R.B.: Los liderazgos no se proclaman, porque los liderazgos son como la autoridad, si usted los pide es porque no los tiene. Los liderazgos se obtienen por volumen, concepto, iniciativa, inventiva. Yo no creo que la integración de la Argentina con Brasil, del Mercosur o de éste con la Comunidad Andina, tenga el propósito de que un país lidere o no lidere. En el caso de Bolivia, la cancillería había hecho una propuesta de intervención, y se dio la casualidad de que Lula estaba en Buenos Aires. Eso hizo que la acción fuera conjunta, pero no fue una iniciativa pensada en términos de liderazgo sino en términos de un país hermano que corría el grave riesgo de asistir a un baño de sangre.

SEMANA: ¿Cree que es posible el Alca sin el Mercosur?

R.B.: En este momento hay una crisis generalizada de la institucionalidad internacional. Tenemos las Naciones Unidas, la Otan, el FMI y la Organización Mundial de Comercio en crisis. Esto significa que se van a reformular tanto los órganos como la institucionalidad internacional. Los marcos de una negociación hemisférica como puede ser el Alca también son objeto de negociación, y me parece razonable que los países maximicen su posición de defensa. Desde el punto de vista de la Argentina yo preferiría un Alca que sea beneficioso para la Argentina, con Brasil y no sin Brasil. Ahora, si se espera que nuestros países dócilmente suscriban acuerdos que no son beneficiosos, no lo vamos a hacer.

SEMANA: El ministro de Agricultura brasileño dijo que el Alca podría colapsar. ¿Comparte estos temores?

R.B.: Lo que está diciendo el ministro de Agricultura es un tema central que es el de los subsidios. El Primer Mundo destina aproximadamente 360.000 millones de dólares a subsidios y 56.000 millones de dólares a los planes de ayuda en materia alimenticia, hay una asimetría muy marcada. Esta es una realidad agraviante no sólo para los pueblos que exportan materias primas sino que es una situación muy explosiva de precios internacionales. Desde donde uno lo mire los subsidios deben ser, por lo menos por nuestra parte, cuestionados.

SEMANA: ¿Por qué se ha demorado la aprobación de Martín Balza como nuevo embajador en Colombia? Algunos medios argentinos dijeron que el gobierno de Bogotá estaría molesto por la designación, teniendo en cuenta la trayectoria de Balza como defensor de los derechos humanos. ¿Hay algo de cierto en eso?

R.B.: Aceptar que el gobierno colombiano pudiera molestarse por la designación de Balza porque defiende los derechos humanos equivaldría a aceptar que el gobierno colombiano los viola, y yo no puedo aceptar eso. He hablado en más de una ocasión con la canciller Barco y jamás me ha manifestado preocupación al respecto. La razón de la demora consiste en que, en los procesos de los cuales el general Balza resultó absuelto, queda uno en el que fue desvinculado por prescripción y lo que él pretende es ser desvinculado de la causa, no por prescripción. La demora se debe exclusivamente a esta situación procesal, que tiene que ver con esta legítima pretensión de Balza de resultar desvinculado de la causa. Acaba de terminar esa causa y el martes en la comisión del Senado se tratará el pliego de Balza.