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Bajo la mirada de afiches de Yaser Arafat y de su sucesor Mahmud Abbas, miles de palestinos salieron a celebrar por haberse vuelto el estado número 194 en la Onu. | Foto: AFP

PALESTINA

La nueva era

Con su estatus como estado observador en la ONU, Palestina logra una victoria histórica. Pero no es seguro que las cosas en el Medio Oriente cambien.

1 de diciembre de 2012

Desde la mañana del jueves pasado, las calles de Palestina eran una fiesta. Faltaban horas para que supieran si la Asamblea General de la ONU iba a aprobar su propuesta de volverse un Estado observador. Pero el presidente Mahmud Abbas llevaba meses haciendo lobby y la victoria era segura. Sus deseos se convirtieron en hechos:138 países votaron a favor, nueve en contra y 41 se abstuvieron. El resultado fue celebrado como un paso histórico, una victoria diplomática y un desafío a la política de Israel y Estados Unidos.

Palestina perseguía desde hace décadas el objetivo de establecer en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este un Estado independiente y soberano. Tras el repetido fracaso de negociaciones, Palestina avanzó de forma unilateral. En 2011 sometieron su candidatura como Estado miembro al Consejo de Seguridad. Era una misión imposible, pues ahí Washington veta lo que no le guste.

Con este logro Palestina tiene el mismo estatuto que el Vaticano. Puede participar en los debates en la ONU, ser parte de las agencias internacionales de la ONU e incluso firmar tratados internacionales como el de Roma, que da acceso a la Corte Penal Internacional. Eso le permitiría demandar a Israel por la colonización ilegal de Cisjordania o los excesos en la operación Plomo Fundido en 2008. Los palestinos también se exponen a medidas de Estados Unidos, que podría recortar parte de las ayudas que les dan.

Abbas dijo en la ONU que la decisión es “el certificado de nacimiento del Estado palestino”. El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu calificó el discurso de “mentiroso”. Insistió que “el camino de paz es a través de las negociaciones directas. Y para él es claro que la decisión no cambiará nada sobre el terreno”.

Y probablemente tenga razón. Las 200 colonias israelíes en Cisjordania no van a caer. El bloqueo contra Gaza se va a mantener. La zozobra para los pueblos de los dos países seguirá intacta. Pero esta victoria palestina tiene que ser la oportunidad para volver a hablar, con bases más sólidas y elementos tangibles. Si no, no hay futuro.