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LA PRENSA EN UN BOLSILLO

Robert Hersant quiere devorar todos los periódicos de Francia

10 de febrero de 1986

Odiado por la izquierda y temido por la derecha, Robert Hersant, el tormentoso magnate de la prensa francesa, ha vuelto a convertirse en piedra de escándalo. Impenitente devorador de diarios, semanarios, emisoras de radio e imprentas, Hersant, quien acaba de cumplir 66 años, ha dado ahora un nuevo golpe que ha hecho lanzar gritos de alarma a mucha gente: adquirió el 30 de diciembre pasado, en el más completo secreto (la noticia sólo se conoció el 3 de enero), la totalidad de las acciones de uno de los cotidianos más conocidos del país, Le Progres, de Lyon, el quinto periódico de importancia en Francia, con una circulación de 233 mil ejemplares, y de las otras cinco publicaciones del mismo grupo.
Con esa movida el millonario dará un importante paso en el fortalecimiento de su ya compleja galaxia informativa: controlará 20 diarios de circulación nacional y más de 25 publicaciones periódicas.
En total tres millones de ejemplares: 900 mil corresponden a diarios nacionales (lo que constituye el 38% del conjunto de los cotidianos nacionales) y más de un millón a diarios de provincia (lo que equivale al 19.2% del total de este último rubro).
El grupo Hersant controla, además de los períodicos, treinta emisoras, una agencia de prensa, una red de tipografías, y una agencia de publicidad. Está preparando, por otra parte, el lanzamiento de una cadena de televisión a escala europea.
Tal concentración, que de por sí es una seria amenaza para la libertad de prensa, es por lo demás ilegal, al menos teóricamente. Una norma sobre el pluralismo de los medios de comunicación y la transparencia de sus recursos, instaurada el 23 de octubre de 1984 tras 10 meses de discusiones, establece que ninguna persona natural o jurídica podrá ir más allá de la situación empresarial de aquel momento, o convertirse en propietario a la vez de más del 10% de la prensa diaria nacional y del 10% de los cotidianos regionales. Pero como la ley no tuvo carácter retroactivo el monopolio Hersant, que ya en esa fecha excedía los límites previstos por la norma, no resultó afectado.
Alarmado ante la nueva audacia de Hersant, el gobierno esta vez reaccionó sin demora.
El ministro de Justicia, Robert Badinter, pidió al Tribunal de Paris abrir la respectiva investigación para establecer la violación a la ley; anunció que iniciará los trámites para que el Parlamento Europeo levante la inmunidad de que actualmente goza Robert Hersant como miembro de ese cuerpo, para poder iniciarle una demanda penal.
Robert Hersant no es santo de la devoción de la izquierda francesa ni de importantes núcleos liberales del país. Su pasado político despierta muchas polémicas, a pesar de su corto periodo como senador socialista en los años sesenta. Colaborador de las fuerzas nazis que ocuparon a Francia durante la Segunda Guerra Mundial, Hersant se había iniciado en la política muy joven. A los 16 años hizo parte del Jeune Front un grupúsculo fascista que se especializaba en quebrar las vitrinas de los comerciantes judíos de los Campos Elíseos. Con la liberación muchos colaboradores fueron amnistiados, de suerte que hoy es casi ilegal en Francia invocar el oscuro pasado del magnate, quien en realidad no ha dejado de ser un activo militante de la derecha. En la actualidad, más de 20 miembros de su grupo figuran en las listas de la oposición para los comicios legislativos de marzo próximo.
El ambiente, no obstante, es de escepticismo. No parece probable que el Parlamento Europeo retire la inmunidad a Hersant. Además, el millonario se ha salido con la suya otras veces y-lo que es peor-se avecinan las elecciones francesas, que no van a favorecer del todo a los socialistas. Sin embargo, la pelea promete ser dura. El partido de gobierno ha recogido el guante y está dispuesto a batirse contra lo que Lionel Jospin, secretario nacional del Partido Socialisía, ha llamado la provocación polílica" de Hersant. Quotidien de Paris, de derecha, decía en uno de sus editoriales: "No se trata de dirigir un combate contra Robert Hersant. Se trata de oponer a su poder de influencia exorbitante, fuertes contrapoderes de influencia y de darles a éstos los medios de existir". --