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En Mallorca, una bomba mató a dos guardias civiles en su carro.

ESPAÑA

La serpiente está viva

Los ataques de la semana pasada muestran que la banda terrorista vasca ETA, a pesar de estar debilitada, sigue siendo capaz de hacer mucho daño al cumplir medio siglo de existencia., 105789

2 de agosto de 2009

Cuando los comentaristas españoles todavía celebraban que el atentado de ETA del miércoles en Burgos milagrosamente no había causado muertos, otra bomba del grupo terrorista vasco mató el jueves a dos jóvenes agentes de la Guardia Civil en Mallorca. Pocas horas después, las autoridades desactivaron otro artefacto. Al final de la semana, la conclusión era clara: ETA ha lanzado una nueva ofensiva. Las tres bombas en menos de dos días coinciden con los 50 años de su nacimiento.

"Se trata de un gran atentado fallido, pero especialmente canalla", dijo el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sobre la bomba de Burgos, que pudo haber sido una gran masacre, pero sólo dejó 66 heridos leves. Allí, los terroristas dejaron una camioneta cargada de explosivos frente a una casa cuartel de la Guardia Civil donde dormían 117 personas, de las cuales 41 eran niños. La explosión derrumbó la fachada de 11 de los 14 pisos. En un primer momento, sorprendió que, a diferencia de otros atentados contra civiles, ETA no hizo una llamada de advertencia. Pero los entendidos recordaron que aunque se trataba de una residencia familiar, para los terroristas vascos era una instalación de la Policía. Al día siguiente, en Mallorca, donde los Reyes estaban próximos a aterrizar, la bomba en un carro de la Guardia Civil acabó con la vida de sus dos ocupantes.

Son los últimos episodios de una sangrienta historia que nació en la dictadura de Francisco Franco. Hace medio siglo, un pequeño grupo de estudiantes nacionalistas crearon Euskadi ta Askatasuna (ETA, Euskadi y Libertad), pero sólo en 1968 el grupo cometió su primer asesinato, un policía de tránsito. Desde entonces han sido casi 900 sus víctimas.

Los eventos de la historia no han conseguido que ETA desaparezca, ni la llegada de la democracia a España ni que el País Vasco haya conseguido un amplio estatuto de autonomía desde hace casi 30 años. Como afirmaba hace poco el diario El País, ETA "sobrevive ajena al tiempo y al mundo circundantes, como una reliquia sangrienta en la Europa de otra época en la que la predisposición a matar o morir por la patria o la revolución estuvo bastante extendida; obstinada en ser el último y paradójico residuo del franquismo en que surgió".

En 1992 toda la cúpula fue detenida en Francia y nunca superó del todo ese golpe. El diálogo que había abierto el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero voló por los aires hace dos años, cuando ETA cometió un atentado en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, que mató a dos personas. Desde entonces, su jefatura militar ha sido desmantelada cuatro veces.

Los atentados de esta semana no demuestran fortaleza. "Tienen un gran impacto mediático, pero no añaden cualitativamente nada. Sabíamos que ETA tenía voluntad de continuar porque así lo decidió en un debate interno. Entonces ellos ponen todo el esfuerzo en las actividades terroristas que están en su mano. Lo que consiguen es muy inferior a lo que planean y la situación de la organización terrorista, a pesar de que no parece el mejor día para decirlo, es de mayor debilidad", dijo a SEMANA Florencio Domínguez, periodista de Vasco Press y autor de varios libros sobre la banda terrorista. "En 2000, después de romper la tregua, mató a 23 personas; en 2007 mató a dos. Hay una diferencia en la capacidad de actuar", apunta. A esta altura del año pasado, ETA había perpetrado el doble de atentados.

Hoy, calcula Domínguez, el núcleo de ETA, los miembros que planifican o cometen atentados, no llega al centenar, mientras a finales de los 70 eran cinco veces más. A ellos se suman 750 presos. Pero acabar con un grupo terrorista, incluso cuando está perseguido y debilitado, es muy difícil. Porque para hacer daño a una sociedad, no se necesita más que un puñado de terroristas irredentos. n