Home

Mundo

Artículo

LA VENGANZA DE LOS 'NERDS'

STEVE FORBES, UN NIÑO RICO Y SIN EXPERIENCIA POLITICA, ESTA HACIENDO ENTRE LOS REPUBLICANOS ESTRAGOS DIGNOS DE UN NUEVO ROSS PEROT

4 de marzo de 1996

Pocas campañas por la candidatura del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos habían sido más aburridas que la actual. No podía ser de otra forma, teniendo en cuenta que desde hace muchos meses el senador Bob Dole había alcanzado una estable aura de invencibilidad no tanto por sus virtudes (tieneuna imagen envejecida y poca presencia ante las cámaras), sino porque sus adversarios simplemente no habían estado a la altura. De hecho, la negativa del general Colin Powell a intentar la candidatura dejó a los norteamericanos sin un héroe y al partido sin un animador. Entre tanto, Lamarr Alexander, Phil Gramm, Pat Buchanan y Charles Lugar, otros en liza, nunca pudieron levantar cabeza en las encuestas. El certamen del Grand Old Party parecía encaminado a una convención de bostezo.Pero es que nadie contaba con Steve Forbes, el multimillonario heredero de la fortuna de Malcolm Forbes y dueño de la revista económica de su nombre. Con una imagen de nerd y niño rico adquirida con toda justicia, Forbes irrumpió en la competencia con todo el peso de su total independencia económica. Sin preocuparse por conformar una organización electoral, Forbes lanzó una campaña de avisos de televisión en la que acusó a Dole de engañar a los votantes, de haber aprobado el aumento de pensiones legislativas y de votar para aumentar los impuestos 14 veces en los últimos 16 años, entre otras perlas. Al mismo tiempo, Forbes comenzó a llamar la atención de los medios con una idea asombrosamente simple: eliminar el sistema tributario en bloque y sustituirlo por un impuesto único del 17 por ciento para todas las rentas superiores a 36.000 dólares al año. Como consecuencia desaparecerían los impuestos a las ganancias del capital, pero se eliminarían las deducciones por pagos hipotecarios y por contribuciones filantrópicas.Forbes defiende su propuesta con el argumento de que su reforma despejaría el panorama de inversión y bajaría los intereses al entrar al mercado cantidades enormes de capital de inversión. "Elimínese el código impositivo y con ello se neutralizará el poder de los políticos de Washington. Con un impuesto único los estadounidenses podrán ahorra más, todos progresarían", dice. La propuesta de Forbes y su ofensiva publicitaria le hicieron tanto daño a Dole como su pesada e insegura respuesta al discurso sobre el estado de la Unión entregado por el presidente Bill Clinton. Una cosa y otra llevaron a que se iniciara un lento declive de la aceptación popular del hasta entonces seguro ganador. Desde mediados de enero las encuestas comenzaron a registrar a Forbes como segundo, y en un foro televisado realizado en Des Moines, Iowa, resultó evidente que todos los candidatos escogieron atacar a Forbes antes que a Dole, quien entonces todavía aparecía en un claro primer lugar. Y las críticas que le hicieron eran previsibles, como la de que es un niño rico y consentido,muy alejado de las dificultades de la gente. Que no conoce el ambiente de Washington, que sus ideas en materia económica son 'insólitas' y 'peligrosas'. Que su capacidad para gastarse, como la semana pasada, 12 millones de dólares de su bolsillo para comerciales de televisión amenaza desnaturalizar la democracia. Esos son argumentos que recuerdan la campaña presidencial anterior, cuando fueron aplicados a otro 'recién llegado', otro personaje apoyado en sus millones y en su lejanía con la clase política: Ross Perot. Sin embargo, las semejanzas son superficiales, porque mientras Forbes basa su campaña en sus ideas, Perot lo hacía sobre su personalidad. Así que, como dijo el experto Frank Luntz, "contra Ross atacaban a la figura, contra Forbes atacan al programa". Se trata de ideas de un optimismo reaganiano que suenan bien, simplistas y efectistas en el lema político, pero que son atacables desde el punto de vista de los beneficios exagerados e inmediatos para los ricos. Pero lo cierto es que esas ideas, su actitud de nerd rígido y arrogante, y su dinero para comprar tiempo de televisión, han puesto ya a Steve Forbes en el primer lugar de la carrera. Nada garantiza que consiga finalmente la candidatura republicana, pero su presencia ha despertado a los republicanos, que entre otras cosas, parecen a la zaga de las crecientes posibilidades de reelección de Bill Clinton.