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Las incómodas dudas sobre los rebeldes libios

Occidente prepara a la oposición para suceder a Gadafi, pero no ha conseguido disipar los temores a un ascenso de los islamistas violentos.

Alianza BBC
1 de junio de 2011

¿Son los rebeldes libios demócratas?, ¿está apoyando Occidente a islamistas violentos? Estos recelos, que rondan a los expertos en inteligencia desde el inicio del conflicto hace tres meses, han cobrado fuerza conforme se consolida la apuesta por ellos como alternativa a Muamar Gadafi.

Desde que estallaron los combates, los opositores libios han ganado un creciente reconocimiento internacional como los legítimos representantes del pueblo libio.

Aunque los rebeldes no han realizado grandes avances militares, las potencias han declarado su intención de continuar apoyándoles hasta que Gadafi abandone el poder.

Este decidido sostén se ha hecho a sabiendas de que Occidente se estaba aliando con algunos de sus antiguos enemigos.

Libia fue el primer exportador per cápita de combatientes extranjeros a Irak, según documentos internos de al-Qaeda hechos públicos por Estados Unidos. La mayoría de estos milicianos procedía del este libio, el feudo de los rebeldes anti-Gadafi, como han alertado los críticos de este "pacto anti-natura".

Pero ése no es el único reparo. Las voces escépticas señalan que las fuerzas rebeldes son una amalgama de milicias, algunas como la Brigada 17 de Febrero integradas por un número estimado de 2.000 combatientes, que no responden a un mando único.

Otra facción que preocupa a los militares occidentales es el Grupo Islámico de Lucha de Libia (GILL), una guerrilla surgida en los 90 que luchó por establecer un gobierno islamista en Libia y que ha sido asociada a al-Qaeda, aunque ellos rechazan todo vínculo.

Con estos actores, la Libia post-Gadafi, señalan los críticos, podría acabar sumida en una larga guerra al igual que Irak tras la caída de Sadam Hussein.

El investigador del centro FRIDE (Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo), Barah Mikail, advierte que será muy difícil integrar a facciones como el GILL o a las tribus de la zona desértica del centro y sur y recuerda que ni siquiera Gadafi ha ejercido durante su gobierno un control efectivo sobre esas partes del territorio.

Mikail desconfía de las conexiones que pudiera tener el GILL. "En el pasado sus líderes se distanciaron públicamente de al-Qaeda pero la intención de esas declaraciones era evitar ser reprimidos por Gadafi".

"Valores occidentales"

Otro buen conocedor de Libia, el ex embajador británico Richard Dalton, cree que en ese nuevo período sería probable un escenario de desorden transitorio, alta criminalidad y ajustes de cuentas.

"El gobierno rebelde de Bengasi es consciente del problema de las milicias islamistas y asesores extranjeros están ayudándoles a integrarlos", asegura a BBC Mundo Dalton, que se ha entrevistado en Bengasi con los miembros del Consejo Nacional Transitorio (CNT), compuesto por abogados, doctores, académicos y empresarios del este de Libia y liderado por el ex ministro de Justicia de Gadafi.

El diplomático británico cree que, en todo caso, las milicias no tienen suficiente poder como para plantear una oposición armada.

Dalton también resta importancia a las cifras de yihadistas libios en Afganistán o Irak. "En realidad son cifras bastante pequeñas en comparación con la población de Libia", valora.

"Aunque la mayoría de los libios se opuso a determinadas políticas de EE.UU. en Medio Oriente, la mayoría del pueblo libio comparte los valores occidentales y quiere que triunfe una revolución similar a la de sus vecinos, Túnez y Egipto", afirma el ex embajador, destacado en Libia entre 1999 y 2003.

"En La Libia post-Gadafi habrá partidos islamistas, por supuesto", reconoce, para luego matizar: "pero eso no indica que vayan a ser extremistas".

Reconocimientos

Ese voto de confianza que Europa y Estados Unidos han puesto en los líderes de Bengasi les ha llevado a prepararles para tomar próximamente las riendas de Libia.

Países como Francia, Italia o Qatar han reconocido oficialmente al CNT, cuyos representantes buscan esa declaración como paso previo a la obtención de financiamiento.

Aunque ni Estados Unidos ni Reino Unido han adoptado una decisión similar, sí les han ofrecido la apertura de oficinas diplomáticas en Washington y Londres.

"El reconocimiento es una formalidad que no impide que colaboremos estrechamente" afirma el ex embajador Dalton.

Por otro lado, altos representantes de EE.UU. y la Unión Europea han visitado recientemente Bengasi. La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, abrió hace diez días una oficina de la UE en Bengasi.

Pero la duda sobre si Occidente está arriesgando demasiado al fortalecer a la oposición libia persiste, así como el miedo a que se repitan episodios del pasado en que sus aliados acabaron convirtiéndose en enemigos.