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Látigo al periodismo

Se agudiza la disputa de Chávez con la prensa. El canal ‘Globovisión’ y el diario ‘El Nacional’ son las primeras víctimas de sus amenazas.

13 de agosto de 2001

El presidente venezolano Hugo ChAvez parece enfurecerle que sus antiguos aliados le den la espalda. No soporta que le critiquen sus fracasos y mucho menos que lo hagan públicamente. Y ahora sus iras se dirigen contra la prensa, el único poder que le queda por controlar para ponerlo al servicio de su proyecto “revolucionario”.]

Siempre ha atacado a los medios y al sector privado, que han sido escépticos sobre su gestión, pero nunca como ahora sus amenazas han puesto en peligro la libertad de expresión de los venezolanos.

La gota que rebasó su paciencia fue el cubrimiento del canal Globovisión de la protesta que realizaron el 29 de septiembre los taxistas de Caracas por los asesinatos de los que son objeto. Uno de los manifestantes declaró exageradamente que los delincuentes habían asesinado a nueve taxistas, lo que la televisora corrigió media hora después. Pero ello no evitó las iras del presidente, quien cumplió su amenaza a las radios y televisoras de revocarles el permiso si seguían “manipulando” la información. Dicho y hecho, una semana antes de regresar de su viaje ordenó al Consejo Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) abrir un proceso administrativo sancionatorio contra Globovisión.

La querella gubernamental contra Globovisión puede derivar en castigos como multas o suspensión de la transmisión del canal informativo. El director general de éste, Alberto Federico Ravell, un hombre discreto que ha puesto su empresa a transmitir todos los actos del gobierno y los discursos del mandatario sin mezquindad a riesgo de parecer un canal oficial, se convierte en la primera víctima de la intolerancia. Ravell ha calificado de política la acción emprendida contra Globovisión. “Vamos a hacer todo por la vía legal, pero si la decisión no es legal, sino política, el país decidirá qué actitud toma con una decisión como esa”, ha declarado en su defensa luego de que el mandatario ofendiera a su padre por haber combatido contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

El caso de Globovisión ha causado consternación en los organismos internacionales y nacionales. Asdrúbal Aguiar, representante del Bloque de Prensa Venezolano, dijo a SEMANA que la acción busca amedrentar a los medios de comunicación. Aguiar expondrá ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el 12 de noviembre, los procesos abiertos no sólo contra Globovisión sino también contra el canal cultural Vale Tv. Allí esgrimirá las normas sobre libertad de expresión de la Comisión Interamericana que “condena la utilización del poder del Estado, entre otras modalidades a través del otorgamiento de frecuencias de radio y televisión, con el objetivo de presionar y castigar o privilegiar o premiar a los medios de comunicación o comunicadores, en atención a las líneas informativas del propio Estado”, para solicitar un amparo a favor del canal informativo.

‘El Nacional’

A su regreso a Caracas, y no satisfecho con la acción iniciada contra Globovisión, el mandatario dedicó sus discursos para descargar ‘plomo’ contra el diario El Nacional porque no le gustó que resaltara las declaraciones más noticiosas que dio durante su viaje. Su “látigo”, como él mismo anunció, se fue contra Miguel Henrique Otero, director y dueño de El Nacional, a quien calificó de “mentiroso” y de “mancillar” supuestamente el nombre de su padre, el escritor Miguel Otero Silva.

En sus ataques al diario también ha involucrado a Alfredo Peña, ex director de El Nacional y actualmente alcalde metropolitano de Caracas, a quien le ha puesto el mote de ‘Frijolito III’, en memoria del caballo de Henrique Salas Römer, el candidato que rivalizó con Chávez en las elecciones presidenciales de 1998. El mandatario ha culpado al diario de promocionar la presunta candidatura de Peña y de pertenecer a la oligarquía. Pero lo que le enfurece es que tanto Otero como Peña lo apoyaron en la campaña electoral de 1998 y ahora le han dado la espalda.

Otero dijo a SEMANA que siente pena por Chávez y por la pérdida que ha sufrido el país. “Yo era uno de los que decía que había absoluta libertad de expresión en comparación con gobiernos anteriores. Pero eso era el pasado. Ahora sí están utilizando procedimientos que persiguen la autocensura”, expresó.

Tras la querella de Globovisión el peligro que ve Otero es que el gobierno intentará utilizar amenazas y chantajes más directos contra los medios de comunicación, como los impuestos y los juicios prescritos. “La Constitución permite al Tribunal Supremo de Justicia reabrir casos cerrados en nombre del interés nacional. De allí que con eso puede amenazar a los medios con juicios anteriores, ejemplos, de los diarios Ultimas Noticias y El Universal”.

Para responder la acusación de Chávez de que El Nacional promueve una eventual candidatura de Peña, Miguel Henrique Otero se pregunta: “¿Quién va a estar propiciando candidaturas para dentro de cinco años? Por favor, eso es absolutamente ridículo. Eso es buscar fantasmas. Lo que hay que hacer es respetar las instituciones. Aquí el único que se comporta como un candidato permanente es Chávez”.