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Los estudiantes ocuparon durante ocho horas la sede del congreso. | Foto: AP

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Legisladores chilenos prometen apoyar plebiscito sobre educación

Los parlamentarios debieron ratificar el compromiso con su firma después de que los estudiantes ocuparon el Congreso por más de ocho horas.

21 de octubre de 2011

Decenas de estudiantes desalojaron voluntariamente la sede del Congreso, que ocuparon durante ocho horas, luego de obtener la promesa de parlamentarios de oposición de presentar un proyecto de ley para establecer un plebiscito vinculante.

Los manifestantes abandonaron el edificio legislativo el jueves por la noche después de sostener una larga asamblea en la cual los diputados y senadores tuvieron que ratificar el compromiso con su firma, ante la evidente desconfianza que los jóvenes tienen tanto de las autoridades del ejecutivo como del legislativo.

Hace casi seis meses un fuerte movimiento estudiantil presiona por cambios profundos a la educación, y según coincidentes encuestas tienen el respaldo del 80% de la ciudadanía.

Los manifestantes ingresaron a la sede legislativa temprano y transmitieron la acción por internet, además de convocar a "todos los que puedan venir afuera del Congreso". Unas 600 personas los esperaban en las afueras del edificio, aislado con rejas policiales y fuerzas antimotines.

Decenas de personas intentaron sobrepasar las rejas para acercarse y proteger a los ocupantes, pero fueron repelidos por chorros de agua.

El ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, anticipó que se querellará contra los manifestantes por "amenazas a un Ministro de Estado" y por "perturbación al trabajo legislativo".

Cuando la sede del Congreso fue ocupada, en su interior sesionaba la subcomisión de Presupuesto de Educación, con la asistencia del ministro de Educación Felipe Bulnes, senadores y un par de rectores universitarios.

En medio de gritos, tres jóvenes se subieron a la mesa en torno a la que estaban sesionando y desplegó un gran lienzo que decía "Plebiscito ahora".

El senador opositor Carlos Montes pidió a Bulnes que se retirara del lugar, y cuando se paró para hacerlo, se encontró con decenas de personas que lo enfrentaron con gritos. Un joven rompió un vidrio y varios lanzaron monedas al ministro que se tropezó al salir.

El presidente del Senado Guido Girardi, de oposición, prometió a los ocupantes que no serían desalojados, por lo que fue muy criticado por parlamentarios oficialistas.

Hinzpeter dijo que se comunicó con Girardi para ofrecerle la presencia de la policía, pero "lamentablemente el señor Girardi ha desestimado esta opción".

Los ocupantes exigen una reforma constitucional para que se puedan realizar plebiscitos vinculantes, para que sea la ciudadanía la que resuelva en torno de las demandas del movimiento estudiantil, que hace casi seis meses protesta por una educación gratuita y de calidad.

La constitución chilena establece el plebiscito en casos muy restringidos, como divergencias entre el Legislativo y el Ejecutivo.

"Plebiscito ahora", "Educación gratuita" y "Las madres movilizadas también somos golpeadas", rezaban algunos de los carteles que sostenían los manifestantes, frente a la cámara.

La ocupación se produjo pocas horas después de que la policía antimotines desalojó violentamente desde las tribunas del Congreso, en su sede oficial del vecino puerto de Valparaíso, a decenas de jóvenes que asistían a una sesión de la Cámara de Diputados que debatía el derecho de los ciudadanos a manifestarse.

El movimiento estudiantil es liderado por los 25 dirigentes de las universidades estatales, que también exigen que los parlamentarios no tramiten en el Congreso proyectos de ley relacionados con la educación, porque ellos no participaron en su elaboración.

Además, demandan el fin del lucro en establecimientos que reciben aportes estatales y educación superior gratuita.

La rebelión estudiantil tuvo alta recepción en la sociedad civil, que ha sumado a las demandas de los jóvenes pedidos largamente postergados como cambios en la administración de los fondos de pensiones, en el modelo económico neoliberal y mayor participación democrática.

El conflicto hizo caer la popularidad del presidente Sebastián Piñera a entre un 20 y 30%, según distintas encuestas.

AP