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LLORA MOSCU

Rusia entró en trance después del asesinato, por razones económicas, de su más popular periodista y animador de televisión.

3 de abril de 1995

VLADISLAV LIÇTYEV, DE 38 años, era el personaje más popular de la televisión rusa, a la que había quitado el ambiente aburrido de los años soviéticos. Pero eso no evitó que cayera asesinado en el zaguán de su apartarmento en el centro de Moscú el primero de marzo, el primer día de la primavera.
Vlad, como le llamaban sus amigos, se inició en la radio, pasó a la televisión donde durante los años de la perestroika dirigió el programa Opinión, dirigido a la juventud. Animador de programas de juegos y concursos, entrevistador, periodista multifacético, era querido por todos los televidentes. Pero en enero de 1995 Lictyev fue nombrado director de la Televisión Pública Rusa, la nueva compañía televisiva, y ahí comenzó su calvario.
Porque todo indica que Vlad fue asesinado por motivos económicos, no periodísticos. La Televisión Pública Rusa, fundada a fines de 1994, se convirtió en la sociedad de economía mixta Ostankino, propietaria del principal canal de televisión ruso que abarca más de 250 millones de televidentes, pues continúa llegando a los territorios de la antigua Unión Soviética.
Según el decreto presidencial. el 51 por ciento de las acciones se mantuvo en poder del Estado, y el 49 por ciento restante se distribuyó entre los principales bancos -Menatep, Stolichni, Rissiiski Creclit, Inkombank-, y también las más importantes empresas del país como Aeroflot, las automotrices Autovaz, Loqovaz y el gran monopolio del gas Gasprom.
Junto con varias firmas privadas la publicidad era manejada por un consorcio en el cual también participaba Ostankino, llamado 'Holding Reklama'. Este compraba al canal todo el tiempo de emisión y luego lo vendía, haciendo pingues ganancias. Según las estimaciones de expertos, la publicidad en el año 1995 vale unos 170 millones de dólares.
Una semana antes del asesinato, el consejo de la nueva empresa había tomado la decisión de eliminar los avisos del primer canal a partir del primer día de transmisiones de la nueva empresa, el primero de abril. Aunque dicha medida no iba a ser permanente, tenía como objetivo 'limpiar' el negocio de los avisos televisivos.
"Nos cruzamos en el camino de alguien", -dijo Aleksandr Yakovlev, presidente del consejo directivo de televisión Pública Rusa-. "Si antes Holding Reklama recibía un millón de dólares por nles, y luego de los cambios la suma subió a ocho millones, alguien se estaba metiendo la diferencia en el bolsillo".
La muerte del periodista ha dejado a Rusia en estado de shock.
De una u otra manera, toda la culpa recae sobre el gobierno de Boris Yeltsin. Este se dirigió a Ostankino apenas conoció la noticia. Y, fiel al más rancio estilo soviético, despidió a dos funcionarios responsables de la seguridad de la ciudad.
El viernes, una romería de miles de personas desfiló por Ostankino para despedir al periodista muerto. Era el duelo de millones de rusos, que no sólo lamentaban la pérdida de su querido animador y periodista, sino que se preguntaban quién será el próximo.