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Los amos del universo

En su 50 aniversario, la conferencia de Bilderberg reunió en Italia a los hombres más poderosos. Muchos creen que decidieron el futuro de la política mundial.

13 de junio de 2004

La llaman la "madre de las conspiraciones" pero, como todos los años, la reunión de Bilderberg pasó inadvertida en los grandes medios de comunicación estadounidenses. Sólo la cadena británica BBC, unos cuantos periodistas independientes y los sitios de Internet dedicados a ovnis y temas paranoicos se preguntaron por qué 130 de las más grandes personalidades del mundo político, financiero y corporativo de los dos lados del Atlántico se dieron cita entre el 4 y el 7 de junio en el Grand Hotel des Isles Boromeses en Stressa, Italia, justo unos días antes de la reunión del Grupo de los Ocho.

Este año Bilderberg celebra 50 años de existencia y con las bodas de oro han aumentado las acusaciones de que el grupo decide el destino del mundo para beneficio de los intereses de los poderosos, a escondidas de la opinión pública. En la lista de invitados de este año figuran varios miembros de la realeza, banqueros, primeros ministros, mandatarios, los Rockefeller de siempre y los presidentes de Unilever, Nokia, Deutche Bank, The Washington Post Company, el grupo Prisa... y Henry Kissinger y Kenneth Clarke, luminarias del comité organizador. También hay nombres nuevos: John Edwards, que se convertiría en el próximo vicepresidente de Estados Unidos de ganar John Kerry; Belinda Gates, esposa de Bill Gates; el nuevo presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, y los neoconservadores que mandan la parada en Washington como Richard Perle y Donald Rumsfeld.

También se especula que George W. Bush pudo haber pasado por Bilderberg un par de horas el 5 de junio, tras su visita al Papa en Roma y antes de su llegada a Francia para la celebración de los 60 años del desembarco de Normandía. Así sucedió en la reunión de 2000 con Bill Clinton y en 1998 con el primer ministro británico Tony Blair.

Bilderberg es diferente de las cumbres de organismos internacionales por su carácter privado. Los hacedores de políticas de los países más desarrollados se reúnen con una cantidad de invitados de la élite corporativa, mediática y de la realeza, que en los otros foros no tienen derecho de incidir directamente en las decisiones públicas. Pero la característica más perturbadora es el hermetismo que le da a Bilderberg la mística de cualquier sociedad secreta. Los participantes pactan no contar nada de lo que se discute en las reuniones y ningún periodista cubre el evento. En las actas confidenciales que levantan tienen por regla no poner nombres.

SEMANA intentó contactar a seis intelectuales que asistieron a la última reunión y ninguno quiso comentar nada al respecto. El presidente del Instituto Francés de Relaciones Internacionales Thierry de Montbrial, un asiduo participante de a las reuniones de Bilderberg, sugirió a esta revista que sobre ese tema era mejor dirigirse a la sede de la organización en los Países Bajos. Sorprendentemente, la organización privada más poderosa del mundo no tiene página de Internet. Un mensaje de voz pide que se deje un mensaje y eso es todo. La vocera de Bilderberg en Holanda, Maja Banck, no quiso responder un cuestionario sobre el organismo por correo electrónico, pero puso a disposición de SEMANA la lista de invitados y un breve comunicado de prensa.

El comunicado informa que la conferencia lleva el nombre del hotel holandés donde se realizó por primera vez en 1954. "Esa reunión pionera nació de la preocupación expresada por los ciudadanos más importantes de ambos lados del Atlántico de que Europa oriental y Norteamérica no estaban trabajando juntos para la resolución de problemas de importancia crítica. Sentían que una serie de discusiones regulares y confidenciales ayudarían a un mejor entendimiento de las complejas fuerzas y tendencias que afectaban a las naciones occidentales en el período de la posguerra".

El comunicado omite decir que Bilderberg fue promovida por el príncipe Bernardo de Holanda, que tenía afinidades con el nazismo.

Según el documento, la agenda de discusión de la reunión de Italia se centró en la política de Estados Unidos, Irak, Oriente Medio, geopolítica europea, la Otan, China, los problemas económicos y la energía.

La derecha libertaria de Estados Unidos cree que Bilderberg, junto con otros grupos como los iluminati y los judíos, está detrás de una conspiración para que se acaben los estados nación y se cree un gobierno mundial neocomunista. En Yugoslavia líderes serbios creen que Bilderberg estuvo detrás de la guerra que llevó a la caída de Slobodan Milosevic. En el mundo árabe se habla de un plan para neutralizar a los palestinos diseñado en Bilderberg. La izquierda y los grupos antiglobalización denuncian a Bilderberg como el lugar donde las multinacionales imponen su agenda a los diferentes gobiernos. ¿Qué tanto de verdad hay en estas teorías?

Se sabe que los participantes de Bilderberg promueven la globalización y creen que la idea de soberanía nacional es algo anticuada. Fue en Bilderberg donde se comenzó a hablar de la unión de Europa occidental y de la creación del euro. La impresión de Will Hutton, antiguo editor de The Observer y quien asistió en 1997, es que se trata de un espacio libre de las prevenciones de estar bajo el escrutinio público donde se crea un consenso informal que define la agenda de los foros que vienen después, como el G-8 y la reunión de la OMC.

Obviamente, los invitados a Bilderberg tienen mucho poder y de algún modo deben influir en la agenda internacional. Pero esto no quiere decir que la imagen de una conspiración que domina el mundo en la sombra sea del todo cierta. "No dudo que tenga un impacto en los asuntos políticos y económicos del mundo. Hombres y mujeres con riqueza y poder han tenido influencia durante siglos. Pero esto no quiere decir que Bilderberg sea una conspiración peligrosa. Al igual que el Consejo de Relaciones Internacionales y la Comisión Trilateral, estas organizaciones concentran poder que les da forma a los eventos. No obstante, no se está rompiendo la ley o usando tácticas ilegales", dijo a SEMANA Robert Goldberg, experto en teorías de conspiración.

En todo caso no deja de molestar que grupos como Bilderberg prueben que la imagen de que se vive en democracias en donde las decisiones las toman los ciudadanos del común para beneficio propio y de sus naciones y sin presiones externas es errada. Las grandes corporaciones y los poderosos del mundo tienen intereses personales en políticas como la apertura de mercados o, incluso, la declaración de una guerra. Estos foros les permiten hacer valer su poder para lograr que las políticas internacionales se ajusten a sus objetivos. Por su parte, los presidentes de las grandes cadenas de prensa, que deberían denunciar esa situación, van vestidos de Armani a Bilderberg y hacen votos de silencio.