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LOS DEFENSORES

Los abogados de Noriega e Imelda contraatacan acusando a Bush y al ejército de E.U.

7 de mayo de 1990

La semana pasada regresaron al foco de las noticias dos procesos judiciales que llaman la atención de millones de personas alrededor del mundo. Uno es el juicio que se le sigue en la Florida al general panameño Manuel Antonio Noriega quien fuera puesto preso por las fuerzas invasoras norteamericanas en diciembre pasado y trasladado a Estados Unidos, donde se le mantiene confinado desde entonces para ser juzgado por actividades relacionadas con el narcotráfico. El otro es el juicio contra Imelda Marcos, a quien el Estado norteamericano acusa de malversar sumas millonarias del tesoro nacional de su país, las Filipinas.
Lo que llamó la atención de los observadores internacionales en relación con el caso de Noriega, es la ofensiva desplegada por sus abogados y apoyada por un antiguo procurador general del país, según la cual la acción militar norteamericana en Panamá fue tan "horrenda y escandalosa" y "tan ilegal e inmoral", que sobrepasó cualquier crimen que el general hubiera podido cometer.
"Esta es una situación única", dijo Frank Rubino uno de los abogados del equipo de la defensa."Es la primera vez que los Estados Unidos han invadido y arrasado un país para arrestar a un hombre". Con el apoyo del testimonio de Ramsey Clark, antiguo procurador general del país, y de fotografías de los daños civiles, Rubino afirmó que lo que se había presentado en Panamá era un verdadero "holocausto", injustificable desde todo punto de vista.
El testimonio de Clark, quien encabeza un grupo independiente que ha condenado la invasión norteamericana como"ilegal", describió en forma prolija los extensos daños causados a la ciudad de Panamá, especialmente en el populoso sector de El Chorrillo y nombró numerosas bajas civiles que, según afirmó, había podido ver poco después de la invasión. Aunque las fuentes oficiales norteamericanas afirman que 314 militares panameños y 202 civiles perecieron en la acción, muchos afirman, con Ramsey Clark entre ellos, que los muertos civiles superaron ampliamente los 2.000, y hay quienes hablan de mas de 7.000 víctimas.
En su respuesta escrita, el fiscal Dexter Lehtinen puso en duda la idoneidad del estudio del grupo de Clark y afirmó que cualquier cosa que las tropas norteamericanas hubieran hecho en Panamá es completamente irrelevante en el caso de Noriega.
Lehtinen agregó que las mociones de la defensa buscan "enredar el proceso en cuestiones de política exterior y estrategia militar".
Se trató de la última de las múltiples escaramuzas jurídicas que deberán enfrentar las partes antes de que se lleve a cabo la audiencia final, que está fijada para el 28 de enero de 1 991 .

IMELDA Y BUSH
Sobre la misma costa, pero en el extremo norte del país, otro extranjero está siendo juzgado en cortes norteamericanas. Se trata de la señora Imelda Marcos, viuda del dictador de Filipinas, Ferdinando Marcos. En un proceso que parece llegar a los extremos de lo pintoresco, la Marcos está siendo representada por Gerry Spence, un abogado reputado como uno de los mejores litigantes penales del país pero que, con su sombrero campesino y sus maneras chabacanas, está interviniendo por primera vez en un juicio en Nueva York. La acusación que enfrenta es haber defraudado por lo menos 222 millones de dólares, de los cuales habría invertido 140 millones en finca raíz en Manhattan
La argumentación de la defensa hizo levantar las cejas a más de un observador. Segun Spence, los actos de la señora Marcos -quien, según afirmó, no sabía nada de los manejos financieros de su esposo-, se llevaron a cabo con pleno conocimiento y hasta con la cooperación de los Estados Unidos .
Spence no quiso contestar los cargos según los cuales los Marcos habían estado sacando dinero de su país durante 15 años, y lo justificó diciendo que ello era necesario "por si acaso el comunismo se apoderaba del país". En relación con la compra de cuatro edificios de primera en la exclusiva isla de Manhattan, en Nueva York, dijo que el propio George Bush les había aconsejado en junio de 1981, al saber que ellos planeaban invertir el dinero en Libia.
Como sucede en el caso de Noriega, Spence aspira a demostrar que la señora Marcos no tiene ninguna posibilidad de un juicio justo, pues desde su derrocamiento en 1986 los medios de comunicación se han dedicado a pintarla como una mujer sin escrúpulos, una dilapidadora impenitente capaz de gastar millones de dólares en miles de pares de zapatos. Pero para Spence eso no es malo. No sólo la mayoría de los pares le fueron como sus joyas, regalados por gobiernos extranjeros y por fabricantes nacionales, sino que su gusto por esa prenda viene de la época en que la futura primera dama tenía que andar sin zapatos "en los barrios pobres de Manila".