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Hasta ahora el "juicio del siglo" en Brasil no ha salpicado a Lula.

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Los dos presentes antagónicos de Lula

De un lado un Luiz Inacio Lula Da Silva respetado y muy popular; del otro, un expresidente cuyos aliados enfrentan escándalos de corrupción. ¿Cómo queda el legado del exmandatario brasileño?

Alianza BBC
12 de noviembre de 2012

A cualquiera que lea las noticias de Brasil en estos días podría parecerle que en el país hay dos expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva, uno antagónico del otro.

De un lado está el Lula popular, que tras una dura batalla contra el cáncer logró que su candidato fuese electo alcalde de Sao Paulo contra varios pronósticos y que muchos quieren que vuelva a presidir Brasil.

De otro lado está el Lula cuyos exaliados acaban de ser condenados por corrupción en un juicio que para algunos puede afectar su legado como gobernante y al que ciertos rivales ahora piden a la fiscalía investigar.

Claro que en política a menudo las cosas se plantean en blanco o negro y en realidad admiten muchos matices, pero según analistas este presente peculiar abre una incógnita sobre el porvenir de Lula, uno de los políticos más populares de América Latina.

"Él vive un momento de impasse desde el punto de vista del futuro, sobre todo a corto plazo", dijo Marco Antonio Teixeira, un experto en ciencia política de la brasileña Fundación Getulio Vargas, en diálogo con BBC Mundo.

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Teixeira sostuvo que un factor de incertidumbre es lo que pueda pasar en el final del juicio del mensalão o "gran mensualidad" sobre la compra ilegal de votos en el Congreso durante el primer gobierno de Lula (2003-2007).

El Supremo Tribunal Federal (STF) brasileño, que desde agosto lleva adelante el llamado "juicio del siglo", ya declaró culpables a decenas de acusados por diferentes delitos, varios por corrupción y asociación para delinquir.

Entre ellos hay gente que tuvo la total confianza de Lula, como su exministro de la Presidencia, José Dirceu, el expresidente del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), José Genoino, y el extesorero del PT, Delúblio Soares.

Dirceu fue condenado el lunes a 10 años y 10 meses de prisión por la compra de apoyo político.

Mientras aguardan la definición de más penas, el STF ya indicó que al hombre considerado "operador" del esquema ilegal, el empresario Marcos Valério, pueden caberle hasta 40 años de cárcel.

Lula siempre negó conocer la existencia de un esquema ilegal de compra de votos y nunca fue acusado por la fiscalía, ni juzgado por el STF, ni señalado como presunto responsable por sus rivales en el pasado.

Sin embargo, cinco diputados y senadores opositores le pidieron la semana pasada a la Procuraduría General investigarlo por sospechas de que el expresidente pudo estar involucrado en el "mensalão".

El pedido "está en análisis del gabinete del procurador general" que debe determinar si lo acepta, pero no hay un plazo para eso, le informó a BBC Mundo el servicio de prensa de la Procuraduría.

Cuestión de votos

Cristiano Noronha, analista político de la consultora Arko Advice, con sede en Brasilia, sostuvo que "la oposición intenta de alguna forma crear algún desequilibrio para Lula porque vio que todavía le causa problemas".

Aludió en particular a la apuesta que el expresidente hizo con su candidato para las elecciones municipales en Sao Paulo, Fernando Haddad, que al principio era resistida dentro del propio PT.

Después que médicos declararan en remisión total su cáncer de laringe en marzo, Lula, de 67 años, hizo campaña activa por Haddad y en octubre logró que su partido recuperase el control de esa ciudad, la mayor de Sudamérica, aunque perdió en otras importantes como Fortaleza o Salvador.

Muchos creen que además de ratificar la vigencia de la enorme fuerza electoral de Lula, su respaldo al exministro de Educación de 49 años demostró su voluntad de renovar el PT.

Teixeira dijo que todo indica que Lula trabajará además por la reelección de la presidenta Dilma Rousseff en 2014 si ésta decidiera buscarla, como él mismo ha dicho. Pero agregó que de lo contrario Lula podría postularse para volver al cargo.

"Por eso existe una preocupación grande de la oposición para que el juicio del mensalão pueda alcanzar al expresidente, para debilitarlo", expresó Teixeira, y agregó que por ahora el efecto político del caso es menor a lo previsto.

"Experiencias aprendidas"

Exobrero y exsindicalista, Lula dejó la presidencia con 30 millones menos de pobres en Brasil y una popularidad récord.

Encuestas publicadas este año antes del juicio decían que una mayoría de brasileños aún preferían su candidatura para 2014, incluso cuando Rousseff tiene amplios índices de aprobación.

En medio de este panorama, Lula prevé partir esta semana en gira por África e India para reunirse con jefes de Estado, dirigentes sindicales, líderes sociales y empresarios.

"No tengo derecho a quedarme en casa mientras sé que, con las experiencias aprendidas durante el combate al hambre y la miseria que tuvimos aquí en Brasil, puedo ayudar a la gente de otros países", dijo el exmandatario, según informó la asesoría del Instituto Lula a BBC Mundo.

Consultada sobre si el juicio del "mensalão" puede tener algún efecto en la imagen de Lula y en el legado de su gobierno, la asesoría indicó que el expresidente "no se va a pronunciar antes del fin del juicio".