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Para algunos analistas, tras la muerte de Bin Laden, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene las razones políticas y legales para ordenar el retiro de las tropas extranjeras de Afganistán. | Foto: AP

ENTREVISTA

"Los grupos franquiciados de Al-Qaeda serán más autónomos"

Tras la desaparición de Bin Laden, una experta en Al-Qaeda y Medio Oriente explica cuál será el futuro de la red islámica y por qué Pakistán "juega un doble papel" en la guerra contra el terrorismo.

Oliver Harvey, especial para Semana.com
3 de mayo de 2011

Semana.com habló con Alia Brahimi, docente del London School of Economics (LSE) y experta en Al-Qaeda y Medio Oriente, sobre las repercusiones que trae la muerte de Bin Laden en la lucha contra el terrorismo y la relación de Estados Unidos y Pakistán.
 
Semana.com: ¿Terminó la guerra contra el terrorismo?
 
Alia Brahimi: No. Osama bin Laden había permanecido escondido los últimos años y por eso había perdido influencia sobre Al Qaeda. Muchos grupos pequeños, afiliados nominalmente a Al-Qaeda, no están vinculados directamente con Bin Laden. Al Qaeda va a sobrevivir porque ya lo ha hecho.
 
Semana.com: ¿Cuáles implicaciones trae a Al-Qaeda la desaparición de Bin Laden?
 
A.B.: En primer lugar, acelerará una tendencia que empezó hace muchos años. Se trata de los grupos franquiciados de Al-Qaeda, que serán más autónomos. Por eso, la muerte de Bin Laden señala el fin de Al-Qaeda como un movimiento popular.
 
Valga recordar que estos grupos afiliados no han protegido a los musulmanes, sino que, al contrario, los han estado masacrando. Un buen ejemplo lo protagoniza Abu Musab al-Zarqawi en Irak (exlíder de Al-Qaeda en el país).
 
También hay que tener en cuenta que Osama bin Laden no estuvo de acuerdo con la violencia en Irak y aunque la desaprobó, no pudo pararla. Eso lo sabemos por dos cartas interceptadas en las cuales Bin Laden insta a Zarqawi a parar la violencia indiscriminada contra musulmanes. Sin embargo, Zarqawi ignoró la comunicación.
 
Esa misma tendencia está ocurriendo en otros lugares en este momento. En Pakistán, el fundamentalismo islámico ha sido asociado con un movimiento violento y enemigo de cristianos y chiíes, en lugar de ser considerado un movimiento popular de unidad.
 
Semana.com: ¿Qué tan importante fue Bin Laden como el máximo representante del Islam radical?
 
A.B.: Muy importante. Bin Laden no solo fue una figura de unidad sino también el líder que, al menos y supuestamente, todos los grupos dispersos tuvieron que aceptar.
 
A los que suenan como sucesores de Bin Laden les falta su carisma, elocuencia y legitimidad. Aunque su leyenda está viva y no será reemplazada, no podemos desconocer que las fortunas de Bin Laden estaban en decadencia.
 
Semana.com: ¿Cómo se verá afectada la política exterior de EE.UU. con la desaparición de su enemigo número uno?
 
A.B.: La muerte de Bin Laden puede considerarse una oportunidad para que Estados Unidos renueve su estrategia para derrotar el terrorismo islámico. Osama bin Laden protagonizó un mito que se manejó en la guerra contra el terrorismo, y es que se trató al terrorismo islámico y a Al-Qaeda como grupos semejantes.
 
Ojalá que con la muerte de Bin Laden se analicen a los grupos terroristas en sus distintos contextos. Por ejemplo, la naturaleza y las razones que explica el Islamic Maghreb en Argelia son completamente diferentes a lo que piensa una mujer radicalizada en el Reino Unido que está inconforme con un representante parlamentario, a causa de la guerra en Irak. Es ridículo darle el mismo tratamiento a todos los grupos terroristas.
 
Semana.com: Tras la muerte de Bin Laden en Abbottabad, ¿cuáles preguntas surgen sobre Pakistán, tanto en su política interna como en su relación con EE.UU.?
 
A.B.: La pregunta planteada por los analistas hace muchos años siempre ha sido: ¿Está Pakistán jugando un doble papel en la guerra contra el terrorismo? El consenso general es que sí.
 
Ante ese interrogante, se tienen en cuenta algunas consideraciones estratégicas, y es que el militar en Pakistán está formado hace muchos años en el Islam radical para luchar contra la India y particularmente en Kashmir. Por la misma razón, también se mantiene una fuerza militar en Afganistán.
 
La administración Bush no pudo o no quiso entender este matiz de la posición pakistaní. Sin embargo, si un vínculo entre el ISI (los servios de inteligencia en Pakistán) y Bin Laden era revelado, el gobierno en Pakistán habría tenido que enfrentar los problemas. Valga aclarar que los Estados Unidos pueden vincular ayuda con cooperación militar.

Semana.com ¿Se desestabilizaría más el gobierno civil en Pakistán?
 
A.B.: La intervención militar de EE.UU. en la provincia de la frontera norte-occidental ha causado desestabilización y ha puesto a la opinión pública contra el gobierno. Ojalá esta intervención lograra la búsqueda de una solución para los problemas económicos, sociales y políticos de Pakistán.
 
Semana.com: ¿La muerte de Bin Laden servirá para que EE.UU. abandone más pronto Afganistán?
 
A.B.: Creo que sí. Ahora Obama tiene las razones políticas y legales para que EE.UU. salga del país. Sin embargo, hay personas en la administración que dicen que después del sufrimiento vivido en el país, EE.UU. tiene una responsabilidad moral en ese lugar.
 
Semana.com: ¿Cómo ha recibido el mundo islámico la muerte de Bin Laden?

A.B.:
Si alguna vez Osama bin Laden tuvo la oportunidad de liderar el crecimiento de un movimiento popular fue después de la invasión de Irak. En ese momento, su popularidad en el mundo islámico era la más alta. Sin embargo, el desperdicio de esa oportunidad y los ataques contra los musulmanes consiguieron su retroceso.
 
Tras la desaparición de Bin Laden, en el mundo islámico hay, principalmente, alivio. Este hombre, después de todo, dirigió la mayoría de sus ataques contra los musulmanes.