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LOS PECADOS DE EL CARDENAL

30 de marzo de 1987

Por lo visto el reino del cardenal Paul Marcinkus sí es de este mundo y las deudas que tiene con la justicia también. Es por eso que la semana pasada un juez de Milán ordenó el arresto del "banquero de Dios", casi cinco años después del escándalo financiero que estremeció al Vaticano, conocido como el "Misterio de Milán".

Aunque en los círculos diplomáticos de Roma se aseguró que no existe posibilidad alguna de que Marcinkus sea encarcelado, puesto que el cardenal es portador de un pasaporte diplomático que le da derecho a la inmunidad y además reside en el Vaticano, con el cual Italia no tiene ningún tratado de extradición, sí podría ser juzgado en las Cortes Italianas, si el Papa así lo solicita, en virtud del Tratado de Letrán firmado entre Mussolini y Pío Xl, tal como sucedió en el caso de Ali Agca, el autor del atentado contra Juan Pablo II.

Aunque el Papa lo ha protegido hasta ahora y lo ha mantenido al frente del Instituto de Obras para la Religión (IOR), con orden de captura a las puertas del Vaticano otros pueden ser los vientos que soplen de ahora en adelante para el banquero divino.

El dilema al que se enfrenta Wojtyla con el caso, es bastante inquietante. Si, cediendo a las presiones de la prensa italiana, destituye a Marcinkus, las dudas que aún puedan existir sobre su culpabilidad quedarían disipadas de inmediato. Un acto semejante implicaría además reconocer que el Vaticano efectivamente se equivocó con Marcinkus. Pero si el Papa decide dejarlo en su puesto, corre tambien el riesgo de terminar cubierto con el mismo manto de sospecha que recae sobre su protegido.

La suerte de Marcinkus de todos modos parece estar en manos del Papa, quien es en últimas el único que puede decidir si los pecados de su cardenal son materia de la justicia terrenal o de la divina. --