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LOS TRES MOSQUETEROS

Las elecciones francesas, una cuestión de candidatos y no de partidos

22 de febrero de 1988

El chiste fue bueno, pero no todo el mundo lo celebró. En pleno palacio del Elíseo y enfrente de "la crema" del intelecto mundial, el norteamericano Elie Wiesel --premio Nobel de la Paz en 1986-- hizo un apunte de pura política francesa.
Hablando frente a otros 70 laureados en la inauguración de la conferencia "Amenazas y promesas en el alba del siglo XXI" y mirando a Francois Mitterrand, Wiesel sostuvo que "la única pregunta que no se va a plantear en estas reuniones es si el Presidente de la República se presenta de nuevo o no" a las próximas elecciones de su país.
De la respuesta, cualquiera que sea depende el futuro político de Francia para los próximos 7 años. Tal como están las cosas, la elección presidencial del próximo mes de abril en este país de 58 millones de habitantes se está planteando como una cuestión de candidatos y no de partidos.
A pesar de los errores que haya podido cometer en estos últimos 7 años y del supuesto deterioro de la posición de los partidos socialistas en Europa, lo cierto es que el actual jefe del Elíseo se ha ganado el respeto y la admiración de la mayoría de sus compatriotas. Los datos publicados por la prensa gala indican que, independientemente del nombre de su contendor, el actual presidente obtendría --por lo menos-- el 53% de los votos si la elección se realizara inmediatamente.
Hasta ahí la cosa parece sencilla, si no fuera porque Mitterrand no ha dicho si desea ser reelegido o no.
El problema para el Jefe del Estado consiste en que si deja primar sus razones personales, la derrota del Partido Socialista es casi segura. Los demás precandidatos del PS están lejos de tener la talla del Presidente de la República y es casi seguro que cualquiera de ellos perdería ante los candidatos de la derecha.
Es precisamente ésta, la que cuenta con que Mitterrand no se presente. Por el momento, los dos aspirantes principales a la primera magistratura son el actual alcalde de París y Primer Ministro, Jacques Chirac, y el ex Primer Ministro Raymond Barre. Ambos son herederos del movimiento inspirado por el general De Gaulle y comparten prácticamente las mismas ideas sobre lo que debe ser el papel del Presidente.
Dependiendo de que Mitterrand no se presente, las mejores opciones se le conceden a Barre. Este, un profesor universitario que fue Primer Ministro de la administración de Valery Giscard D'Estaing entre 1976 y 1981, es un estadista serio y algo aburrido que es mirado con respeto por amigos y enemigos.
Esa opinión, en cambio, no es la misma cuando se habla de Jacques Chirac. Representante típico de la clase política "manzanilla", el Primer Ministro se hizo cuando rompió relaciones con Giscard en 1976 (fue Primer Ministro durante 2 años, siendo remplazado por Barre) y venció como candidato de su propio partido, el RPR, a la Alcaldía de París, donde ha hecho su feudo politico. En medio de esa labor, Chirac ha sido acusado muchas veces de construir una maquinaria, cuyos estándares morales no son, supuestamente, los mejores.
No obstante, el Primer Ministro confía en que podrá convencer a sus electores de que tiene carácter de Jefe de Estado. De todos los contendores importantes, Chirac ha sido el único que ha anunciado oficialmente su candidatura (lo hizo a mediados de enero) y ha empezado campaña en forma oficial. Por lo pronto, el jefe del RPR aspira a resultar triunfador en la primera vuelta entre los candidatos de derecha y a oponersele a quien sea el candidato de la izquierda, en la segunda. Ese contendor debería ser Mitterrand si la lógica política se impone. A pesar de sus deseos personales de descansar, el actual Presidente sabe que es la única carta del PS y, lo que es más importante, que los próximos años son definitivos para la suerte de Francia en el siglo XXI. En particular, el próximo Presidente galo tendrá la responsabilidad de conducir a su pais al gran mercado europeo de 1992, cuando los 12 países miembros de la Comunidad Económica Europea, deben alcanzar un nivel de integración no visto jamás.
Una responsabilidad igualmente importante se plantea en el campo de la defensa. Actualmente, Europa está en un proceso de transición debido a la posible retirada parcial de las Fuerzas Armadas norteamericanas adscritas a la OTAN, y a un eventual recorte en el número de misiles nucleares.
Tal como se ven las cosas, los expertos están recomendando que Europa Occidental se haga cargo de su propia defensa y en ese esquema Francia Juega un rol definitivo.
Son esos, precisamente, los temas que más se van a ventilar en las próximas semanas. Las posiciones de los tres principales candidatos --Barre, Chirac y Mitterrand, si dice que si-- son bien conocidas. No obstante, debido a que la entrada del actual Presidente a la contienda es casi segura, el nivel de discusión no ha sido particularmente intenso. A pesar de que muchos franceses pueden no estar de acuerdo con él, todo indica que en el país galo los votantes van a dejar claro que más vale Presidente conocido que Presidente por conocer.--