En el limbo

Las manifestaciones en Bangkok mantienen en jaque al gobierno de Tailandia. Este martes miles de protestantes se enfrentaron a la Policía, dejando un saldo de cinco muertos y más de 50 heridos. El objetivo de los indignados es que la primera ministra, Yingluck Shinawatra, se retire y que una asamblea popular gobierne mientras resuelve el panorama electoral. Luego de que a finales de enero los manifestantes bloquearon los puestos de votación para evitar que millones de ciudadanos dieran su veredicto en las urnas, el caos continuó. Aunque la oposición, encabezada por el Partido Demócrata, esperaba que los resultados fueran anulados por los tribunales, Shinawatra continuó en el poder. Pero el margen de maniobra de su gobierno es cada vez más reducido. De acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS por su sigla en inglés) de Estados Unidos “un gobierno de ese tipo no puede tomar decisiones presupuestarias importantes, no puede aprobar leyes ni cerrar acuerdos internacionales. En una palabra, no puede gobernar, ni internamente ni hacia el exterior”. Por eso mientras las protestas continúen, Tailandia seguirá condenada a vivir en el limbo.