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MANOTAZO EN LA PAZ

Un comando de "leopardos" secuestró a Siles Zuazo

30 de julio de 1984

Todo pudo imaginar el Presidente Hernán Siles Zuazo, en medio de las amenazas de un nuevo golpe militar que desde Cochabamba se insinuaron durante la semana pasada, menos que sus enemigos lo fueran a sacar de su casa, en pijama, en una madrugada, para conducirlo se cuestrado a un sitio y a un destino inciertos. Pese a todo, y burlando la vigilancia que se suponía hacía un cuartel militar aledaño a la residencia del mandatario boliviano, tal cosa asi se dio el sábado pasado suscitando enorme alarma en Bolivia y gran expectativa en latinoamérica.
Según informes de La Paz, los hechos se desencadenaron a las cuatro y media de la mañana de ese día cuando un grupo de policías--de un nuevo destacamento antinarcóticos creado recientemente por el gobierno--, al mando de un teniente de 24 años de la misma arma, penetraron en la residencia del Presidente y lo obligaron a salir con rumbo desconocido. "Señora, lo estamos llevando pero no tema nada", le dijeron a la esposa del mandatario, cuando salían. Minutos más tarde el país estaba al tanto de lo que ocurría.
Los altos mandos militares, quienes en general repudiaron el acto aseguraron que el autor intelectual del rapto podría ser Rolando Saravia un coronel que la noche anterior a los hechos había sido destituído de la jefatura de Planeación del ministerio de Defensa. Días antes, la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército, con sede en Cochabamba, había exigido la remoción del General Simón Sejas, Comandante del Ejército, quien es considerado como uno de los militares más leales al orden institucional de ese pais, en acto que según el gobierno guardaba relación con grupos civiles y militares interesados en fracturar el proceso democrático. Seis horas después del secuestro, los plagiarios habían al parecer recogido las exigencias de la Escuela de Comando contra Sejas, descubriendo la conexión que habría entre ellos y los golpistas de Cochabamba, surgiendo la hipótesis de que el Presidente habría sido llevado al Regimiento Ingavi, donde había sido comandante el coronel Saravia.
Pero a pesar de la gravedad en si del hecho, el secuestro del máximo mandatario boliviano no necesariamente concluiría en un nuevo golpe militar, según los observadores en La Paz. Por el contrario, el audaz acto, pronto comenzó a generar un proceso de movilización antigolpista en todo el país, el cual incluyó a destacados y poderosos caudillos militares del país como el general Gary Prado Solman, quien desde Santa Cruz, declaró que el secuestro del Presidente era algo "totalmente irracional". En ese sentido, destacamentos militares leales al gobierno fueron ocupando plazas y calles claves en La Paz y otras localidades en prevención de una movilización militar golpista.
La poderosa Central Obrera Boliviana (COB), por su parte, ordenó rápidamente constituir un comanda político-militar de "Unidad democrática" y empezó a producir instructivas tendientes a organizar de inmediato una marcha sobre La Paz de trabajadores, mineros, campesinos y estudiantes en defensa del proceso constitucional, según declaró Filemón Escobar, un alto dirigente de la Central. La COB, que ha estado organizando acciones de protesta por toda el país en estos días contra la política económica del gobierno, también ha bía denunciado los "aprestos fascistas" de los sectores golpistas.
En el frente gubernamental, las cosas tendían a normalizarse en la medida de las posibilidades. Gustavo Fernández, canciller boliviano, asumió provisionalmente el poder a la espera de que apareciera Hernán Siles o llegara al país el vicepresidente Jaime Paz Zamora, quien se hallaba en visita diplomática en Portugal. Los altos mandos militares, con el general Alfredo Villarroel, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, se reunían para analizar la situación, mientras que Edwin Corr, el embajador nortecamericano en La Paz, según Radio Cristal, de Cochabamba, hablaba telefónicamente con los principales comandantes del Ejército para comunicarles que el gobierno de Washington no apoyaba ningún intento de golpe de Estado en Bolivia.
Al cierre de esta edición, varias guarniciones de Santa Cruz--de donde casi siempre han partido las primeras iniciativas para los tantos golpes de Estado en Bolivia--y de Cochabamba, se habían declarado dispuestas a frustrar las pretensiones de quienes capturaron al Presidente. También proseguían las pesquisas para dar con el paradero del mandatario y los aeropuertos y carreteras del pais eran vigilados para evitar que Siles Zuazo fuera sacado del país por sus captores. -