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El movimiento Yo soy 132 (izquierda)impulsó la popularidad de Andrés Manuel López Obrador (derecha), a quien las encuestas más optimistas ponen tan solo cuatro puntos detrás del favorito Peña Nieto.

MÉXICO

México: entre el malo y el peor

Tras meses a la sombra de Enrique Peña Nieto, el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador sorprende con un repunte pronunciado.

9 de junio de 2012

Enrique Peña Nieto lo tiene todo para ser presidente de México: carisma, estilo, pinta de galán de telenovela, una bella esposa, el respaldo de uno de los partidos políticos más fuertes y, hasta finales de mayo, una ventaja de más de 20 por ciento con respecto a su inmediato contendor. Por su parte, Andrés Manuel López Obrador, a quien los mexicanos apodan Amlo, carece de la gracia de su rival político, pero en tres semanas adquirió una fuerza sin precedentes que está haciendo tambalear a Peña Nieto.

En un principio se pensó que la carrera se iba a definir entre Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que dominó la política mexicana durante 70 años, y Josefina Vásquez Mota, la candidata del oficialista Partido de Acción Nacional (PAN). Pero la campaña de esta no despegó, pues los mexicanos le cobraron los 50.000 muertos que ha dejado la guerra contra el narcotráfico que su partido declaró. Su rezago le dejó el camino abierto a Peña Nieto, pero desde el surgimiento de Yo soy 132, movimiento estudiantil anti-PRI, unas elecciones que parecían ya decididas empezaron a convulsionarse.

Marisol Reyes Soto, experta electoral y profesora del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, dijo a SEMANA que el fenómeno se debe en parte a que "la mayoría de estos jóvenes tiene una clara necesidad de percibir un cambio real en los partidos mexicanos y en la cultura política de sus élites". Con ella coincide Claudia, una joven oaxaqueña recién egresada de la universidad: "El PRI -dijo a esta revista- es recordado como un represor y nuestra generación sabe que no le puede permitir volver al poder. El PAN está dentro de ese mismo statu quo que en 12 años no logró nada bueno. El único cambio posible sería Amlo".

Es ese deseo de cambio el que revitalizó la campaña de López Obrador y lo está acercando mucho más a la residencia presidencial de Los Pinos. Sin embargo, Amlo no se puede confiar de la ola de entusiasmo a su favor. Si bien algunas encuestas lo ubican justo detrás del priísta, la mayoría de los sondeos reconoce un cambio en la intención de voto, pero todavía le concede 15 puntos de ventaja a Peña Nieto. Además, Yo soy 132 puede haber causado furor, pero, como le explicó a esta revista José Fernández Santillán, columnista del diario mexicano El Universal y analista político, "el movimiento tiene mucha presencia en Ciudad de México, pero está diluido en el resto de la república. Ciertamente, modificó un poco la tendencia, pero no al grado de revertirla".

Adicionalmente, López Obrador se enfrenta a una paradoja: a pesar de que muchos lo ven como una figura esperanzadora que podría gestar cambios institucionales profundos en el sistema político, su candidatura no convence. El director de la revista Distintas Latitudes, Jordy Meléndez, dijo a SEMANA que, aunque apoya la campaña de Amlo, cree que "él no es la opción más moderna. Tiene un componente de seguridad social que conecta más con los jóvenes, y un gabinete estelar, pero no es el mejor candidato de izquierda".

En ese ambiente de polarización antes de las elecciones previstas para el 1 de julio, Peña Nieto tiene a muchos jóvenes en su contra porque sienten que el PRI está apoyado por los grandes grupos de medios, que lo quieren imponer a como dé lugar. Eso pareció quedar en evidencia con un artículo del diario británico The Guardian, que denuncia varios contratos entre Televisa, la principal cadena de televisión y la campaña de Peña Nieto, para asegurarle un cubrimiento favorable.

López Obrador cuenta con un apoyo que se debe al descarte. Y las elecciones se están debatiendo entre lo malo y lo peor. Eso explicaría por qué el expresidente Vicente Fox, del PAN, enemigo por antonomasia del PRI, apoyó a Peña Nieto con tal de que Amlo no gane. Como él, muchos mexicanos están votando contra un candidato y no por el que creen el mejor. Como explicó Meléndez: "Estas elecciones se están concentrando entre dos miedos: el miedo a que regrese el PRI y el miedo a que llegue Amlo".