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MORIR EN TAILANDIA

Siguen en el misterio las causas de la explosión que destruyó el avión de Lauda Air.

1 de julio de 1991

DESDE QUE FUE LANzado al mercado a mediados de los años 80, el Boeing 767 no había tenido accidente alguno.
Uno de los aparatos de transporte más sofisticados que surcan los aires, el 767 se caracteriza por tener controles de vuelo por cable, es decir, transmitidos por sistemas electrónicos, y por no tener el puesto de ingeniero de vuelo, dado lo avanzado de sus sistemas de navegación y monitoreo de las funciones de la aeronave. Pero ese récord impecable se rompió en la tarde del domingo 26 de mayo, cuando un avión de ese tipo, con 223 pasajeros a bordo, explotó a pocos minutos de despegar del aeropuerto de Bangkok, en Tailandia. Se trataba del orgullo de Lauda Air, la aerolínea charler más grande de Austria, fundada por el ex campeón mundial de automovilismo Niki Lauda. La aeronave se enfilaba hacia Viena cuando cerca de las 11:30 p.m., se desintegró en el aire. Las primeras averiguaciones se dirigieron hacía la posibilidad de que la causa del siniestro hubiera sido una bomba colocada en su interior. Para ello contribuyó una llamada anónimo recibida en Viena, que afirmaba que se trataba de una bomba destinada a un vuelo de United Airlines, una línea norteamericana, que debía salir minutos después.
Otros indicios señalaban que entre los pasajeros se encontraba un experto británico de la lucha contra las drogas, y a que entre los despojos fueron hallados varios kilos de heroína. Que los restos se encontraron en un radio muy amplio, sugería la existencia de un explosivo en el fuselaje.
Pero al final de la semana la opinión de los expertos parecía inclinarse hacia una falla de uno de los motores de la aeronave. A falta de mayor seguridad al respecto, el desastre del avión austriaco permanecía en el misterio.