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MUCHOS ERAN LOS LLAMADOS

Los demócratas recuperan el control del Congreso; sin embargo, Reagan conserva su popularidad

8 de diciembre de 1986

Las prioridades no cambiarán, pero sí las tácticas". Con estas palabras describió Larry Speakes, el portavoz de la Casa Blanca, la actitud que asumiría el gobierno del presidente Reagan si tanto el Senado como la Cámara de Representantes obtenían mayoría demócrata en las elecciones del 4 de noviembre. Y la obtuvieron.
Estaba previsto. El partido que ocupa la Presidencia pierde escaños casi invariablemente en los años de elección no presidencial. Y este caso no tenía por qué ser una excepción. Menos aún cuando encuestas como la realizada por el New York Times y la CBS indicaban que, pese a la altísima popularidad del presidente Reagan (67%), los electores no ligan su admiración por él al nombre por el cual depositan su voto.
Como sucede en Colombia en las campañas de mitaca, o incluso en las parlamentarias a las que se ata el escogimiento de un determinado candidato, el hecho de que a los norteamericanos les guste Reagan no significa necesariamente que les tenga que gustar el candidato republicano de Delaware o de Maryland. En palabras de George J. Mitchell, presidente del Comité de la Campaña Senatorial de los Demócratas: "Los republicanos tenian la plata y al presidenfe Reagan. Nosotros los candidatos y los temas".

JORNADA RECORD
La campaña de Reagan fue agotadora. Nunca antes un presidente había recorrido 40 mil kilómetros en 22 estados, para ayudar a sus copartidarios. Sin embargo, quizás en parte por el contenido mismo de su discurso, en el que Reagan se regodeaba preguntando a los electores si estaban ahora mejor que cuando Jimmy Carter y haciendo énfasis en su propios logros, lo cierto es que el presidente fue incapaz de transmitir su indiscutible carisma a los demás candidatos de su partido. Además, poco o nada tiene que ver la infinidad de temas que se ventilan en una elección local (drogas, aborto, legalización de la marihuana, control al juego, loterías, etc.) con los grandes temas nacionales que la gente identifica con el Presidente, como la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), el apoyo a los "contras" o una política económica no proteccionista del mercado.

¿ DERROTADO ?
Reagan fue quizás el gran derrotado en términos electorales, pero en términos reales es probable que esto no signifique mucho. A pesar de haber perdido la mayoría republicana en el Senado, los demócratas aún requerirían las dos terceras partes de éste para poder vetar las decisiones presidenciales. El que el panorama global probablemente permanezca sin cambios, no quiere decir, sin embargo, que el equipo presidencial no enfrentará dificultades. Habrá naturalmente temas de confrontación entre el Presidente y las cámaras. Entre ellos uno de los más controvertidos será sin duda el del programa de "Guerra de Galaxias" para el que el Congreso anterior había aprobado créditos hasta por 3.500 millones de dólares, en lugar de los 5.400 millones pedidos por la Casa Blanca. Así mismo, de un Congreso demócrata se espera que ponga más cortapisas para aprobar una ayuda como la de los 100 millones a los "contras" nicaraguenses, que trate de acrecentar las presiones sobre el régimen de apartheid en Suráfrica y que en materia de política económica establezca medidas proteccionistas y probablemente más impuestos para reducir el enorme déficit fiscal, actualmente cercano a los 220 mil millones de dólares. Pero la desventaja más molesta para la Casa Blanca es quizás la de la fijación del orden del día en el Senado que quedará ahora en manos de un demócrata posiblemente Robert Byrd, quien tendrá la facultad de postergar indefinidamente los proyectos que no quiera discutir.
Es poco probable, sin embargo, que se produzcan vastos cambios.
Muchos demócratas conservadores relevarán a republicanos moderados. Los observadores consideran además que la preocupación de los republicanos de no enfrentar un presidente tan popular como Reagan y sus propias divisiones internas, contribuirán a la cohabitación entre una Casa Blanca republicana y un Congreso demócrata.

GANADORES VS. PERDEDORES
Los grandes ganadores y los grandes perdedores de la contienda están entre aquellos que se disputaron en el Senado 34 de las 100 bancas, los 435 escaños de la Cámara y 36 de las 50 gobernaciones. Ganador fue el hijo de Bob Kennedy, Joseph, de 33 años, que salió elegido sin problemas por el estado de Massachusetts. Perdedora fue su hermana Kathleen que sólo obtuvo el 41% de los votos y no alcanzó por tanto el escaño al que aspiraba por el estado de Maryland.
Ganador fue el republicano Robert Martínez, de origen hispánico que salió elegido gobernador de la Florida, constituyéndose en el segundo gobernador de origen hispano en los Estados Unidos.
Perdedora Linda Chávez, candidata republicana también de origen hispano por el estado de Maryland. Ganadores fueron Mario Cuomo, elegido gobernador de Nueva York, y Michael Dukakis, de Massachusetts, dos de los demócratas que se mencionan como posibles candidatos presidenciales para el 88. Perdedores los republicanos Mark Andrews de Dakota del Norte y James Abdnor de Dakota del Sur, fichas claves del vicepresidente George Bush. Ganadores fueron los que se beneficiaron con los millones de dólares que se invirtieron en las distintas campañas, cuyo costo llegó a ser en algunos casos hasta de 6 millones de dólares por cabeza. Perdedor el 60% de los ciudadanos norteamericanos que no votó, y dejó que el 40% que sí lo hizo, eligiera por él. Ganadores los gobernadores republicanos que aumentaron de 16 a 24; perdedores los demócratas que bajaron de 34 a 26. Ganador, el senador demócrata Claiborne Pell, que entrará a presidir la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, una de las más importantes; perdedor, el sénador Richard Lugar quien ocupaba antes ese cargo desde el cual impulsó más de una vez la controvertida ayuda a los "contras". Ganador, el aparente gran perdedor, el propio presidente Reagan que perdió con su partido pero aun así sigue ganando en las encuestas de popularidad,y con astucia y mañita, probablemente seguirá manejando al Congreso y a la misma opinión pública, como lo ha hecho hasta ahora.