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Mumbai era una fiesta

El Foro Social Mundial, la contraparte del económico de Davos, se realizó por primera vez fuera de Brasil, con una fuerte polarización entre pacifistas y violentos.

26 de enero de 2004

De nuevo el Foro Social Mundial se reunió para hacerle contrapeso al económico que se celebra en Davos, Suiza. Pero en esta ocasión, por primera vez, la reunión tuvo lugar en un sitio distinto a Porto Alegre, Brasil. En un esfuerzo de sus organizadores por darle mayor dimensión geográfica, la sesión se realizó en Mumbai (antigua Bombay) capital económica y financiera de India.

De nuevo, el contraste con su contraparte no podía ser más marcado. Mientras en Davos el evento está dominado por las corbatas Hermes y los portafolios Louis Vuitton de los altos ejecutivos de la economía mundial, en Mumbai la inauguración se realizó el 16 de enero en una fábrica abandonada, con 11 idiomas oficiales, una gran variedad de colores de piel, telas, olores y bailes populares.

El evento atrajo a unos 100.000 activistas de más de un centenar de países durante seis días. Pero en esta ocasión la mayoría de los participantes no estuvo compuesta por intelectuales, universitarios y organizaciones no gubernamentales. Este año dominaron los sectores sociales más bajos de países como India, Nepal, Vietnam, Indonesia, y Tíbet. Por primera vez fueron pocos los latinoamericanos, europeos y africanos. Monjes tibetanos, grupos tribales y bailarines paquistaníes se entremezclaron con una llamativa presencia de mujeres de la cumbre feminista.

"Esta sesión fue un éxito y un paso histórico porque se probó que el espíritu del Foro Social Mundial puede ser recreado en otras partes.", dijo a SEMANA Boaventura de Sousa Santos, director del Centro de Estudios Sociales de la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra en Portugal.

El cambio geográfico influyó, como se esperaba, en la temática. "Cuando el sitio cambia, cambian los temas y los intereses; ahora estamos en Asia y la discusión giró en torno al tema de la guerra y la paz, el fundamentalismo y la discriminación, en especial contra las castas intocables de la India. Fue un discurso que abarcó mucho más que la globalización y el neoliberalismo", añadió Boaventura de Sousa.

La idea del Foro Social Mundial se gestó en Francia con el apoyo del Partido de los Trabajadores del actual presidente de Brasil Inacio Lula da Silva, y del periódico Le Monde Diplomatique. El objetivo principal en ese entonces era canalizar las protestas mundiales en contra de la globalización económica que nacían de la inconformidad social por las políticas comerciales. Buscaban replantear las marchas que terminaban en enfrentamientos violentos, como la que se realizó en Seattle.

"Además de las manifestaciones de masas y protestas, parecería posible pasar a una etapa propositiva, de búsqueda de respuestas a los desafíos de construcción de otro mundo, en que la economía estuviese al servicio del ser humano y no al revés", escribió Francisco Whitaker, principal organizador.

Pero en medio de tanto jolgorio florecen diferencias irreconciliables que han hecho que desde 2002 aparezcan eventos paralelos a este, el evento paralelo por excelencia. Las de este año fueron lideradas por el grupo radical Mumbai Resistance, que reúne a 350 organizaciones y acusa de neoliberales reformistas a los activistas del Foro Social. Para ellos fue una herejía que el evento principal fuera inaugurado por el Nobel de Economía y ex presidente del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, uno de los abanderados contra la globalización económica. Para Boaventura, la diferencia fundamental entre el Foro Social Mundial y Mumbai Resistance es que ésta favorece la lucha armada.

De ahí la importancia del FSM. Convertirse en el espacio donde los pueblos analicen sus problemas desde una perspectiva constructiva, para tratar de influir en un mundo dominado por los resultados macroeconómicos, que poco significan en la vida de los desposeídos. Y sin que ello signifique ensangrentar más un planeta que ha llegado a su límite.