Home

Mundo

Artículo

NANCY LA GASTADORA

Escándalo en EE.UU. por las cifras astronómicas del vestuario de la primera dama.

21 de noviembre de 1988

Un nuevo escándalo sacude a la Casa Blanca, a pocos días de las elecciones presidenciales. Todo se debe a la obsesión de Nancy Reagan con los modelos exclusivos y costosos, que los más famosos diseñadores le han enviado en calidad de préstamo y muchos de los cuales, ella no ha devuelto todavía, a pesar de las versiones contrarias.
Los modelos han sido lucidos por la primera dama en recepciones oficiales y privadas, acompañados de costosas joyas también prestadas, y algunas de ellas tampoco devueltas.
A pesar de su promesa pública, hecha en febrero de 1982, de frenar la oleada de vestidos y joyas enviados a la Casa Blanca por diseñadores y grandes tiendas, para evitarle un problema político a su marido, la costumbre ha continuado y lo que es peor, ninguno de los modelos, considerados con el tiempo propiedad de la señora Reagan, ha sido incluído en los formularios anuales de declaración de rentas que todos los miembros del gobierno deben rendir, según lo ordenado por la Ley de Etica para los actos oficiales que data de 1978. Según esa ley, el presidente está obligado a declarar todos estos regalos y así se convino con los abogados de la Casa Blanca, quienes en 1982 aconsejaron que los modelos recibidos en calidad de préstamo debían ser reportados. Pero entre 1982 y 1987, ninguno de esos préstamos o regalos ha sido declarado.
Si ella hubiera pagado por artículos tan costosos no estaría obligada, bajo la citada ley, a declarar esos gastos. Sobre este aspecto, Elaine Crispe, secretaria de prensa de la señora Reagan, dijo que ésta le había asegurado que todos los modelos lucidos desde 1982 habían sido comprados y que desde entonces no había recibido préstamos o regalos para ser lucidos. Pero, los diseñadores tienen otra versión de esta historia. Aceptan que ha comprado algunos de los modelos y que otros fueron recibidos en calidad de préstamos y nunca devueltos, David Hayes, diseñador de Los Angeles, cuenta cómo durante los últimos ocho años, la señora Reagan ha lucido entre sesenta y ochenta costosos modelos, hechos a su medida, pero todos ellos prestados. Hayes dice que más de la mitad de esos trajes ha sido devuelta: "No se le puede poner un valor a esos vestidos y además ella no es codiciosa, sólo se lleva lo que puede usar".
Fuentes cercanas a la firma diseñadora de James Galanos sostienen que la señora Reagan ha mantenido la costumbre de prestar modelos, aunque en ocasiones compra algunos. Pero, un ex funcionario de la misma firma asegura que la señora Reagan generalmente no paga y que la única vez que devolvió uno, fue para que le hicieran un arreglo. Ese ex funcionario, Chris Blazakis está, precisamente escribiendo un libro sobre este escandaloso tema de la señora Reagan y la ropa prestada, cuyo valor asciende a US$ 1.300.000.
En cuanto a las joyas prestadas, la historia es la misma. A pesar del escándalo suscitado en 1981, cuando se supo que la firma Harry Winstin, de Manhattan, le había regalado un juego de collar y aretes de diamantes por valor de medio millón de dólares para que lo luciera durante el baile de posesión presidencial, ella ha seguido prestando joyas y en un reciente viaje al extranjero lució un par de aretes con diamantes, avaluado en 800 mil dólares. Voceros de la citada firma no desmintieron los préstamos pero aclararon que no era una costumbre frecuente.
Expertos que han analizado las innumerables fotos tomadas a los Reagan en sus reuniones públicas y privadas, han calculado en más de un millón de dólares el costo de los modelos utilizados por la primera dama quien habló por primera vez de este tema en noviembre de 1981, cuando le contó a sus asistentes en la Casa Blanca que había recibido varios regalos de los modistos, incluyendo uno de Galanos, que costaba 25 mil dólares. Preguntó si era correcto y los abogados del gobierno le aconsejaron recibirlos como préstamos, pero con la condición de devolverlos. Varios meses después, anunció públicamente que consideraba los modelos como simples préstamos y que escogería 13 de esos vestidos para donarlos a museos, con el fin de promover la industria norteamericana. Las donaciones fueron escasas y en febrero de 1982 la señora Reagan dijo que había informado a sus amigos diseñadores que no recibiría más modelos prestados.
Lo que todos se preguntan ahora es por qué esa promesa no se cumplió, por qué no ha declarado los modelos y joyas prestado y por qué no los devuelve.