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N O T A S

Ni se compra...

13 de marzo de 2000

Hay cosas que se encuentran por fuera del comercio. Unas por ser sagradas y otras porque sus evocaciones son demasiado infames. Entre estas últimas está la memorabilia del nazismo, y al frente de éstas todas las que tengan que ver directamente con su líder, Adolfo Hitler. Eso pareció haber quedado demostrado la semana pasada cuando el Museo Canadiense de la Guerra, con sede en Ottawa, Canadá, decidió cancelar la venta de un automóvil que perteneció al responsable máximo de la Segunda Guerra Mundial. El carro, un Mercedes-Benz de seis metros de largo y un peso de cuatro toneladas, iba a ser vendido a un millonario de Nevada. Pero el asunto se cayó al saberse que se trata de un neonazi que ya fue multado con un 1,5 millones de dólares por haber hecho una fiesta de nostalgia nacional-socialista.