Home

Mundo

Artículo

El presidente dio un plazo de 72 horas para cambiar los billetes viejos. Los venezolanos debían cargarlos prácticamenteen bultos para hacer cualquier compra, por la alta inflación. El viernes en la tarde la gente comenzó a protestar. | Foto: A.F.P.

VENEZUELA

El drama de los billetes en Venezuela

Ahora Maduro puso a los venezolanos a correr para cambiar sus paquetes de billetes de 100 bolívares para no perderlos. Pero no hay con qué canjearlos, ni han salido los nuevos de mayor denominación. El cierre de la frontera complica aún más las cosas.

17 de diciembre de 2016

Parecía un chiste de mal gusto. Claudia Fernández, de 33 años, pasó tres horas en una cola el jueves para depositar 18.000 bolívares en billetes de 100 en su cuenta. Cumplía así la orden de “deshacerse de esos reales” que el gobierno de Nicolás Maduro sacó de circulación esta semana. Al salir del banco, tras faltar a medio día de trabajo, fue al cajero automático. “Buscaba tener efectivo porque yo me muevo en transporte público, pero el sistema me dio de nuevo billetes de 100. No voy a hacer la cola otra vez”, dijo.

Esos billetes, como todos los que no fueron consignados en una cuenta, perdieron su valor el viernes, por una decisión tomada cuatro días antes, “luego de que se evidenciara que más de 300.000 millones de bolívares en billetes de dicha denominación fueron extraídos del territorio por mafias”, según el comunicado.

Cuando hizo el anuncio el domingo 11 de diciembre en la tarde, Maduro dio un plazo de 72 horas para depositar o canjear el papel moneda. Tan solo un día antes, el Banco Central de Venezuela (BCV) informaba que el dinero en circulación en el mercado interno había alcanzado la histórica cifra de 9 billones de bolívares, con un inusitado aumento de un billón de bolívares en apenas dos semanas. En lo que va del año ha crecido 136,6 por ciento.

Por eso, economistas como Luis Vicente León y Luis Oliveros han criticado durante todo este año que el BCV encendió “la maquinita de imprimir dinero inorgánico”, lo que empujó la inflación, que al cierre de 2016 se calcula en más de 700 por ciento, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional. Por su parte, el también economista y vicepresidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, el opositor José Guerra, alertaba que emitir un billete de 100 le cuesta al Estado entre 150 y 200 bolívares.

Las piezas de 100 bolívares representaban el 77 por ciento del dinero circulante en el país (6.111 millones de unidades). De hecho, el billete que encabeza el cono monetario venezolano es el de menor poder adquisitivo en todo el mundo, un estimado de 0,03 dólares al mercado paralelo por el que se guía la economía “de la calle” en Venezuela; y 0,15 según la tasa de cambio oficial.

Esa desproporción hizo imposible el “canje” que ofreció el Banco Central. Haría falta el doble de billetes de 50 bolívares, por ejemplo, para hacerlo, y simplemente no existen. Por eso, Guerra pidió extender el plazo de 72 horas hasta el 31 de diciembre para permitir que el público pudiera hacerse de los nuevos ejemplares de 500 bolívares en adelante.

Es que la entrada en circulación de billetes de 500, 1.000, 5.000, 10.000 y 20.000, anunciada por Nelson Merentes, presidente del BCV, solo comenzaría a partir del 15 de diciembre. Sin embargo, el día llegó y las nuevas piezas no estaban aún disponibles en la banca. Y tampoco se sabe cuándo circularán.

Según Maduro, al sacar los billetes del mercado y cerrar las fronteras con Colombia dio un golpe a los cambistas de Cúcuta quienes, según denunció, “tienen galpones llenos de billetes de 100, acaparándolos, queriendo destruir nuestra moneda”, dijo en acto oficial, donde además aseguró que situación similar se podía encontrar en Ucrania, España y hasta la República Checa, donde una mafia extranjera a cargo de una organización no gubernamental apoyada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos escondió los billetes para desestabilizar el sistema económico.

Otras teorías, algunas soportadas en declaraciones de personeros del chavismo, hablan de que los falsificadores usaban el papel moneda de los billetes de 100 para imprimir dólares, o de una estrategia exagerada pero efectiva para hacer bajar el dólar paralelo, que pasó de 4.200 bolívares el viernes 9 a 2.500 el jueves 15, debido al cierre de la frontera con Colombia, donde se registraban las mayores transacciones.

Por otra parte, el periodista especializado en temas de criminalística Javier Ignacio Mayorca alertó que la operación podría ser un puente para legitimar capitales de manera expedita. El gobierno ordenó que cualquiera que llegue a un banco con billetes de 100 en efectivo debe poder depositarlo en una cuenta. Si no tiene una, le será creada con solo presentar la cédula. Según Mayorca, la medida elimina los controles para el movimiento de fondos y la determinación del origen del dinero. De hecho, este jueves se informó que de algunas cárceles salieron camiones cargados de cajas llenas de billetes con destino desconocido: dinero de las operaciones de tráfico de drogas, secuestros y robo de vehículos que, es sabido, se organizan desde las penitenciarías donde los capos mantienen el control.