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No por ahora

La resolución 1441 de la ONU le permitió a Saddam Hussein ganar algún tiempo. Pero la amenaza de guerra sigue tan viva como antes.

16 de noviembre de 2002

La noticia se recibio con gran alivio. El ministro de Relaciones Exteriores de Irak dijo en una carta entregada el miércoles que su país estaría dispuesto a aceptar las condiciones de la resolución 1441 del Consejo de Seguridad de la ONU. El secretario de esta organización, Koffi Anan, comentó que se había "fortalecido la causa de la paz" y que la resolución representaba un ejemplo de diplomacia multilateral y un triunfo de la negociación sobre la fuerza.

Pero la controversia estalló casi inmediatamente. La resolución, que permite un acceso irrestricto al equipo de inspectores de armas, Unmovic, será un obstáculo para la política de la Casa Blanca de cambiar el régimen en Irak. El presidente estadounidense, George W. Bush, venía defendiendo el derrocamiento por la fuerza del "malvado" Hussein como única alternativa ante sus repetidos desplantes frente a sus obligaciones de eliminar sus armas de destrucción masiva. Pero ahora el presidente estadounidense tuvo que aceptar, al menos hasta que los hechos demuestren lo contrario, que es posible que Hussein permanezca en el poder si cumple lo exigido por la ONU.

Hasta entonces Bush pretendía que el Consejo de Seguridad aprobara un texto que dejaba abierta la posibilidad de un ataque unilateral en caso de incumplimiento de Irak, pero la oposición de Francia, Rusia y otros 11 países terminó ablandando su posición. Para contentar a sus aliados aceptó que se escribiera un aparte que estipula que sólo el Consejo puede decidir un incumplimiento. El representante de Francia, Jean-David Levitte, alabó esta aproximación pues aseguró que eliminaba la posibilidad de uso automático de la fuerza si Irak llegara a ponerles obstáculos a los inspectores.

Por supuesto, Estados Unidos ya aprobó una ley interna que le permitiría oponerse al parecer de la ONU y declarar la guerra a Irak en caso de considerarlo una necesidad para su seguridad nacional. Sin embargo la resolución 1441 lo obligaría a presenciar antes un segundo debate en el Consejo de Seguridad en el que, sin duda, Francia y Rusia se mantendrían en sus posiciones. Lo cual implicaría la misma falta de apoyo internacional para la invasión que existe ahora.

Además el proceso de inspecciones puede durar mucho, como advirtió a la radio sueca el director de Unmovic, Hans Blix. Según el cronograma de la resolución los inspectores tienen 45 días para empezarlas y otros 60 para elaborar el primer informe. para que el Consejo tome nuevas decisiones. Según el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, los primeros resultados podrían tomar meses. Todo ello hizo que la revista de derecha The Weekly Standard sostuviera que la resolución 1441 es una trampa de los opositores al ataque preventivo de Bush, pues dejará a la Casa Blanca sin posibilidad de acción después del próximo verano boreal. En efecto, como confirma The New York Times, antes del calor del verano en la región haría imposible una operación militar exitosa.

La otra cara

No obstante hay elementos para creer que si para algunos la resolución es una trampa contra los designios de Bush también podría ser una movida ingeniada por él mismo para desencadenar el ataque. Para empezar, con la victoria en las elecciones de mitaca al presidente republicano no le quedó ninguna duda de que tiene todo el apoyo popular necesario para cumplir su sueño de aplastar a Hussein. Así, la presión y el chantaje para que el Consejo de Seguridad aprobara una segunda resolución mucho más exigente puede interpretarse como el preparativo lógico de su invasión. Bush está apostando a que Hussein en algún momento no cumplirá una disposición y le dará la excusa para atacar. Según James Paul, director del Global Policy Forum, "la resolución sigue una línea dura que con toda seguridad llevará a la guerra".

De acuerdo con un análisis del Institute of Public Accurancy varios apartes de la resolución están encaminados a llevar a Hussein a romper el compromiso. Así, desde el comienzo el documento da por hecho que Irak posee armas, y cita resoluciones previas que hablan de usar "todos los medios posibles" para evitar este tipo de incumplimiento del desarme. Lo irónico es que las inspecciones de la Unmovic, que deberían ser el instrumento que diera fe de este supuesto incumplimiento, aún no han comenzado, con lo que la resolución 1441 se basaría en un supuesto no demostrado.

Además el lenguaje utilizado para definir en qué casos Irak entraría en incumplimiento es muy ambiguo y se presta para que cualquier nimiedad sea considerada una oposición a las inspecciones. "Si los iraquíes le cierran la puerta de una tienda de bicicletas a un inspector a las 3 de la mañana eso puede ser usado como pretexto para la guerra", dice Public Accuracy. Así mismo la primera fase del cronograma, que consiste en que en 30 días Irak declare cuáles son sus armas, instalaciones y equipo que podría eventualmente servir para fabricar nuevas armas de destrucción masiva, es muy difícil de llevar a cabo y cualquier omisión sería considerada prueba de incumplimiento.

Por todo ello la posibilidad de que Irak incumpla las disposiciones de la ONU, como históricamente ya ha sucedido, es muy grande. De hecho, la carta del embajador iraquí, Mohammed Douri, está lejos de ser un compromiso incondicional. Dice que va a tener en cuenta la conducta de los inspectores y habla también de la necesidad de defender la dignidad, seguridad e independencia de Irak, y agrega que por ello el pueblo estaría dispuesto a dar la vida. La misma aceptación de la resolución deja, pues, abierta la posibilidad de una confrontación.

Pero aunque sucediera lo que parece imposible e Irak lograra cumplir todas las imposiciones relativas al desarme, y se tragara su dignidad, la disposición 1441 sigue dejando espacio para hablar de incumplimiento al referirse a la represión del gobierno a la población civil. Estados Unidos podría alegar también por esta vía que Irak continúa incumpliendo las disposiciones de la ONU y usar esto como excusa para la guerra.

Así, aunque con la aprobación de la resolución 1441 la guerra quedó aplazada al menos hasta la segunda mitad del año próximo y Bush tuvo que cambiar su discurso, en últimas para él no es suficiente el desarme total y seguirá buscando el derrocamiento de Hussein. Quizá por ello la semana pasada los diarios estadounidenses volvieron a filtrar elementos del plan de ataque a Irak que sigue en curso. Sin embargo el impulso del ataque puede perderse mientras las inspecciones avanzan. Lo único claro es que de la suerte de la resolución 1441 dependerá la credibilidad futura de la ONU. Si las inspecciones permiten el desarme y se evita una guerra el organismo saldrá fortalecido y se desacreditará la fuerza como medio de solucionar problemas entre naciones. De lo contrario, habría que reconocer que en la política internacional sigue reinando el unilateralismo y que la ONU no es más que un medio para hacer cumplir la ley del más fuerte.

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La noticia se recibio con gran alivio. El ministro de Relaciones Exteriores de Irak dijo en una carta entregada el miércoles que su país estaría dispuesto a aceptar las condiciones de la resolución 1441 del Consejo de Seguridad de la ONU. El secretario de esta organización, Koffi Anan, comentó que se había "fortalecido la causa de la paz" y que la resolución representaba un ejemplo de diplomacia multilateral y un triunfo de la negociación sobre la fuerza.

Pero la controversia estalló casi inmediatamente. La resolución, que permite un acceso irrestricto al equipo de inspectores de armas, Unmovic, será un obstáculo para la política de la Casa Blanca de cambiar el régimen en Irak. El presidente estadounidense, George W. Bush, venía defendiendo el derrocamiento por la fuerza del "malvado" Hussein como única alternativa ante sus repetidos desplantes frente a sus obligaciones de eliminar sus armas de destrucción masiva. Pero ahora el presidente estadounidense tuvo que aceptar, al menos hasta que los hechos demuestren lo contrario, que es posible que Hussein permanezca en el poder si cumple lo exigido por la ONU.

Hasta entonces Bush pretendía que el Consejo de Seguridad aprobara un texto que dejaba abierta la posibilidad de un ataque unilateral en caso de incumplimiento de Irak, pero la oposición de Francia, Rusia y otros 11 países terminó ablandando su posición. Para contentar a sus aliados aceptó que se escribiera un aparte que estipula que sólo el Consejo puede decidir un incumplimiento. El representante de Francia, Jean-David Levitte, alabó esta aproximación pues aseguró que eliminaba la posibilidad de uso automático de la fuerza si Irak llegara a ponerles obstáculos a los inspectores.

Por supuesto, Estados Unidos ya aprobó una ley interna que le permitiría oponerse al parecer de la ONU y declarar la guerra a Irak en caso de considerarlo una necesidad para su seguridad nacional. Sin embargo la resolución 1441 lo obligaría a presenciar antes un segundo debate en el Consejo de Seguridad en el que, sin duda, Francia y Rusia se mantendrían en sus posiciones. Lo cual implicaría la misma falta de apoyo internacional para la invasión que existe ahora.

Además el proceso de inspecciones puede durar mucho, como advirtió a la radio sueca el director de Unmovic, Hans Blix. Según el cronograma de la resolución los inspectores tienen 45 días para empezarlas y otros 60 para elaborar el primer informe. para que el Consejo tome nuevas decisiones. Según el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, los primeros resultados podrían tomar meses. Todo ello hizo que la revista de derecha The Weekly Standard sostuviera que la resolución 1441 es una trampa de los opositores al ataque preventivo de Bush, pues dejará a la Casa Blanca sin posibilidad de acción después del próximo verano boreal. En efecto, como confirma The New York Times, antes del calor del verano en la región haría imposible una operación militar exitosa.

La otra cara

No obstante hay elementos para creer que si para algunos la resolución es una trampa contra los designios de Bush también podría ser una movida ingeniada por él mismo para desencadenar el ataque. Para empezar, con la victoria en las elecciones de mitaca al presidente republicano no le quedó ninguna duda de que tiene todo el apoyo popular necesario para cumplir su sueño de aplastar a Hussein. Así, la presión y el chantaje para que el Consejo de Seguridad aprobara una segunda resolución mucho más exigente puede interpretarse como el preparativo lógico de su invasión. Bush está apostando a que Hussein en algún momento no cumplirá una disposición y le dará la excusa para atacar. Según James Paul, director del Global Policy Forum, "la resolución sigue una línea dura que con toda seguridad llevará a la guerra".

De acuerdo con un análisis del Institute of Public Accurancy varios apartes de la resolución están encaminados a llevar a Hussein a romper el compromiso. Así, desde el comienzo el documento da por hecho que Irak posee armas, y cita resoluciones previas que hablan de usar "todos los medios posibles" para evitar este tipo de incumplimiento del desarme. Lo irónico es que las inspecciones de la Unmovic, que deberían ser el instrumento que diera fe de este supuesto incumplimiento, aún no han comenzado, con lo que la resolución 1441 se basaría en un supuesto no demostrado.

Además el lenguaje utilizado para definir en qué casos Irak entraría en incumplimiento es muy ambiguo y se presta para que cualquier nimiedad sea considerada una oposición a las inspecciones. "Si los iraquíes le cierran la puerta de una tienda de bicicletas a un inspector a las 3 de la mañana eso puede ser usado como pretexto para la guerra", dice Public Accuracy. Así mismo la primera fase del cronograma, que consiste en que en 30 días Irak declare cuáles son sus armas, instalaciones y equipo que podría eventualmente servir para fabricar nuevas armas de destrucción masiva, es muy difícil de llevar a cabo y cualquier omisión sería considerada prueba de incumplimiento.

Por todo ello la posibilidad de que Irak incumpla las disposiciones de la ONU, como históricamente ya ha sucedido, es muy grande. De hecho, la carta del embajador iraquí, Mohammed Douri, está lejos de ser un compromiso incondicional. Dice que va a tener en cuenta la conducta de los inspectores y habla también de la necesidad de defender la dignidad, seguridad e independencia de Irak, y agrega que por ello el pueblo estaría dispuesto a dar la vida. La misma aceptación de la resolución deja, pues, abierta la posibilidad de una confrontación.

Pero aunque sucediera lo que parece imposible e Irak lograra cumplir todas las imposiciones relativas al desarme, y se tragara su dignidad, la disposición 1441 sigue dejando espacio para hablar de incumplimiento al referirse a la represión del gobierno a la población civil. Estados Unidos podría alegar también por esta vía que Irak continúa incumpliendo las disposiciones de la ONU y usar esto como excusa para la guerra.

Así, aunque con la aprobación de la resolución 1441 la guerra quedó aplazada al menos hasta la segunda mitad del año próximo y Bush tuvo que cambiar su discurso, en últimas para él no es suficiente el desarme total y seguirá buscando el derrocamiento de Hussein. Quizá por ello la semana pasada los diarios estadounidenses volvieron a filtrar elementos del plan de ataque a Irak que sigue en curso. Sin embargo el impulso del ataque puede perderse mientras las inspecciones avanzan. Lo único claro es que de la suerte de la resolución 1441 dependerá la credibilidad futura de la ONU. Si las inspecciones permiten el desarme y se evita una guerra el organismo saldrá fortalecido y se desacreditará la fuerza como medio de solucionar problemas entre naciones. De lo contrario, habría que reconocer que en la política internacional sigue reinando el unilateralismo y que la ONU no es más que un medio para hacer cumplir la ley del más fuerte.

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