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Las pruebas que Colin Powell presentó en el Consejo de Seguridad contra Irak no impresionaron a los escépticos.

9 de febrero de 2003

La intervencion del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, la semana pasada frente al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas causó gran expectativa. Varios medios comenzaron a recordar lo que sucedió en 1962 cuando

Adlai Stevenson, el entonces embajador estadounidense, desenmascaró a los soviéticos al revelar las fotos que demostraban que estaban instalando misiles en Cuba.

La esperada intervención fue considerada por algunos sectores, sobre todo en el país del norte, como fuerte y persuasiva. "Es difícil argumentar, con las evidencias que Powell resumió, que Irak está siquiera remotamente interesado en desarmarse. Por el contrario, este es un régimen que está resuelto a obtener armas de destrucción masiva en una flagrante indiferencia de sus obligaciones con el Consejo de Seguridad , manifestó a SEMANA Warren Bass, miembro senior del Consejo de Asuntos Exteriores de Estados Unidos y especialista en política exterior y Oriente Medio. Ahora el resto del Consejo (de Seguridad) necesita decidir si está dispuesto a escuchar".

Al igual que en 1962, los funcionarios estadounidenses esperaban poder modificar la opinión pública. Pero, visto en perspectiva, la comparación histórica parece impropia, pues mientras Stevenson logró su objetivo de evitar una guerra, Powell no logró convencer a nadie de iniciar una. Porque aunque tal vez Powell consiguió parte del efecto esperado a nivel local, en el listado de respaldos y oposiciones a nivel internacional todos se mantuvieron en la misma orilla.

Los que esperaban conseguir un consenso sobre la necesidad de la intervención militar en Irak se quedaron con los crespos hechos. A pesar de que el secretario de Estado afirmó que las fotos, grabaciones y datos de informantes que exhibió constituían evidencia "irrefutable e innegable" de que Saddam Hussein está ocultando armas de destrucción masiva y que su negación por parte de Irak eran una "red de mentiras" eso cambió muy poco la posición de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Para muchos observadores, la validez de las pruebas depende de quién las evalúe. Powell presentó grabaciones, fotografías y objetos que, según los críticos, podrían ser "fabricadas" por cualquiera. Como contestó el embajador de Irak ante la ONU, Mohammed Al Douri, "la intervención de Estados Unidos fue un show como de Hollywood, lleno de efectos especiales".

Pese al apoyo del ministro de Relaciones Exteriores británico, Jack Straw, quien retó al consejo al afirmar que "él (Hussein) cuestiona nuestra determinación y le está apostando a que perderemos nuestro valor en lugar de fortalecer nuestra voluntad", la intervención de Powell no consiguió 'voltear' a ninguno de los países con poder de veto. Gran Bretaña sigue siendo el único de los otros cuatro países miembros permanentes del Consejo de Seguridad que respalda firmemente a Estados Unidos mientras los otros tres, Francia, Rusia y China, se mantuvieron escépticos.

A pesar de que Francia hizo un llamado para duplicar o triplicar el número de inspectores en el país de Hussein e instó a crear un cuerpo especializado para mantener vigilados los sitios que ya han sido registrados por la ONU, sostuvo su posición en cuanto a que la intervención militar debe ser el último recurso, mientras China y Rusia también manifestaron que las inspecciones deben continuar.

Los tambores de guerra siguen retumbando y, con las posturas previas intactas, para muchos lo que queda es esperar por otra nueva fecha en la agenda que parece determinante. El 14 de febrero Hans Blix, el jefe de inspectores de las Naciones Unidas se dirigirá de nuevo al Consejo de Seguridad, y esa parece ser la última oportunidad para que Estados Unidos consiga en el seno de la ONU el apoyo para respaldar sus intenciones bélicas en Irak.