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Edmond Mulet

ENTREVISTA

"No se puede improvisar en Haití. Es necesario estudiar los proyectos para no reconstruir lo que había antes del terremoto": Edmond Mulet

El representante especial del Secretario General de la ONU estuvo en Bogotá y habló con SEMANA sobre la Misión de Estabilización en Haití. Asegura que el proceso ha sido exitoso pero reconoce que aún falta mucho por hacer.

19 de febrero de 2011

SEMANA: ¿Qué balance hace de la misión de la Organización de Naciones Unidas en Haití después del terremoto?

Edmond Mulet: La misión ha sido positiva. Yo creo que los primeros seis, siete meses después del terremoto, la respuesta de la comunidad internacional en el tema de urgencia y en el tema humanitario fue muy efectiva a pesar de todos los problemas logísticos que tuvimos. Todas las personas que necesitaron carpas, tiendas de campaña, agua, comida o vacunación para evitar epidemias recibieron y siguen recibiendo ayuda. Esa respuesta de urgencia, esa entrega y voluntad de la comunidad internacional fue ejemplar, muy efectiva y salvó muchísimas vidas.

Después de ese tiempo entramos a la fase de recuperación, y es ahí donde las cosas se han retrasado un poco porque eso ya no depende solamente de la comunidad internacional, sino del gobierno mismo. Hay que recordar que antes del terremoto las instituciones haitianas eran muy frágiles y ese día fallecieron 18.000 funcionarios públicos, lo que debilitó aún más los ministerios, las direcciones generales, todas las instituciones.

Al día siguiente del terremoto teníamos casi dos millones de personas en campamentos, en carpas. En julio ya eran más o menos un millón y medio, y ahora hay 810.000 personas que todavía están en tiendas de campaña. Aquí es donde tenemos que hacer, con el gobierno, un esfuerzo adicional para poder construir esas comunidades. La limpieza de escombros se ha continuado haciendo durante los últimos meses. Yo calculo que un 25 por ciento de todos los escombros ya ha sido removido y allí ya podemos construir nuestras estructuras provisionales de madera, mientras eventualmente en el futuro se construye algo más sólido.

Si comparamos desastres militares que se han presentado en el mundo, como los terremotos en Italia, China, Pakistán y el tsunami en Indonesia, la respuesta que se ha dado en Haití ha estado a la altura de las circunstancias, teniendo en cuenta que el terremoto de Haití afectó la capital, el centro económico, social, administrativo y político del país. No fue una provincia lejana como en todos estos otros lugares donde la capital puede responder a la tragedia que ocurre en otro lugar, y eso naturalmente ha tenido consecuencias.

SEMANA: ¿Qué opina de las críticas que ha recibido la ONU por su labor en Haití?

E. M.: Siempre hay espacio para hacer mejor las cosas. Lo que sí puedo asegurar es que el nivel de entrega, de devoción, de esfuerzo, de sacrificio que ha hecho las Naciones Unidas a través de todo su personal ha sido realmente increíble desde el día del terremoto hasta hoy. Para mí ha sido fuente de inspiración ver a esas mujeres y a esos hombres trabajando en condiciones realmente increíbles, durmiendo en las tiendas de campaña, sin comer, para ayudar al prójimo. Yo creo que ese esfuerzo que han hecho la comunidad internacional y Naciones Unidas es ejemplar. Como digo, siempre hay posibilidades de mejorar, pero también es cierto que nunca habíamos estado confrontados a una tragedia humana tan profunda como esta.

SEMANA: ¿Qué porcentaje de la ayuda que la comunidad internacional prometió se ha invertido?

E. M.: Se habían ofrecido 5.000 millones de dólares en los primeros cinco años y ya fueron aprobados 1.300 que se van a invertir en los proyectos que se están presentando a la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití, que se reunirá el próximo 28 de febrero. Hasta el momento la cifra que ha sido desembolsada es esa y pronto se empezará a trabajar físicamente en carreteras, puentes, hospitales, colegios, aeropuertos y puertos. Este año se va a aprobar más presupuesto. Lo que pasa es que no se puede improvisar. Los proyectos tienen que ser bien estudiados, bien realizados, para no reconstruir lo que había, porque queremos hacer algo mucho mejor.

SEMANA: Usted decía que han recogido el 25 por ciento de los escombros. ¿Cuánto tiempo se necesitará para llegar al 100 por ciento?

E. M.: Tal vez un par de años más, porque fueron más de 60 millones de metros cúbicos de escombros. Haber recogido en un año una cuarta parte ya es un buen esfuerzo. Y es que en el tema de la remoción de escombros había dos conceptos. Un inversionista extranjero se ofreció a recoger, con toda su maquinaria, todos los escombros por cien millones de dólares. Pero el gobierno de Haití se negó a pagar esa cifra aduciendo que en su país el 80 por ciento de la población no tiene empleo. Por esta razón implementó el programa Cash for work, en el que se la paga a la gente para que recoja los escombros de su terreno. Es un proceso más lento, más difícil y toma más tiempo porque lo hacen a mano, pero por lo menos la gente tiene un ingreso y está participando activamente en la reconstrucción de su país. Considero que esto ha sido mejor que haber contratado a una empresa internacional que tal vez lo pudo haber hecho en un año. La idea también era darle recursos y empleo a los locales, así que creo que el gobierno tomó una buena decisión en ese campo.

SEMANA: ¿Cómo evalúa el papel de la ONU durante el proceso electoral y la epidemia de cólera?

E. M.: Sobre la epidemia de cólera debo decir que el Ministerio de Salud haitiano dirigió la respuesta de manera muy eficiente, creando centros y unidades de tratamiento del cólera con el apoyo de Naciones Unidas. Ahora tenemos una tasa de mortalidad menor del dos por ciento, lo cual es más o menos aceptable dentro de las normas en este tipo de epidemias tan virulentas. La epidemia se pudo contener, se pudo limitar. Hubo más de 300.000 personas infectadas y 4.000 muertos, o sea que todo lo que se hizo en temas de saneamiento, prevención, campañas de información, funcionó.

En el tema electoral y político, vamos a tener la segunda vuelta el 20 de marzo. No fue un proceso fácil, pero la misión técnica de la Organización de Estados Americanos (OEA), que fue invitada por le gobierno para analizar el tema de las denuncias de fraude, presento su informe técnico e hizo recomendaciones que fueron tenidas en cuentas por el Consejo Electoral. Para finales de abril se espera instalar la nueva Asamblea Nacional y en los primeros días de mayo se debe realizar la juramentación del nuevo presidente, lo que va a consolidar el avance de Haití en el proceso de democratización.

SEMANA: ¿Cuál es el plan de acción de la misión de la ONU en Haití?

E. M.:
Queremos concentrarnos mucho, para trabajar con el próximo gobierno, en los temas de Estado de Derecho. Esto no es solamente policía, justicia, sino también tiene que ver con el registro de estado civil, con el catastro, con el tema de aduanas para que el Estado tenga sus propios recursos y no tenga que depender de las dádivas o de la comunidad internacional como ha sido hasta ahora. La idea es romper ese círculo vicioso de asistencialismo, al cual ha estado sometido Haití en los últimos años. Tenemos que crear las capacidades haitianas para que este país sea cada vez más independiente, más soberano para tomar sus propias decisiones. Y esto no lo puede hacer Naciones Unidas solamente. Esto es un contrato para Haití, un contrato en donde participa la sociedad civil, el sector privado, sectores interesados en el interés del país, el gobierno, la comunidad internacional, todos trabajando juntos para alcanzar estos objetivos de Estado de Derecho. Crear también las condiciones y las garantías para que haya inversión nacional extranjera, para generar empleo. La gran aspiración de los haitianos es tener un empleo.

SEMANA: ¿Ha sentido algún tipo de rechazo de la población haitiana hacia la ONU?

E. M.: Cuando sucedió lo del cólera, que en algún momento se quiso manipular diciendo que había sido la ONU la que había importado la epidemia a Haití, en algún momento hubo algún tipo de campaña motivada políticamente en ese sentido, pero eso ya ha quedado atrás. Yo creo que la gran mayoría de la población aprecia la presencia de la misión, sabe que somos una garantía de estabilidad política, que otorgamos la seguridad necesaria en el país, y que estamos creando las condiciones para que otros actores de desarrollo, de inversión, puedan hacer su trabajo. En una encuesta que realizamos en el mes de diciembre, más del 80 por ciento de la población percibía de manera positiva la presencia de esta misión en Haití.

SEMANA: ¿Cuándo se podrán ver estos resultados?

E. M.: Yo creo que esos resultados ya están visibles, ya están ahí. Esta misión va a cumplir siete años en julio. Cuando fue establecida el país estaba al borde de la guerra civil, destruyéndose, y la ONU logró estabilizarlo y crear misiones de paz. Después fueron las elecciones, porque era importante que Haití tuviera un gobierno legítimo, y la ONU organizó y financió ese proceso. Después de eso vino la crisis de seguridad interna, la violencia de los grupos armados, que aterrorizaban a la población. La misión cumplió ese trabajo con la policía nacional de Haití y pudimos liberar muchas ciudades del yugo del terror que imponían estos grupos. En el pasado proceso electoral fuimos la garantía, la seguridad, dimos el apoyo logístico y técnico para las elecciones. Ahora vamos a entrar en una nueva etapa, con un nuevo gobierno, y queremos entrar en el tema de crear las capacidades de los haitianos y sus instituciones para que asuman sus propias responsabilidades.