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“No veo gestión de Chávez ni de Evo”

Mauricio Macri, la figura de derecha capaz de opacar al presidente Néstor Kirchner desde la Alcaldía de Buenos Aires, habló con SEMANA.

30 de junio de 2007

Mauricio Macri recibió a Semana con otros corresponsales en la sede de Propuesta Republicana (PRO), su movimiento político, para hablar del futuro. Tras ganar con un 61por ciento de los votos la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el presidente de Boca Juniors se posiciona como líder natural de la oposición en Argentina. Su éxito crea un factor de preocupación para Néstor o Cristina Kirchner, uno de los cuales será el candidato oficial para las elecciones presidenciales de octubre de este año.
"La gente no quiere firmar más cheques en blanco y si hay alguna apuesta superadora, puede tener la oportunidad de competir con posibilidades en octubre", dice Macri para empezar la entrevista.

SEMANA: Su triunfo en Buenos Aires lo coloca como nuevo jefe de la oposición ¿Cómo lo asume?
Mauricio Macri: La Argentina está en un período embrionario institucional. Ha habido una gran crisis de los partidos tradicionales. No debe sorprendernos que después de la crisis de dos partidos tan fuertes como el radicalismo y el peronismo, a la oposición le haya costado rearmarse, pero pienso que va a tener propuestas interesantes para octubre. El PRO es una nueva expresión política que avanza con propuestas concretas.

SEMANA: ¿Qué cambios propondría en la política exterior y económica argentina?
M.M: Necesitamos una política exterior, no solo vincularnos en forma amigable con Chávez, que es uno de los que peor política exterior tiene en el mundo. Tenemos que crear vínculos de largo plazo con la gente que puede generar un mayor aporte tecnológico, inversión, compra de productos hechos con trabajo argentino. En el tema económico debemos apuntar a un proyecto a largo plazo para generar mayor inversión sobre todo en infraestructura.

SEMANA: ¿Su triunfo puede indicar un cambio en América Latina, que venía eligiendo gobiernos de centro izquierda? ¿Por qué dijo que los derechos humanos eran cosa del siglo pasado?
M.M: En Argentina es tal la crisis de gestión, de confiabilidad, que hablar de modelos latinoamericanos suena ambicioso. Primero hay que reconstruir la confianza que ha desaparecido, el vínculo entre la sociedad y la política, y después pensar en qué vamos a construir para el resto de la región. Creemos que tiene que haber otro tipo de vínculo con el mundo.

Hablo de una actitud más respetuosa, más responsable en la convivencia. Nosotros hemos caído en el absurdo de creer que solo tenemos derechos. Esto no va en contra de que se defiendan los derechos humanos, pero no a costa de sacrificar el futuro. La energía del gobierno debe estar en construir un mejor futuro y no en perseguir fantasmas.

SEMANA: ¿Cómo explica su triunfo, a pesar de la campaña del gobierno que lo identificó como un representante de la derecha, continuador del menemismo de los años 90?
M.M: Ganamos porque apostamos al cambio, entusiasmamos a la gente con nuestras propuestas, porque les gustó que no agredimos. La gente se dio cuenta de que ellos fueron los que hicieron parte del 90.

SEMANA: Pero sus adversarios lo identifican con los 90. ¿Cuál es su relación con ese espacio político? ¿Hay algo para rescatar de esa época?
M.M: Los 90 tienen cosas rescatables, la modernización, la mejora en los servicios públicos, abrirse al mundo, y cosas malas, corrupción, la falta de políticas sociales que contuviesen a los que quedaron fuera en el proceso. Pero decirle a la gente que hay una década que es culpable de todo es mentira, porque la Argentina no para de retroceder desde hace muchas décadas.

SEMANA: ¿Se prepara para suceder a alguno de los Kirchner en 2011?
M.M: Pensar que nos preparamos para suceder a alguno de los Kirchner en 2011 encierra dos errores: primero, estar seguro que uno de los Kirchner va a ganar en octubre. Segundo, sería un error que pensemos en 2011, cuando hemos prometido muchas cosas que tienen que ver con los problemas concretos de la gente en la ciudad. Tenemos que cumplir con todo eso, y si hacemos las cosas bien, la gente va a querer que sigamos, pero primero hay que ocuparse de lo que prometimos.

SEMANA: ¿Por qué piensa que Néstor o Cristina pueden perder, si todos los encuestadores dicen que cualquiera de los dos ganará?
M.M: No me parece obvio que el Presidente consiga la reelección, porque en Argentina cinco meses son una eternidad. Hay más gente que empieza a pensar que este gobierno ha sido de transición y que debe ser reemplazado por uno que proponga una agenda de pacificación interna, de creación de consenso y de una mejor relación con el mundo, explicando hacia dónde va la Argentina y cómo espera crecer y de esa manera recibir mayor crédito e inversión. Ese debate se va a dar recién a partir de ahora.

SEMANA: ¿Quién tiene más opciones, Néstor o Cristina?
M.M: Para los investigadores que han trabajado el tema, es claro que Cristina tiene menos votos que el Presidente.

SEMANA: ¿Cree posible unir a la oposición para las elecciones de octubre? ¿Si hay varios candidatos, es posible que se unan en la segunda vuelta?
M.M: Es imposible una única candidatura nacional de oposición. Lo intenté el año pasado y no tuve éxito, así que voy por la variante que mejor le parece al PRO. Ya tenemos líderes en el 90 por ciento del país, estamos creciendo, vamos a participar en las elecciones y vamos a crecer más si hacemos las cosas bien. Aspiro a que si hay varios candidatos de oposición, se combinen de forma respetuosa, ya que hay más afinidad entre la oposición, que con el oficialismo.

SEMANA: Usted dice que en Argentina cinco meses pueden ser una eternidad. ¿Es posible una nueva anarquía como la de 2001 para debilitar la imagen del gobierno, que este pierda votos y que crezca la oposición?
M.M: Yo no veo a la Argentina volviendo a 2001, eso es tremendismo. Hay problemas, pero creo que los podemos manejar en un marco institucional, y que se plantee una alternativa al justicialismo. No hace falta una crisis de esa magnitud para que los argentinos pensemos en votar otras alternativas que nos den mayor tranquilidad.

SEMANA: ¿Cómo incidió la experiencia de haber sido secuestrado?
M.M: Soy una persona que hizo muchas cosas en su vida, pero a uno le llega en un momento la vocación de participar en política, porque solo desde allí vamos a construir una Argentina pujante ligada al mundo, volver a ser una gran potencia sin pobreza y marginación.

El secuestro me pasó cuando era más joven, porque todavía soy joven para la política. Es algo que uno no le desea a nadie, pero lo que no te mata te fortalece.

SEMANA: Sorprende que un empresario ejerza el papel de oposición en Argentina.
M.M: Yo me siento un constructor y no un opositor y vamos a tratar de demostrar que se puede construir una ciudad mejor. No estoy para confrontar inútilmente.

SEMANA: ¿Se identifica con la gestión de algún alcalde, como Bloomberg en Nueva York?
M.M: Como modelos, creo que Barcelona, Santiago, Curitiba, Bogotá, Guayaquil, Nueva York, son ciudades que han tenido una buena gestión. Buenos Aires es una ciudad bellísima, pero hace muchos años está desorganizada. Aun seguimos siendo, a mi criterio, la ciudad cultural por definición de Latinoamérica, pero se requiere una organización más adecuada.

SEMANA: ¿Cómo ve la gestión en Bolivia y Venezuela?
M.M: No veo gestión de Chávez ni de Evo Morales. Veo muchos problemas en esos países.