Home

Mundo

Artículo

Nunca es tarde

Reaparece Trotsky en la historia de la Unión Soviética.

20 de febrero de 1989

"Espía extranjero", "enemigo del pueblo", "agente de Hitler", son sólo algunas de las acusaciones endilgadas por los stalinistas a León Trotsky, antes de que el fundador del Ejército Rojo fuera expulsado de la Unión Soviética en 1929, para perderse en el olvido oficial que lo sacó hasta hasta de los libros de la historia. Casi sesenta años más tarde, los nuevos aires que corren bajo el régimen de Mikhail Gorbachov, han permitido que varias generaciones de soviéticos, que sólo conocían la existencia de Trotsky de oídas reexaminen el papel de quien fuera una figura central de la revolución bolchevique.

Por supuesto, las revelaciones que la prensa soviética hace en estos días a sus conciudadanos. no son ninguna novedad en Occidente. Pero la nueva historia describe los estrechos vinculados de Trotsky con Lenin en los días que siguieron a la toma del poder, su contribución --como Comisario de Guerra-- en la fundación del Ejército Rojo y su conducción de la guerra civil contra los rusos blancos y la intervensión extranjera entre 1918 y 1921.

La nueva actitud ante la figura historica de Trotsky es interpretada por los observadores occidentales como parte de la campaña para desmitificar el papel de Stalin en la conducción del país. Por eso, lo que más ha impactado a los soviéticos es un artículo de Literaturnaya Gazeta, que el 4 de enero les reveló que un coronel de la NKVD, llamado Leonid Eitigon, contrató por US$5 mil al comunista español José Mercader y le dio un pasaporte falso para que asesinara a Trotsky no fueron en agosto de 1940, en su casa situada en el cruce de las calles Viena Morelos, en el suburbio mexicano de Coyoacán. Pero además, los rusos saben ahora que no fue Lavrenti Berial el autor intelectual del asesnato, sino el propio Stalin en persona.

El artículo de la Gazeta, firmado por el historiador Nicolás Nicolai Vasetsky, coincide con uno aparecido en Pravda, el 9 de septiembre del año pasado, en el sentido de que la desgracia de Trotsky no fueron sus errores ideológicos, .sino su enemistad con Stalin. Según el artículo de Pravda, escrito por el general Dmitri Volkogonov, "Trotsky en los años que perteneció activamente al partido (1917-1924), no fue un enemigo de la revolución y del socialismo. La fuente de su tragedia descansa no tanto en su lucha contra el stalinismo como en su pelea contra Stalin mismo por el poder."

Por eso la rahabilitación forma de Trotsky, que debe ser hecha por el Partido Comunista y las cortes judiciales que lo condenaron al destierro, no parece estar a la vuelta de la esquina. La razón es que para los nuevos soviéticos, Trotsky era tan sanguinario, descarnado y calculador como su enemigo, y eso no se esconde a los ojos de los lectores. Ello se pone de presente en el hecho de que, ya en el exilio, Trotsky no dijera una palabra en apoyo de las víctimas de la hambruna de 1933, causada por las políticas de Stalin, ni contra la represión y las purgas que acabaron con miles de "enemigos del pueblo".

En esa época, Trotsky escribió: "Mientras más tiempo dure la represión, mejor servirá a los fines contrarios a los propuestos". Y como dice el historiador Roy Medvedev, "la mayor parte de sus ideas no tienen ninguna relevancia hoy; Trotsky era como un general que no sabe hacer nada a menos que haya una guerra. Su gran momento fue la revolución y el quería diseminarla por todo el mundo. Tenemos otros problemas y otros valores hoy en día".

Por eso, todo se enfoca de cara a la espinosa relación que enfrentó a Stalin con Trotsky, dominada por los celos del primero ante el intelecto superior y la estrecha amistad que unió a Trotsky con Lenin. Los lectores soviéticos han podido ver en la nueva historia cómo Stalin conspiró contra su enemigo inmediatamente después de la muerte de Lenin, lo envió al exilio interno en 1928, lo expulsó del país en 1929 y finalmente, antes de ordenar asesinarlo, lo privó de su ciudadanía junto con su familia en 1932.

La rehabilitación plena tal vez nunca llegue a Trotsky, quien sigue calificado de "oportunista". Pero para todos es claro que la verdad histórica es una arma de la política de restructuración económica de Gorbachov, la base dialéctica para poder eliminar el sistema que Stalin estableció hace 60 años, y poner la vida del país a tono con los tiempos.--