Home

Mundo

Artículo

OFENSIVA TOTAL

Los recientes combates no sólo amenazan con borrar del mapa a Beirut, sino que parecen no tener fin.

18 de septiembre de 1989

"En nombre de Dios, en nombre de Dios, no matéis, como Caín a tu hermano", gritó con lágrimas én los ojos el Papa Juan Pablo II a las autoridades de Siria, quienes durante la última semana parecen haber lanzado la consigna final de "borrar del mapa a Beirut". Con morteros de 180 y 240 mm están reduciendo literalmente a polvo a los barrios cristianos de la capital libanesa. En contravención de las convenciones de La Haya y Ginebra sobre la guerra, la población civil ha sido objeto de los más feroces bombardeos, a los que no escapan hospitales ni centros vitales para la economía como la Central Eléctrica de Suk el Garb.

La capital libanesa es hoy en día un completo fantasma humeante por donde los civiles se mueven bajo tierra, a través de refugios y corredores subterráneos.

Todo parece indicar que esta es la última batalla de Beirut y mientras lejos de ese volcán continúan, o se inician y reinician conversaciones diplomáticas para poner fin a esta verdadera carnicería, las tropas musulmanas y cristianas siguen trenzadas en un combate mortal del que ninguno de los dos podrá salir victorioso. Siria asegura que el causante de los enfrentamientos es el general Michel Aoun por haber rechazado el plan de paz que le fue presentado días atrás y que preveia un alto al fuego, el fin del bloqueo y la inspección de los barcos para evitar la llegada de nuevo armamento. El jefe del gobierno militar del Líbano, el general cristiano Michel Aoun, afirma, por su parte, que el agresor es Siria, al que desde marzo del presente año le declaró la "guerra de liberación" contra los 35 mil soldados de ese país estacionados en territorio libanés.

En medio de los intensos bombardeos, el jefe de las milicias cristianas ha manifestado su disposición a negociar con Siria y ha ofrecido un alto al fuego, pero el jefe del gobierno civil libanés, apoyado por Siria, el musulman Salim El Hoss, ha dicho que el cese al fuego tiene que implicar el fin de la decretada guerra de liberación de Aoun. Guerra que para El Hoss no es de liberación sino un conflicto interlibanés. Siria dice que no cesa el ataque hasta tanto no se haya dado un visto bueno sobre la nueva conformación del gobierno libanés.

Este afán "paternalista" de Siria ha pesado mucho sobre la acción mediadora del Comité Tripartito de la Liga Arabe, compuesto por Argelia, Marruecos y Arabia, quienes están desde marzo pasado encargados de buscar una solución al conflicto libanés. Pero, para pesar de las autoridades de Damasco, el Comité Tripartito fue el primero en afirmar explícitamente que el principal obstáculo para un acuerdo de paz es Siria. Impresión que poco a poco han venido tomando personalidades como el presidente norteamericano, George Bush; Francois Mitterrand, jefe de Estado francés, y el primer ministro israelí Isaac Shamir. Así mismo, el presidente de Irak, Saddam Hussein, se ha manifestado en el sentido de que Siria es el responsable de la crisis.

En una reunión que fue calificada en Occidente como "el consejo de guerra de Damasco" presidida por los ministros de Asuntos Exteriores de Siria, Faruk Al Sharen, y de Irán, Ali Akbar Velayati, con la participación de los diversos grupos de milicias libanesas, se condenó al gobierno militar cristiano y se le acusó de hacer el juego a Occidente.

A pesar de los llamados al cese del fuego por parte del Papa Juan Pablo II y del secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, quien por primera vez en 10 años ha convocado a una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad invocando el articulo 99 de la carta de las Naciones Unidas, según el cual se debe citar a este organismo cuando la paz mundial está en peligro, los ataques al final de la semana mantenían su intensidad. Según informaciones de las agencias de prensa, el número de muertos pasaba de 75 y los heridos se acercaban al medio millar, lo que eleva el número de muertos desde cuando se reinició la guerra, en marzo pasado, a cerca de 700 y el de heridos a una cifra cercana a los 3 mil.

En todo caso, es posible que para cuando acaben los combates Beirut se haya quedado vacía. Porque inclusive para los habitantes de esta ciudad, que lleva ya tres lustros en guerra, la ultima ofenfiva ha sido demasiado.
El millón de habitantes que quedaba en Beirut, hace 6 meses, se ha reducido a algo más de 250 mil personas en tan sólo 10 días, y fuentes periodísticas libanesas calculan que al final de esta semana es posible que ya no queden más de 100 mil. Y entonces podrá ser cierto lo que afirmó el líder de las milicias drusas: "Beirut tendrá el mismo destino que Stalingrado y un futuro muy sombrío".-