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Siria vive desde 1963 bajo una la ley de emergencia que impide la convocatoria de manifestaciones. | Foto: AP

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Ola de protestas en el mundo árabe: ahora el turno de Siria

La muerte de opositores lleva a pensar que Siria va en camino a convertirse en el próximo país de Medio Oriente con crisis política.

Alianza BBC
24 de marzo de 2011

La muerte de un número indeterminado de personas que participan en manifestaciones antigubernamentales plantea el interrogante de si Siria será el próximo país árabe en verse conmocionado como resultado de la actual ola de protestas en el mundo islámico.

Se estima que 18 personas murieron y decenas resultaron heridas luego de que la policía abriera fuego contra opositores en la ciudad sureña de Deraa.

Pero activistas de derechos humanos aseguraron a la BBC que la cifra de víctimas fatales asciende a 37.

El periodista de la BBC Jim Muir comenta que, seis días después de que comenzaran las protestas en Deraa, todo indica que está resultando difícil para las autoridades contener la ira popular.

Según los corresponsales en Siria, una veintena de camiones militares llenos de soldados armados partieron de Damasco con destino a Deraa, que desde hace una semana es foco de protestas.

"Bandas armadas"

El miércoles, los cuerpos de seguridad abrieron fuego y lanzaron gases lacrimógenos para intentar dispersar a miles de personas que participaban en los funerales de seis manifestantes muertos en anteriores hechos de violencia.

Cientos de personas se habían congregado en las calles cercanas a la mezquita de Omari para prevenir que las fuerzas gubernamentales la tomaran.

El gobierno dice que el edificio es un refugio de bandas armadas, y la televisión estatal mostró imágenes de armas, municiones y fajos de billetes supuestamente hallados en la mezquita.

Según las autoridades, se ha traficado armamento y equipos de comunicaciones desde el vecino Israel, país al que acusan de ser el origen de más de un millón de mensajes telefónicos de texto urgiendo a los sirios a usar las mezquitas como bases para fomentar conflictos.

A su vez, el gobierno ha calificado de "mentiras" los mensajes y las imágenes enviadas desde la zona hacia el exterior con "historias sobre masacres" y asegura que la población local está "cooperando para detener a las bandas armadas".

Las autoridades acusaron al servicio árabe de la BBC de difundir "mentiras provocativas".

Desafío

Siria vive desde 1963 bajo una la ley de emergencia que impide la convocatoria de manifestaciones, por lo que las actuales protestas son consideradas como el mayor desafío que ha tenido el presidente Bashar al-Assad desde que asumió el cargo en 2000, tras la muerte de su padre, Hafiz.

Como explica Jim Muir, de la BBC, "hasta ahora algunos intentos de movilizar a la oposición en Damasco y en otros lugares se habían desvanecido, dejando la impresión de que la situación no era tan volátil como en otros países árabes".

"Pero debido a la mano dura de las autoridades con pequeños incidentes locales, Deraa de repente se convirtió en el centro de la indignación popular, similar a la que ha prendido la mecha en otros lugares" de la región.

No hay que olvidar que la actual ola de protestas se inició en Túnez por reivindicaciones regionales y se trasladó rápidamente a las grandes ciudades.

Tampoco debe perderse de vista que, como explica Muir, "Siria comparte muchas de las condiciones que llevaron al derrocamiento de los gobiernos en Túnez y Egipto, y que subyacen en los trastornos en Libia, Yemen, Bahréin y otras naciones".

Aunque Al-Assad sólo ha estado en el poder durante una década, heredó los problemas de la presidencia de su padre, quien gobernó durante 30 de los 37 años transcurridos desde el golpe de 1963, que llevó al poder al partido Baas.

Al igual que los otros países árabes, "Siria está plagada de corrupción de alto nivel y clientelismo vinculados con la represión política aplicada por los servicios de seguridad bajo leyes de emergencia draconianas en vigencia durante casi 50 años", manifiesta Muir.

Hay un factor adicional, según los analistas: el poder se concentra en manos de la minoría alauita (una rama del Islam chiíta), a la que pertenece Al-Assad, lo que genera resentimientos entre la mayoritaria comunidad sunita.

A favor del gobierno están particularmente "su postura nacionalista", afirma Muir, y "la firmeza en contra de Israel y, en ocasiones, de los poderes occidentales", lo que le granjea apoyo entre la población.

Buena parte de la evolución de los acontecimientos en Siria dependerá -según pronostica el periodista- de cómo Al-Assad maneje la ira manifestada en los últimos días en Deraa y que potencialmente podía extenderse a otras regiones del país.