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ORO SOLIDO

A dos meses de sus derrocamientos, se conocen nuevos datos sobre las fortunas de Noriega Ceausescu

26 de marzo de 1990


El derrocamiento de las dictaduras de Rumania y Panamá, ocurrido en medio de las pasadas, fiestas navideñas, puso sobre el tapete, una vez más, un tema que ya prácticamente resulta inherente a las tiranías: el de las incalculables fortunas amasadas por los dictadores. Además de la represión, la falta de libertades, el autoritarismo, la persecución contra las fuerzas de la oposición y el aferramiento enfermizo al poder Nicolae Ceausescu y Manuel Antonio Noriega se encargaron de confirmarle al mundo que las dictaduras, que normalmente cabalgan sobre falsas posturas patrióticas, nacionalistas o moralistas, van casi siempre de la mano de la corrupción, los privilegios y, sobre todo, de las acaudaladas cuentas, bancarias en los países que se comportan como verdaderos paraisos fiscales.

Las imágenes que recorrieron el mundo con las pieles, los cuadros y las colecciones de costosos zapatos de Elena Ceausescu y las mansiones entre palaciegas y exóticas de Noriega, exhibidas por las tropas norteamericanas después de la invasión a Panamá, no son sino un pálido reflejo de las inmensas cantidades de dinero que poseían este par de maniáticos del poder.

Ceausescu y Noriega no sólo coincidieron en la época en que terminaron sus reinados. Algunas de sus prácticas de recaudación de fondos parecían calcadas, Mientras Ceausescu cobraba 10 mil dólares a los rumanos de origen alemán o judío que deseaban radicarse en la RFA o en Israel, Noriega cobraba la misma suma a los chinos y coreanos que llegaban a Panamá con el deseo de instalarse en ese país.

El "conducator" rumano logró hacer que se aprobara una ley según la cual todas las empresas de su país que hicieron negocios con el exterior debían pagar una cuota del cinco por ciento del volumen global y consignarlo a una de las cuentas de las empresas controladas por Ceausescu Carpati, Dunarca o Terra. Noriega, por su parte, había montado un impuesto equivalente para cada una de las mercancías que salían de la zona libre de solón. Este pago se hacía a una cuenta que manejaba el ex candidato presidencial Carlos Duque, hombre de confianza del general.

Los contratos con artistas o deportistas rumanos dejaban cuantiosas sumas en las arcas de la familia Ceausescu, Valentín, el hijo mayor del dictador, era el principal beneficiario del dinero que se movia por conceptos futbolísticos y, cuando la Ford logró estampar su firma en las camisetas de los jugadores del Steaua, Valentín Seausescu se convirtió en el único poseedor de un Ford Sierra en Rumania. Pero Nicolae Seausescu era quien manejaba personalmente la cuenta en dólares del famoso equipo rumano. No había tenista, gimnasta o futbolista que no fuera manejado como propiedad del dictador, quién así engordaba las cuentas de su familia.
El general Noriega tenía otro tipo de nexos con 105 deportes. Su particular inclinación por el negocio de las drogas lo llevó a financiar en México, en compañia de su socio Juan Javier Macklis, la creación de una fábrica productora de esteroides --Laboratorios Milano--, que hasta el pasado mes de abril se cerró como el mayor exportador de anabolizantes a los Estados Unidos, en donde se ha generalizado el uso de este tipo de drogas por parte de jugadores de fútbol americano y atletas de todos los órdenes.

Aunque todavía no se ha podido cuantificar la fortuna de Ceausescu algunos periodistas suizos, como Roger de Diesback; y André Crettenand, han investigado el asunto y han descubierto la existencia de dos cuentas identificadas con las siglas TA-73 y TA-18, adonde iba a parar una buena parte de las ganancias de la venta del petróleo rumano, controladas directamente por Elena Ceausescu.

Se sabe qué otra buena parte de la fortuna de los Ceausescu fue depositada en oro en dos bancos de Zurich, días antes de la masacre de Timisoara, y se presume que algunos baúles cargados de lingotes del mineral precioso fueron trasladados al Banco Central de Irán durante la última visita del dictador rumano a ese país. En cuanto al resto del oro, que debería encontrarse aún en Visterio, sitio donde se custodia el tesoro nacional rumano, existen serias dudas sobre su paradero. Sobre todo después de la detención de Valentín, el hijo mayor de Ceausescu, quien pretendía escapar por la frontera con más de 200 kilos de oro.

Si Ceausescu y su familia preferían el oro y el grueso de sus ganancias provenían de la venta del oro negro, Noriega tenía inclinación por los negocios del oro blanco. En enero de este año, el Departamento de Justicia norteamericano afirmó que el capital existente en las cuentas congeladas al ex dictador ascendía a unos 20 millones de dólares, producto del tráfico ilegal de cocaína.

En el momento de su detención, Manuel Antonio Noriega disponía de una fortuna calculada en 200 millones por los más pesimistas, y de 400 millones por los más optimistas. Los investigadores norteamericanos pusieron alerta a la aduana francesa sobre las cuentas en el Banco Mundial de París y en el CIC, en donde el ex dictador tenía un saldo cercano a los 26 millones de dólares, aparte de una orden de abono irregular del consulado panameño de Marsella, sobre la cual fue avisado el Banco Nacional de París.

Sin embargo, se afirma que la mayor parte de los fondos, tanto de Ceausescu como de Noriega, se encuentran en los bancos suizos. Se calcula que el dictador rumano logró guardar una fortuna de 400 millones de dólares y el dictador panameño algo cercano a la cifra de los 65 millones de dólares, ya que había tenido la precaución de no concentrar el dinero en un sólo país y logró abrir poderosas cuentas en Gran Bretaña y Luxemburgo.

Los palacios, los castillos y las lujosas mansiones hacian parte de los haberes de ambos dictadores El palacio presidencial rumano tuvo un costo de 2.000 millones de dólares. Las residencias veraniegas al borde del Mar Negro o al lado del Lago Snagov y las cuatro mansiones del tirano en Bucarest, ubicadas a los cuatro costados de la Plaza de Aviadores suman, entre todas, según los cálculos, cerca de mil millones de dólares Esto sin contar con los castillos de Mogosoaia y Hohenzollern, antiguas propiedades de la dinastía real rumana, que fueron anexadas a la dinastía Ceausescu.

El dictador panameño no se quedaba atrás. Una granja en Francia, un lujoso apartamento en la mejor zona de París, varias casas de lujo en la capital panameña, una famosa mansión en la isla Flamingo a un lado del puente de las Américas y su predilecta Casa de las Brujas, en donde al parecer el dictador practicaba algunos ritos de brujería, hacían parte de su capital inmobiliario. Aunque no descuidaba para nada la adquisición de bienes móviles Además de tres jets y un Boeing 727 poseía tres yates de recreo bautizados Macho I, Macho II y Macho III y contaba cada uno con cerca de 20 habitaciones de lujo equipadas con lo más moderno en aparatos de video y sonido, aparte de costosos equipos de pesca.--