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OTRAS AGUAS PARA LA DISCORDIA

Teherán se contradice al comentar el minado del Mar Rojo.

10 de septiembre de 1984

La guerra entre Irak e Irán pego un salto de mil quinientos kilómetros cuando el escenario de la confrontación se trasladó de las aguas del Golfo Pérsico a las del Mar Rojo. En efecto, a consecuencia de una serie de misteriosos estallidos de minas ocurridos desde mediados de julio pasado, ya son 12 los buques que han sufrido daños en aguas del Mar Rojo y del Golfo de Suez, lo que ha desatado numerosas especulaciones sobre quién es el responsable de tal operación de minado. Para Egipto y Estados Unidos el culpable es Irán o Libia, mientras que para Teherán el minado del Mar Rojo es una "nueva conspiración" de Estados Unidos e Israel para "dañar la reputación de la revolución islámica".
Quienes acusan a Irán de estar tras de esto, aducen una transmisión de Radio Teherán en la que se elogia la operación de minado, efectuado aparentemente por un grupo, denominado Jihad de Islam, quien según esa radio, se atribuyó la responsabilidad del hecho. En realidad, Radio Teherán definió el minado de esas aguas como "parte de la intensa lucha contra las fuerzas de la esclavitud y la dominación". Este grupo fue el que asumió el año pasado la responsabilidad de los ataques dinamiteros contra la embajada norteamericana en Beirut y el cuartel central de los soldados franceses en Beirut, en el que murieron 299 infantes de marina, 241 norteamericanos y 58 franceses. Por otra parte, los partidarios de la hipotesis contra Irán, recuerdan que Egipto, uno de los más perjudicados con tales minas -pues percibe importantes volúmenes de ingresos generados por el uso internacional del Canal de Suez- ha dado respaldo a Irak en su prolongado conflicto con Irán.
Pero esta teoría fue respondida de inmediato por el canciller iraní Hussein Mussawi quien declaró que su gobierno pedía una investigación internacional de tales hechos para exponer a "los agentes que están detrás de estas acciones" a fin de que esa vía acuática vuelva a ser segura para la navegación. Hussein insistió además en la idea de una "conspiración de Estados Unidos e Israel" para "incitar la inestabilidad en el Mar Rojo e intimidar a los musulmanes que realizan su peregrinaje anual a la Meca en Arabia Saudita. Estados Unidos probó ante el mundo sus sucios objetivos al minar los puertos de Nicaragua y ha suscitado una intensa reacción de las naciones alertas del mundo", agregó el canciller iraní.
Egipto, por su parte, solicito a Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña ayuda para desminar el Mar Rojo, lo que fue respondido favorablemente por Washington quien despachó urgentemente desde Virginia un gigantesco avión Galaxy C-5 cargado de helicópteros barreminas a Egipto.
Otros analistas ante la palpable contradicción de la parte iraní por lo de Radio Teherán y la posición del Canciller Hussein, optaron por indicar que lo que subyace a la operación de minado del Mar Rojo es una presunta pugna por el poder en Irán entre sectores de ese gobierno partidarios de poner fin a la guerra entre su pais e Irak y aquéllos que consideran que el conflicto bélico entre ambas naciones debe continuar. Tal pugna, agregan, se precipita en momentos en que el ayatolah Khomeini está a punto de desaparecer del panorama político por la agravación de sus enfermedades físicas. El líder iraní tratando de desmentir las recientes aseveraciones sobre su mal estado de salud de agencias noticiosas occidentales, hizo una aparición pública. Pero en ella Khomeini en realidad se vio muy fatigado y débil. Tal estado de cosas no le impidió al líder iraní hacer una perentoria declaración en la que rechazo tanto el minado del Mar Rojo como el asalto de aviones. "El minar algún lugar significa que un grupo inocente podría ser aniquilado. ¿Cómo puede permitir esto el Islám? ¿Cómo puede permitir esto Irán?", preguntó Khomeini. Sin embargo, las consecuencias adversas para Teherán no tardaron en hacerse presentes. Dos barcos iraníes fueron detenidos y requisados en el Canal de Suez y el Presidente egipcio Hosni Mubarak, dirigiéndose indirectamente a Irán, declaró que su país podría "negar el paso a cualquier barco que represente una amenaza a la seguridad del Canal".