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PALABRAS ,TAN SOLO PALABRAS

La cumbre de Bush y Gorbachov en Washington se desarrolla sin sorpresas a pesar de las expectativas.

2 de julio de 1990

Según algunos, la primera etapa del viaje que Mijail Gorbachov y su esposa Raisa hicieron la semana pasada a tierras americanas, estuvo marcada por la nostalgia. Al fin y al cabo, hay quienes señalan que en su primera visita a Canada en 1983, el entonces oscuro ministro de agricultura sostuvo largas conversaciones con el embajador soviético, Aleksandr Yakovlev y que fue entonces cuando la idea de la perestroika maduró en la mente del ambicioso funcionario. Yakovlev purgaba una especie de exilio político por su posición poco ortodoxa ante el régimen brezhneviano de Yuri Andropov, y es hoy uno de los hombres más poderosos del Kremlin.
Pero es difícil imaginar que a Mijail Gorbachov le quede tiempo para los recuerdos. El presidente de la Unión Soviética llegó al Nuevo Mundo cargado de preocupaciones que iban desde la escalada de la violencia en Armenia hasta la insistencia de Lituania en su separación, pasando por la reacción de pánico que creó entre sus conciudadanos el anuncio de su nuevo plan económico y, la elección de su archienemigo Boris Yeltsin como presidente de la república rusa. (Ver recuadro). Todo ello hizo que, al menos en las horas canadienses de su viaje, el líder de la URSS pareciera sombrío y más reservado que de costumbre.
Pero al llegar a los Estados Unidos, Gorbachov sacó a relucir de nuevo su legendaria capacidad para las relaciones públicas. En los Estados Unidos no sólo le esperaban muchas caras conocidas y una población probadamente amistosa, sino una reunión en la cumbre cuyo éxito dependería de su capacidad para convencer a los norteamericanos de que su posición como presidente de la URSS seguía suficientemente firme.
Sin embargo. los analistas internacionales ya habían señalado con anterioridad que, si bien el objetivo principal de la visita de Gorbachov sería la presentación formal ante el mundo de los avances logrados en materia de reducción de armas estratégicas, ensayos nucleares y armas químicas, los temas que dominarían las reuniones con el presidente norteamericano George Bush serían otros. Entre ellos, el problema planteado por la reunificación de Alemania, con sus ingredientes de la permanencia de las tropas extranjeras en ese suelo, y la suerte de las repúblicas bálticas . Y gravitando sobre todo ello, la ayuda económica que necesita la URSS desesperadamente.
Eso esta claro en la medida en que, como afirmó un observador europeo, la reducción de armas resulta crucial cuando no hay una salida política a la confrontación. Pero el panorama internacional está lleno de espacios políticos nuevos, con la liberalización de la URSS, el derrumbe del bloque soviético y el resurgimiento de Alemania como la gran potencia europea desequilibrante del orden europeo de la posguerra. Por eso, más que la simple negociación del desarme, lo que estaba en juego era el diseño de un nuevo orden en las relaciones mundiales.
La reunión, en suma, estaría marcada por la capacidad de los dos líderes de entender el nuevo entorno político y el nuevo papel de las superpotencias en un mundo cada vez menos polarizado entre ellas.
Pero las circunstancias sociopolíticas han cerrado en la misma medida la capacidad de negociación de los dos líderes. Gorbachov se opone a la posición norteamericana de que la Alemania unida pertenezca a la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN, no sólo por la amenaza que ello podría representar para la Unión Soviética ahora que la zona de seguridad del Pacto de Varsovia ha desaparecido, sino porque en su país comienzan a elevarse voces, no sólo de los nacionalistas sino de algunos estamentos militares, según los cuales una concesión de esa naturaleza sería la virtual renuncia a la victoria militar de 1945, que costó muchos millones de muertos a la URSS.
Pero por otra parte, la seria crisis que aqueja a la economía soviética afecta directamente todo intento de aproximación sobre el tema de las tropas estacionadas en Europa, porque Moscú se encuentra en la encrucijada de mantener un costoso aparato militar cada vez más inútil en Europa oriental, o llevar de regreso por lo menos 350 mil soldados estacionados en Alemania Oriental cuando no hay ni puestos de trabajo, ni vivienda para acomodar a esa masa de militares y sus familias. Y, por último, los problemas económicos de la URSS son tan agudos, que nadie cree que la ayuda norteamericana pueda por sí sola, sacar al país del atolladero en que se encuentra.
Pero para Bush, las cosas tampoco son fáciles. Aunque el presidente norteamericano no tiene problemas tan acuciosos, su posición también se enfrenta a sectores conservadores para quienes el gobierno de Washington ha hecho demasiadas concesiones en el tratado de reducción de armas estratégicas, ( conocido como START) que constituye parte fundamental de la reunión y cuyos términos se espera completar para fines del año. Por otro lado, la línea dura que el presidente Gorbachov ha exhibido frente a las aspiraciones independentistas de Lituania, ha llevado a muchos congresistas a presionar a Bush para que no haga ninguna concesión de orden comercial - esto es, no conceda el título de nación más favorecida mientras esa situación no cambie.
Por eso, no eran muchos los sorprendidos ante el escaso avance que, al cierre de esta edición, habían logrado los dos presidentes sobre la OTAN y Alemania. Al final de su primera reunión privada,ambos presidentes anunciaron que sus diferencias alrededor del estatus internacional de Alemania se habían "estrechado" pero ninguno de los dos especificó en qué consistiría ese acercamiento, si bien ambos enfatizaron que los deseos de otras naciones no serían ignorados.
En contraste, el tema de las armas se presentó como un avance importante, cuando la Casa Blanca anunció que se firmaría un numero importante de acuerdos, en especial sobre las armas químicas y sobre los lineamientos generales de los puntos principales del tratado START.
La tercera cuestión importante, el acuerdo de intercambio comercial, estancado porque Estados Unidos se niega a dar a la URSS el carácter de nación , más favorecida mientras este país no adopte una legislación liberal en materia de migraciones se resolvió con la firma de varios acuerdos que regularizaron el tráfico aéreo internacional de pasajeros y carga, la comercialización de cereales y otros productos básicos.
La cuestión de Alemania quedó, por sugerencia de Gorbachov, en manos de los respectivos ministros de Relaciones Exteriores, y la cuestión de Lituania, centro de las mayores tensiones en un encuentro de Gorbachov con un grupo de congresistas norteamericanos, quedó en segundo plano cuando Gorbachov centró su argumentación en que ese era un asunto interno de la URSS que estaba recibiendo una presión injustificada por parte de la comunidad internacional.
En esas condiciones, las expectativas sobre la nueva cumbre parecieron cumplirse. Muchos apretones de manos, muchas apariciones frente a la prensa y muchas actividades culturales de las primeras damas, quienes por otra parte, mostraron mejores relaciones que las manejadas por Nancy Reagan en sus días. En el ambiente quedó sólo el eco de las palabras de Gorbachov, cuando afirmó que "las trincheras de la guerra fría están desapareciendo. La niebla de los prejuicios, la desconfianza, y la animosidad están desapareciendo" . Como dijo un diplomático europeo,"el mundo sigue girando, mueren unos problemas y nacen otros".

UNA PIEDRA EN EL ZAPATO ..
Los viajes de Mijail Gorbachov a los Estados Unidos se han visto en varias ocasiones ensombrecidos por acontecimientos en su patria. En 1988, la histórica llegada del numero uno del Kremlin tuvo que ser abruptamente interrumpida por el terremoto que destruyó Armenia. Esta vez, el terremoto se presentó en dos frentes. Uno, el geográfico, cuando un fuerte temblor de tierra sacudió a Europa oriental, incluidas algunas regiones soviéticas como Moldavia. El otro, en el político, cuando Boris Yeltsin, el gran adversario del presidente Gorbachov, consiguió la presidencia de la República soviética de Rusia, la más grande, populosa y rica de las 15 repúblicas que integran la Unión Soviética.
La elección de Yeltsin se constituye en una nueva fuente de problemas para el atribulado creador de la perestroika. Yeltsin se convirtió en el enemigo político número uno de Gorbachov desde que éste lo destituyó del Politburó en octubre de 1987 por atreverse a críticar las reformas propuestas por Gorbachov, al calificarlas de tímidas y demasiado lentas. Desde entonces, el siberiano de 59 años comenzó a ganar adeptos al presentarse como símbolo del cambio verdadero.
Por eso, la victoria de Yeltsin no podía llegar en peor momento.
Gorbachov ha encontrado grandes dificultades para poner a funcionar la estancada economía soviética, y sus 5 años de promesas en ese sentido empiezan a pesar demasiado en el ánimo de sus compatriotas. El plan económico anunciado la semana anterior, que llevó a que el precio de algunos alimentos básicos se triplicara luego de muchos años de estabilidad, tiene en la cuerda floja el ya vacilante apoyo popular de Gorbachov.Yeltsin no pierde oportunidad de señalar que la timidez y la lentitud de las reformas han llevado a este estado de cosas, tanto, que se refiere a Gorbachov como " mi eterno adversario de las medidas a medias y de los pasos a medias".
Nadie conoce aún, sin embargo, el plan económico que Yeltsin propondría de llegar a la jefatura del Kremlin. Por ahora, todo indica que su gran popularidad está más en su capacidad de rebeldía -en un país que no la vio durante 75 años- que en su proyecto político. Pero mientras se posiciona como la primera alternativa frente a Gorbachov, Yeltsin podría hacer un daño irreparable a los planes de aquél. Inmediatamente después de su elección, Yeltsin comenzó a hablar de soberanía para Rusia frente a la URSS, de disminuir el poder central sobre las repúblicas, y de colaboración comercial con Lituania en un abierto desafío a la autoridad del Kremlin. Como si fuera poco, pidió la renuncia del gobierno ante el fracaso de su economía.
No obstante, hay quienes afirman que la presencia del renegado podría ser un saludable contrapeso al virtual poder absoluto de Gorbachov. Este declaró en Canada que la elección de su rival sólo había sido posible luego que reformara su postura política, y que aclarara su "compromiso con el socialismo" Gorbachov no dejó dudas sobre lo que se avecina cuando dijo que "si la suya es una posición seria, tendremos bases para el consenso. Si lo que quiere es un juego político, tendremos problemas. Pero habrá que esperar, porque la vida es mas rica que cualquier maestro."

LA REDUCCION ARMAMENTISTA
ARMAS CONVENCIONALES
Este acuerdo, que está siendo negociado por 23 países de la OTAN y el Pacto de Varsovia en Viena, establecerá límites uniformes en el número de tanques, transportes blindados de tropas, helicópteros y piezas de artillería emplazados entre el océano Atlántico y los montes Urales. El máximo de esas cifras estaría ligeramente por debajo de las cantidades existentes actualmente en el arsenal de la OTAN, lo que significa que la OTAN, que se encuentra en inferioridad númerica en el presente, tendría que hacer reducciones mucho menores que las del Pacto de Varsovia. Las conversaciones han perdido su ritmo inicial, pues los Soviéticos parecen estar revisando su posición a la luz la reunificación de Alemania y la posible desintegración del Pacto de Varsovia.
Mientras las partes tienen un acuerdo básico en relación con las armas terrestres, aún subsisten grandes diferencias en cuanto a los aviones de combate y en cuanto a la reducción de tropas.

ARMAS QUIMICAS
Según se afirma, los Estados Unidos y la URSS han delineado un acuerdo para reducir sus enormes arsenales químicos a un máximo de 5 mil toneladas. Los Estados Unidos tienen 30 mil toneladas de gas venenoso. La URSS parece tener una cantidad aún mayor. Pero uno de los problemas del tratado es que Moscú carece de una instalación adecuada para la destrucción de las mortales sustancias.
Parte de este acuerdo consiste en que Estados Unidos detendrá su producción de gas venenoso cuando aquél entre en vigencia. Según los soviéticos, la URSS suspendió la producción del gas en 1987.

ARMAS ESTRATEGICAS
Este tratado, conocido como START, llevaría a la reducción en el 30% el número de proyectiles nucleares de largo alcance. El acuerdo elimiría la mitad de las cabezas nucleares emplazadas en misiles soviéticos de tierra y mar, e igual porcentaje de los 308 gigantescos cohetes SS-18, que no tienen equivalente en los Estados Unidos.
Las partes han resuelto la mayoría de los problemas relacionados con los proyectiles, pero aún deben superar muchas dificultades antes de llegar al texto definitivo a finales del año.

PRUEBAS NUCLEARES
Los dos países planean firmar acuerdos para mejorar la verificación :de los tratados que limitaron en los años 70 las explosiones nucleares experimentales.Estados Unidos nunca ratificó ese tratado pues lo había condicionado a la mejoría en las facilidades de verificación. En la actualidad los soviéticos buscan aumentar las restricciones, con el objetivo de eliminar las pruebas del todo.