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La ceremonia en Ciudad Juárez congregó a 300.000 personas según el Vaticano. | Foto: AFP

RELIGIÓN

Tras denunciar la tragedia de migrantes, el Papa se despidió de México

El sumo pontífice partió hacia Roma desde la Ciudad Juárez, donde abordó los problemas principales de ese país: narcotráfico, violencia, pobreza y crimen organizado.

17 de febrero de 2016

El papa Francisco denunció la "tragedia humana" que sufren los migrantes en el mundo cuando huyen de la violencia y la pobreza de sus países, en una misa oficiada este miércoles en la frontera entre México y Estados Unidos, por donde pasan millares de indocumentados.

La ceremonia en Ciudad Juárez, que congregó a 300.000 personas según el Vaticano, fue transmitida además en pantallas gigantes en el estadio Sun Bowl de El Paso, Texas, en el lado estadounidense de la frontera, seguida por otros 50.000 fieles.

"Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global", dijo Francisco en la ceremonia. "Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado", agregó.

La misa, con la que el papa cerró este miércoles su visita a México, se celebró en el punto en que millares de centroamericanos y mexicanos arriesgan sus vidas en una travesía migratoria hacia Estados Unidos.

Francisco, un argentino de origen italiano, se ha definido a sí mismo más de una vez como "hijo de inmigrantes".

"Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar ‘al otro lado‘. Un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico de humanos", advirtió el prelado.

Antes de la misa, el papa hizo una bendición a la distancia a unas 400 personas que se congregaron al otro lado del río Bravo, que divide a México y Estados Unidos. Entre ellos había numerosos solicitantes de asilo.

Centenares de personas cruzaron la frontera desde Estados Unidos para acompañar la misa, mientras otros optaron por participar desde el estadio de El Paso.

En la homilía, Francisco le envió un saludo a los católicos reunidos en El Paso. "Gracias a la ayuda de la tecnología, podemos orar, cantar y celebrar juntos ese amor misericordioso que el Señor nos da, y el que ninguna frontera podrá impedirnos de compartir", dijo.

"Te queremos papa, te queremos!", gritaron los miles de asistentes al culminar la misa, agradeciendo con aplausos la visita del pastor.

"Necesitábamos ese mensaje de alivio, de esperanza. Esto puede ser como una semilla para que cambie la imagen de Juárez" en el mundo, decía esperanzado Gustavo Orrantia, un comerciante de 41 años que lucía un gran sombrero vaquero y que fue con su hijo a la misa.

Al despedirse, el papa recordó cómo fieles apostados en los camino que recorrió levantaban sus bebés para que él los viera. "Les aseguro que en algún momento sentí ganas de llorar al ver tanta esperanza en un pueblo tan sufrido", dijo.

Antes de la ceremonia, el papa visitó una cárcel y se reunió con empresarios y trabajadores en Ciudad Juárez.

En el Centro de Readaptación Social de la localidad, Francisco cuestionó que la cárcel pueda resolver los problemas de la seguridad que golpean a México.

El encuentro tuvo especial significación en México porque, un día antes de la llegada del papa, 49 presos murieron en un motín en un penal Monterrey (norte).

Disputa política

El papa Francisco denunció la "tragedia humana" que sufren los migrantes en el mundo cuando huyen de la violencia y la pobreza de sus países, en una misa oficiada este miércoles en la frontera entre México y Estados Unidos, por donde pasan millares de indocumentados.

La ceremonia en Ciudad Juárez, que congregó a 300.000 personas según el Vaticano, fue transmitida además en pantallas gigantes en el estadio Sun Bowl de El Paso, Texas, en el lado estadounidense de la frontera, seguida por otros 50.000 fieles.

"Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global", dijo Francisco en la ceremonia. "Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado", agregó.

La misa, con la que el papa cierra este miércoles su visita a México, se celebró en el punto en que millares de centroamericanos y mexicanos arriesgan sus vidas en una travesía migratoria hacia Estados Unidos.

Francisco, un argentino de origen italiano, se ha definido a sí mismo más de una vez como "hijo de inmigrantes".

"Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar ‘al otro lado‘. Un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico de humanos", advirtió el prelado.

Antes de la misa, el papa hizo una bendición a la distancia a unas 400 personas que se congregaron al otro lado del río Bravo, que divide a México y Estados Unidos. Entre ellos había numerosos solicitantes de asilo.

Centenares de personas cruzaron la frontera desde Estados Unidos para acompañar la misa, mientras otros optaron por participar desde el estadio de El Paso.

En la homilía, Francisco le envió un saludo a los católicos reunidos en El Paso. "Gracias a la ayuda de la tecnología, podemos orar, cantar y celebrar juntos ese amor misericordioso que el Señor nos da, y el que ninguna frontera podrá impedirnos de compartir", dijo.

"Te queremos papa, te queremos!", gritaron los miles de asistentes al culminar la misa, agradeciendo con aplausos la visita del pastor.

"Necesitábamos ese mensaje de alivio, de esperanza. Esto puede ser como una semilla para que cambie la imagen de Juárez" en el mundo, decía esperanzado Gustavo Orrantia, un comerciante de 41 años que lucía un gran sombrero vaquero y que fue con su hijo a la misa.

Al despedirse, el papa recordó cómo fieles apostados en los camino que recorrió levantaban sus bebés para que él los viera. "Les aseguro que en algún momento sentí ganas de llorar al ver tanta esperanza en un pueblo tan sufrido", dijo.

Antes de la ceremonia, el papa visitó una cárcel y se reunió con empresarios y trabajadores en Ciudad Juárez.

En el Centro de Readaptación Social de la localidad, Francisco cuestionó que la cárcel pueda resolver los problemas de la seguridad que golpean a México.

El encuentro tuvo especial significación en México porque, un día antes de la llegada del papa, 49 presos murieron en un motín en un penal Monterrey (norte).

Disputa política

Después de lanzar mensajes duros contra el narcotráfico y la corrupción en su recorrido por México, el papa se enfocó este miércoles en la dramática situación de los migrantes, si bien no abundó en el debate político que ha suscitado el fenómeno.

En los últimos meses se ha registrado una ola de deportaciones en México, que se suma a las que realiza Estados Unidos, que han aumentado recientemente.

En Estados Unidos, posiciones en contra de la inmigración como las del aspirante presidencial republicano Donald Trump tienen cada vez más altavoces: el magnate lamentó el martes que Francisco sea una personalidad "muy política" que no entiende "el peligro de tener una frontera abierta como la que hoy tenemos con México".

El portavoz del Vaticano, Francisco Lombardi, replicó el comentario al señalar que "el papa es una persona que tiene una influencia política porque es un pastor y es un hombre de fe y de anuncio del Evangelio".

Los años violentos

La migración es solo uno de los problemas que experimenta Ciudad Juárez por su condición fronteriza.

Enclavada en el desierto de Chihuahua, esta ciudad vivió los peores años de la guerra contra el narco entre 2008 y 2011, en medio de las batallas entre el cártel de Juárez y el de Sinaloa, de Joaquín "El Chapo" Guzmán.

Decenas de mujeres jóvenes desaparecieron esos años y sus familiares siguen buscándolas o exigiendo justicia por las que fueron halladas en pedazos en el desierto, volviendo la memoria a la época negra de los feminicidios en los años 1990.

Francisco solo hizo una breve referencia a ese fenómeno al expresar: "¡y qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida!".

Con información de AFP.