En el ojo del huracán

En su itinerario de seis días que acabará este lunes, el pontífice viajó como un “mensajero de la paz y la reconciliación”, se reunió con los más pobres, visitó un campo de refugiados y el lunes estará con la comunidad musulmana de Bangui. La visita de Francisco fue declarada de alto riesgo, no solo por la amenaza continua de grupos yihadistas como Al Shabab, con base en Somalia pero capaz de atentar en Kenia, como lo demostró en abril, sino también por el conflicto aún abierto entre comunidades étnico-religiosas centroafricanas, pues este país se considera un Estado fallido. El gobierno ni siquiera controla su capital y se podría decir que el único lugar relativamente seguro es el aeropuerto donde se encuentran desplegados 900 militares franceses que forman parte de las Naciones Unidas. Sin embargo, el pontífice rehusó usar chaleco antibalas; antes de bajarse de su avión en Kenia dijo: “El único peligro son los mosquitos”.