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PARA EVITAR LA BATALLA DE BEIRUT

Sitiado, Arafat está ganando la batalla diplomática.

16 de agosto de 1982

¿Cuándo se inician y en qué condiciones? Las negociaciones entre Israel y la OLP para evitar la batalla de "Beirut", parecen confirmar, por su duración, el analisis de un ministro israelí para quien "Arafat está transformando su derrota militar en victoria política".
Desde el comienzo de la invasión israelí, el 6 de junio, los Fedayin conocían su imposibilidad de contener el ejército más pujante de Medio Oriente.
Los palestinos aplicaron, pues, la táctica ya empleada en 1970 cuando, derrotados por el ejército jordano, desencadenaron una vasta actividad diplomática que les permitió salvaguardar su organización y obtener un cierto número de ventajas políticas.
A pesar de los proyectos del primer ministro Begin y del general Sharon, los palestinos han logrado someter a Israel a una larga guerra diplomática, favorable a su causa. En efecto, contrariamente a las guerras israeloárabes de 1948, 1956, 1967 y 1973 que habían incluido, a diversos grados, la mayoría de los países árabes, el conflicto libanés se transformó en un enfrentamiento directo entre Israel y la OLP.
En ese sentido, la "pasividad" de los países árabes y la "discreción" de la Unión Soviética han convertido a la resistencia palestina en un interlocutor directo, es decir, imprescindible en cualquier negociación sobre el Medio Oriente.
El mismo presidente Reagan, a pesar de su tradicional oposición a la organización de Yaser Arafat, ha aceptado que su enviado especial Philip Habib establezca un puente entre Israel y la OLP.
Dos hechos hacen pensar que Washington podría pasar de esa aceptación de facto a un reconocimiento explícito de la organización palestina: las posiciones en favor de una negociación directa de la OLP, expresadas por los ex-presidentes Ford y Carter después del asesinato del presidente Sadat, y, en segundo lugar, el nombra miento del nuevo Secretario de Estado, George Shultz, cuyos nexos con el mundo árabe son bien conocidos. (Ver artículo sobre Shultz en este mismo número).
La guerra del Líbano ha transformado, en todo caso, la puesta en marcha de la segunda parte de los acuerdos de Camp David, que debían reglamentar la autonomía palestina. Israel esperaba poder negociar con los "representantes palestinos modernos" de Gaza y Cisjordania, pero la transacción directa de los Estados Unidos con la OLP y las manifestaciones de protesta registradas en los territorios ocupados, sancionadas con la destitución de varios alcaldes palestinos podrían transformar los planes del primer ministro israelí.
Nadie imagina, por otra parte, que el presidente Mubarak pueda negociar el destino de los palestinos sin la OLP después de haberle propuesto a sus dirigentes formar en El Cairo, un gobierno cn el exilio. Las autoridades egipcias tampoco han definido cuál es el alcance de la declaración hecha por su Ministro de relaciones exteriores quien dijo en París: "Israel ha violado los acuerdos de Camp David así como el espíritu del tratado entre El Cairo y Tel Aviv".
Por ahora, Egipto ha logrado romper, en parte, el aislamiento a que había sido sometido después de firmar el acuerdo con Israel, como lo prueban sus relaciones estrechas con Arabia Saudita y la invitación iraquí al presidente Mubarak para asistir a la conferencia de Países no Alineados que se llevará a cabo en Bagdad del 6 al 10 de septiembre.
La primera versión de los acuerdos de Camp David también podría verse modificada por la posición adoptada por los países europeos el 29 de junio en Bruselas. Después de condenar la intervención Israelí en Líbano, los países de la comunidad económica hicieron referencia -en términos codificados por los usos diplomáticos- a la creación de un Estado palestino. "El pueblo palestino" dice la declaración, "debe tener la posibilidad de ejercer su derecho a la autodeterminación con todo lo que ello implica"
Los diez estimaron, por otro lado, que "la OLP debe ser asociada a las negociaciones del Medio Oriente" y expresaron su deseo de que "el pueblo palestino manifieste sus reivindicaciones por medios políticos".
Esas declaraciones, que hacen parte del proyecto de paz franco-egipcio, remitido al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, parecen ser examinadas positivamente por los países árabes. La verdad es que, después de cuatro guerras contra Israel y dos enfrentamientos entre Jordania y Siria contra la resistencia palestina, algunos países árabes, entre los que no se encuentra Libia, cuyo dirigente máximo Khadafi acaba de aconsejar a los palestinos "suicidarse antes que aceptar la humillación",se muestran dispuestos a admitir la existencia del Estado hebreo. El plan Fadh, elaborado por Arabia Saudita, aboga en ese sentido. Esta opción explicaría la "pasividad", de la nación árabe, severamente denunciada por la resistencia palestina, y la oposición de los países árabes, productores de petróleo, a servirse del oro negro como arma diplomática, contrariamente a lo sucedido en 1973.
En Israel, la manifestación de cien mil personas en favor de la paz, (en Colombia una manifestación equivalente reuniría 900.000 personas) muestra que la intransigencia del señor Begin, no expresa el sentir del pueblo judío en su integridad. Tanto más si se tiene en cuenta el llamamiento en favor de un alto el fuego y de un reconocimiento mutuo entre Israel y los palestinos hecho por tres personalidades judías de talla internacional: Pierre Mendes France, antiguo jefe del Consejo de Estado Francés, Philip Klutznick, Ministro de Comercio del presidente Carter, y amigo del actual secretario de Estado norteamericano, y Nahum Goldman, fundador del sionismo moderno y presidente vitalicio del Congreso Judío Mundial.
La reacción del líder palestino Arafat, quien saludó ese llamamiento como "una iniciativa positiva hacia una paz justa y duradera en el Medio Oriente" permite pensar que los palestinos hacen defender su reconocimiento del Estado Judío de un gesto recíproco de Israel en su dirección. Por parte de los palestinos, se trataría de establecer ahora la estructura de negociación capaz de desembocar en la aceptación de los dos Estados.
La presión militar israelí y el reforzamiento del cerco alrededor de Beirut oeste, prueba que si la guerra del Líbano ha abierto nuevas perspectivas en el proceso del Medio Oriente, los señores Begin y Sharon siguen siendo fieles a la única política que han conocido durante toda su vida: la fuerza.

¿DE DONDE VIENE LA GUERRA?
1890 Constantinopla administra una vasta región que se extiende desde el Mediterráneo hasta los confines del desierto árabe y desde el monte Jauro hasta el Sinaí. Jerusalén, la ciudad más grande del país, impresiona por su carácter cosmopolita. Judios, cristianos y musulmanes circulan libre y frecuentemente los "santos lugares".
En Europa, en cambio, se desencadena el antisemitismo. Alemania, Austria. Polonia, persiguen a los judios mientras que el gobierno ruso los acusa, en 1881, del asesinato de Alejandro II. La fiebre antisemita alcanza su paroxismo en Francia en donde el "caso Dreyfus" divide la opinión pública. Acusado de espionaje en favor de Alemania, el capitán judio es procesado y condenado en 1884. Sin pruebas, Dreyfus es desterrado a la "Isla del diablo". En este ambiente, Teodoro Herzl, periodista vienés, hace un llamamiento a los judíos para formar un país en Palestina.
Invitación que alcanzó una larga audiencia como lo muestra la celebración, en 1887, del primer congreso sionista en Basilea, Suiza. Años después el destino de unas provincias turcas quedó definitivamente sellado el mes de abril de 1920. Palestina y Mesopotamia (Irak) son atribuidos a Inglaterra mientras que Francia obtiene Llbano y Siria. Ese reparto favorece a los amigos de Herzl. La "declaración de Balf our" firmada por Inglaterra, en 1917, estipula que el gobierno de su Majestad asume la responsabilidad de asegurar el establecimiento de un hogar judio en Palestina.
En Palestina, entretanto, la comunidad judia se extiende pasando de 2.500 hectáreas, en 1882, a 120.000 en 1931. Los palestinos rurales en su mayoría, soportan mal la implantación de los judios dedicados, en partisular, a la industria y al comercio.
Las primeras disputas se transforman poco a poco en enfrentamientos sangrientos qúe se multiplican en la afluencia de judios que tratan de escapar al exterminio por Adolfo Hitier.
Después de la guerra, ante el espectáculo de un pueblo diezmado por el asesinato de seis millones de sus miembros, la comunidad internacional decide fraccionar el territorio palestino: las Naciones Unidas acojen en 1948, el Estado de Israel que recibe 54% de las tierras y cuentá con 600.000 habitantes. La ONU ignoró, en cambio, la identidad nacional de un millón novecientos mil palestinos, convirtiéndolos en los nuevos errantes del Medio Oriente.
El sionismo dijo que tal expulsión de los palestinos fue un infortunado e imprevisto lado "de una justa lucha". Pero la ocupación brutal de los territorios árabes en la guerra de 1967, así como la anexión formal de las Alturas del Golán, la colonización del margen occidental del Jordán, y la reciente invasión al Libano, dejan en claro que la expulsión de los palestinos en 1948 no fue un aberración, sino un elemento esencial de la política sionista.