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Paraguay tiene cura

El ex obispo Fernando Lugo podría terminar con la hegemonía del Partido Colorado y ampliar la lista de gobiernos de izquierda en el continente.

12 de abril de 2008

Un cura rebelde, una mujer o un general golpista. Así se resumen las opciones de los paraguayos, quienes el próximo domingo decidirán si continúa el dominio de seis décadas del Partido Colorado, con Blanca Ovelar, quien sería la primera presidenta del país, o si harán un quiebre histórico con el ex obispo Fernando Lugo, que se sumaría a la corriente de gobiernos de izquierda en el continente. El ex militar Lino Oviedo es el tercero en disputa.

Según las encuestas, Lugo, un seguidor de la Teología de la Liberación, lidera la contienda, seguido de Ovelar y Oviedo. Como no hay segunda vuelta, quien obtenga mayoría simple gobernará Paraguay los próximos cinco años. El llamado 'obispo de los pobres' se presenta como candidato de un conjunto de movimientos campesinos y sociales bajo el lema de 'tokojojá' (unidad, en guaraní).

"Desde hoy, mi catedral será el país", dijo Lugo cuando renunció a su condición eclesiástica, pues la Constitución paraguaya prohíbe a un religioso asumir cargos políticos importantes. Pero la controversia aún no ha cesado y existe la duda de si un triunfo suyo será aceptado por la Corte Suprema. Su candidatura, apoyada en el movimiento campesino, ha ido tomando cada vez más fuerza. Hoy, Paraguay es el cuarto exportador mundial de soya, pero los beneficios del auge en los precios de los cereales han pasado de largo para los pequeños campesinos.

Por su parte, la candidata oficialista, Blanca Ovelar, ex ministra de Educación, quiere aprovechar la moda continental que ha llevado en Chile y Argentina a dos mujeres a la Presidencia. Ovelar ha atacado la corrupción prometiendo un estricto control fiscal, y propone como eje la lucha contra la pobreza. Pero es la candidata del Partido Colorado, con 61 años ininterrumpidos en el poder, 35 de los cuales transcurrieron bajo la dictadura de Alfredo Stroessner.

La relación con Estados Unidos es uno de los temas centrales de la campaña. Al finalizar la era Stroessner, las relaciones entre los dos países se habían deteriorado, por las evidencias de colaboración de los militares paraguayos con el tráfico de drogas. Pero hoy Paraguay tiene una estrecha alianza con Washington reforzada por el saliente presidente, Nicanor Duarte. "Paraguay está dentro del mapa de seguridad de Estados Unidos y tiene un rol muy importante", dijo a SEMANA el analista Fabián Calle, de la revista DEF en Buenos Aires. Hay una base militar estadounidense, así como otra de la DEA y una gran oficina del FBI.

Pero todo podría cambiar con Lugo, satanizado por sus oponentes como otra ficha del venezolano Hugo Chávez o, como mostraba un cartel de campaña, el embajador de las Farc en Paraguay. Sin embargo, el ex obispo ha intentado diferenciarse de los líderes latinoamericanos más radicales, diciendo que no será "ni un Chávez ni un Evo paraguayo", y ha dado muestras de inclinarse más hacia el lado de la moderada mandataria chilena Michele Bachelet.

Se puede anticipar un gobierno débil pues, según las encuestas, ninguno de los candidatos supera el 30 por ciento. Varios analistas aseguran que el Partido Colorado quiso una elección fragmentada y por eso, en el afán de contrarrestar la creciente popularidad de Lugo, la Corte Suprema perdonó en octubre a Lino Oviedo, quien protagonizó un golpe militar en 1996.

De ganar, la situación para Lugo va a ser complicada. Como resume Calle, "No tendrá mayoría parlamentaria, a lo que se suma que será un gobierno elegido con un tercio de los votos y con frentes abiertos con el sector de derecha de la Iglesia, las Fuerzas Armadas y policiales, y el Partido Colorado".