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I R L A N D A

¿Paz al fin?

El paso del IRA de poner sus armas bajo supervisión internacional podría hacer historia al pacificar después de tantos años a Irlanda del Norte.

12 de junio de 2000

Resucitan las esperanzas de paz en Irlanda del Norte entre los unionistas protestantes apoyados por Londres y los republicanos católicos. El motivo es real y no resultado de exhortaciones políticas —un inédito paso del Ejército Republicano Irlandés (IRA) en 30 años que dura el conflicto armado—. El proscrito IRA se declaró dispuesto no sólo a abandonar la lucha sino incluso a poner sus arsenales bajo supervisión internacional.

Y así respondió a la propuesta formulada por Tony Blair y Bertie Ahern, los primeros ministros del Reino Unido y de Irlanda, respectivamente, de destrabar el proceso de paz, paralizado desde febrero. Dicha propuesta prevé la reinstauración de las instituciones autonómicas norirlandesas y el retraso del plazo final del decomiso de las armas del IRA y los demás grupos paramilitares hasta junio de 2001.

La ruta depende de la reacción del Partido Unionista del Ulster y de su líder David Trimble. El 22 de mayo es la fecha clave para lanzar el autogobierno a su segunda vuelta. Ese día también se cumplen dos años de la ratificación del Acuerdo de Viernes Santo. Así Gerry Adams, líder del Sinn Fein, brazo político del IRA, puede anotarse una importante victoria. Al lograr de un solo golpe restaurar el autogobierno sin que el IRA tenga que entregar su arsenal se crea un equilibrio que abre una posibilidad a una transición pacífica.

El proceso de paz en Irlanda del Norte se había estancado debido al tema del desarme, cuando el IRA se rehusó a entregar las garantías que aseguraran un punto final a la violencia. El cambio de discurso ahora es notable: “Poner las armas fuera de uso de manera completa y verificable”, se lee en el comunicado oficial. En su estructura, la situación actual se mantiene fiel al modelo implementado por el ex senador estadounidense George Mitchell en noviembre. El mediador proponía formar primero un gobierno compartido que sirviera de base para el desarme. Pero las buenas intenciones sólo subsistieron dos meses. Ante la negativa de un desarme, especialmente del IRA, el 11 de febrero Gran Bretaña retomó la administración directa y decidió suspender el gobierno autónomo antes de verlo sucumbir en el caos.

Muchos no confían en que la situación actual sea tan diferente. Después de todo, señalan los escépticos, la declaración del IRA carece de una importante nota de pie página: ¿Para cuándo se planea el desarme? Asimismo falta una indicación explícita de haber terminado con la guerra. También por ello los enemigos del Acuerdo de Viernes Santo ven en Tony Blair a un “traidor del deseo democrático de los norirlandeses”.

Lo único que se anuncia con certeza es el inicio de la inspección de arsenales, prevista para el verano, a cargo del ex presidente de Finlandia Martti Ahtisaari y de Cyril Ramaphosa, antiguo secretario general del Congreso Nacional Africano, ambos con probadas credenciales en la escena internacional.

No obstante Peter Mandelson, ministro para Irlanda del Norte del gobierno de Tony Blair, es optimista y cree tener elementos como para prever un “autogobierno estable y paz inquebrantable”, como declaró en el Parlamento .

Por su parte el IRA exige la aplicación íntegra del Acuerdo de Viernes Santo, firmado en 1998, en el que no se contradice con la propuesta de Blair y Ahern. Los analistas comparan el cambio del panorama político actual con el anuncio de cese el fuego de hace seis años. Ahora todo parece depender de la coreografía de las próximas semanas para que no se rompa este frágil equilibrio.

Toda la atención recae ahora sobre los Unionistas y en el premio Nobel de la Paz David Trimble. Estos se reúnen el 20 de mayo para decidir si la declaración del IRA es suficiente para volver al gobierno compartido. Siendo realistas, nadie espera maravillas. Aunque un fin a tres décadas de violencia y 3.600 muertos sí podría ser considerado como un pequeño milagro.