Home

Mundo

Artículo

POCAS NUECES

La reunión de los países más poderosos de la Tierra, no superó el tono menor.

13 de agosto de 1990


La decimosexta cumbre de los países industrializados, que culminó la semana pasada en Texas, tuvo más características de un té canasta que del tradicional y tenso juego de póquer protagonizado en otros años por los siete grandes del mundo.

El cambio de ambiente lo determinaron varios factores. Esta es la primera reunión que se cumple bajo las temperaturas del final de la Guerra Fría, la talla de la baraja ya no está en manos de Estados Unidos, y ninguno de los siete encumbrados se atreve a apostar al unísono a un desenlace de los acontecimientos que han originado cambios trascendentales del mundo en los dos últimos años.

De ahí que la unanimidad de los acuerdos sea en planes de transición o en temas de baja controversia pero no en asuntos de urgencia o definitivos.

De los 8 puntos claves acordados, uno plantea la terminación de un estudio del Fondo Monetario Internacional sobre la economía soviética como primer paso para una ayuda económica adicional a Moscú; otro es una manifestación de apoyo a los esfuerzos del líder soviético Mijail Gorbachov para llevar al país a una economía de mercado; tres se refieren a asuntos ecológicos y los dos restantes pugnan por un desmonte de los subsidios agrícolas y una liberalización de la agricultura.

Aunque en la reunión se aplaudieron los esfuerzos de democratización de Nicaragua, las conversaciones de paz en El Salvador y Guatemala, Latinoamérica quedó por fuera del pergamino de los acuerdos.

En los temas de controversia, los presidentes de Estados Unidos, Japón, Alemania, Inglaterra, Canadá y Francia, reunidos en Houston, optaron por dejar que cada uno asumiera la responsabilidad de disentir de tal manera que las medidas en las que no hubo acuerdo, serán tomadas en todo caso y a su propio riesgo, por los países que las propusieron.

Como una señal de la pérdida de dominio de Estados Unidos en esta cumbre se citó el hecho de que Japón, "por lo regular aislado y defensivo", según el analista Owen Ullman, consiguió la aprobación sobre la reanudación de préstamos a gran escala a China, la nación con la que mantiene un gigantesco comercio. Los otros mandatarios estaban renuentes a autorizar esta concesión debido a la represión política del gobierno de Pekín.

Contra la voluntad del presidente George Bush, Alemania Occidental logró imponerse en sus planes de enviar ayuda financiera a Moscú con el objetivo de hacer menos severa la oposición del presidente soviético Mijail Gorbachov a que una Alemania reunificada sea miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

En una intervención de una extrema delicadeza diplomática, el presidente de Francia resumió la pérdida de protagonismo de Estados Unidos en la cumbre.

"Es verdad que ellos" (los estadounidenses), estaban en cierta forma fuera del juego", dijo el presidente. "No fue eso lo que ocurrió, pero pudo hacer valer su propia personalidad" De acuerdo con Ullman, la Comunidad Económica Europea, que había participado en otras cumbres como observador, "fue un impedimento irritante para el presidente Bush, al negarle su compromiso firme de reducir subsidios para la exportación de productos agrícolas, de los que dependen los relativamente ineficientes granjeros europeos para poder competir en mercados mundiales" .
Las medidas que pondrían en práctica los puntos acordados en la cumbre no tienen una agenda precisa para su cumplimiento. El compromiso de reducir los subsidios quedó pendiente de estructuración por parte de negociadores mercantiles y una vaga promesa de combatir el recalentamiento del planeta, dejó sin solución un plan específico para reducir gases que se creen causantes del calentamiento atmosférico.-

PUNTOS CLAVES DEL ACUERDO
· Apoyo a los esfuerzos del líder soviético Mijail Gorbachov para llevar al país a una economía de mercado.

· Asistencia técnica inmediata a la deteriorada economía soviética.

· Terminación para fines de año de un estudio del Fondo Monetario Internacional sobre la economía soviética como primer paso para una ayuda económica a Moscú.

· "Resultados sustanciales en todas las áreas", en diálogos internacionales para liberalizar el comercio en la agricultura y los servicios, y para proteger derechos de propiedad intelectual como las patentes y los derechos de autor.

·"Reducciones progresivas y sustanciales", en todas las formas de subsidio de la agricultura.

·Apoyo a una convención, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, para discutir el calentamiento global.

· Apoyo a los esfuerzos para eliminar por fases, hasta el año 2000, el uso de fluorocarbonos, productos químicos que dañan la capa de ozono de la Tierra. A pesar de su presentación optimista, el acuerdo propuesto sobre el ambiente, que tenía mayores alcances, se vio bloqueado por el presidente de los Estados Unidos George Bush, quien justificó su actitud afirmando que su deber principal estaba en la protección de los intereses de los trabajadores de su país.
· Determinación de proteger y aumentar los bosques, especialmente los bosques tropicales del Brasil.