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POLITICA O ESPECTACULO

Proclamada su candidatura por una convención de película, Robert Dole gana algunos puntos. ¿Cuánto le durará su repunte?

16 de septiembre de 1996

Si la democracia norteamericana es la más avanzada del mundo, donde las opiniones divergentes son planteadas libremente en espera del veredicto de las urnas, el Partido Republicano en su convención de San Diego la semana pasada dejó un sabor a componenda apropiada más bien para una reunión del Partido Comunista en las épocas más oscuras de la Unión Soviética. El objetivo de todo el tinglado: proyectar una imagen benévola y humana del partido y la unidad a toda prueba en torno a su candidato Bob Dole. Porque detrás de la cuidadosa coreografía, orquestada como nunca para la televisión, lo cierto es que los planificadores del espectáculo tomaron medidas muy cuidadosas para evitar cualquier salida de mal tono que repitiera el desastre de 1992. En ese año, en Houston, hubo varios oradores que decidieron decir lo que pensaban, y ahí fue Troya. Los discursos de tono derechista y pugnaz, como cuando el frustrado candidato Pat Buchanan declaró la guerra cultural contra los 'liberales', proyectaron una imagen demasiado extremista y ahuyentaron a muchos votantes. Esta vez los oradores fueron escogidos con pinzas y recibieron detalladas instrucciones sobre los temas a tocar y su tratamiento, así como el tiempo que podrían usar en el micrófono. Para completar, los organizadores tuvieron buen cuidado de evitar que los discursos distintos al de Dole se hicieran en tiempo triple A de televisión, como hace cuatro años. El único que pudo negociar sus temas fue el general Colin Powell, pero es que la sola presencia del ex militar de color era suficiente para producir un efecto favorable y su cuidadosa disensión en temas como el aborto daría el aspecto democrático y deliberativo que estaba faltando. Como consecuencia, los verdaderos líderes del partido, como el jefe de la bancada en la Cámara, el impopular Newt Gingrich, fueron relegados a un papel secundario. A cambio la audiencia televisiva recibió una racha de discursos de varios gobernadores republicanos, jóvenes y populares y, sobre todo, dóciles. Incluso el recién proclamado candidato de vicepresidente, el ex futbolista Jack Kemp, conocido como excelente orador, recibió presiones para que su presentación no fuera a opacar a la de Dole. El jueves, por fin, hizo su espectacular aparición el ya proclamado Dole, precedido por un video de siete minutos sobre su vida y una trasmisión en directo desde su ciudad natal, toques finales de una semana diseñada para presentarlo como un humilde muchacho fiel a sus ideas aún después de 35 años en el Congreso. Dole presentó el discurso "más importante de su vida" con vigor y convicción, sin ocultar su imagen severa de profesor disgustado. Ese fue el tono cuando habló en contra de la inmigración ilegal y de su compromiso por acabar con la delincuencia. Amenazó a los sindicatos de maestros, que son fieles defensores del presidente Bill Clinton, y prometió fuertes medidas contra el terrorismo, mayor gasto en tecnología militar, a tiempo que hizo de la reducción de impuestos su caballito de batalla. Un monitoreo de encuestas llevado a cabo por ABC News dio cuenta que el lunes la ventaja de Clinton era de 20 puntos, el martes era de 18 y el jueves de apenas 10. Esos resultados dieron la impresión de que, por lo menos, la campaña de final de año será competitiva. Sin embargo los conocedores de la política norteamericana saben que todas las convenciones producen un efecto 'rebote' que eleva el puntaje del candidato, pero con frecuencia en forma transitoria. Bush ganó 14 puntos en 1992, pero le duraron una semana. Por el contrario, aunque el vicepresidente casi nunca es decisivo, en este caso Kemp podría ser crucial pues por su diferencia de edad con el septuagenario Dole le podría dar mucho más dinamismo a la fórmula. Sin embargo el mayor obstáculo hacia la presidencia sigue siendo el mismo Dole, a quien los norteamericanos desdeñan como poco hábil en campaña y dado a "meter la pata", como cuando, un día antes de de la convención, dijo a un reportero que no se sentía demasiado vinculado por la plataforma del partido. "Probablemente estoy de acuerdo, pero no la he leído", dijo.