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Por la puerta trasera

En uno de los peores escándalos de su historia, la OEA presenció la renuncia por corrupción de su nuevo secretario general tras solo 25 días en el cargo.

10 de octubre de 2004

La cuerda de Miguel Ángel Rodríguez como secretario general de la OEA no le alcanzó para un mes. Tres semanas después de posesionado, el ex presidente costarricense tuvo que renunciar después de que se le implicó en un gran escándalo de corrupción que tiene conmocionados a los 'ticos'. Rodríguez fue acusado por uno de sus colaboradores de recibir 510.000 dólares como 'premio' por un contrato que se llevó la compañía Alcatel por más de 150 millones de dólares cuando era presidente (1998-2002). Un hecho irónico para un hombre que llegó a la Secretaría General de la OEA ondeando la bandera de la lucha anticorrupción.

La renuncia llegó el viernes después de una semana de tensión en la OEA, en la que se optó por no tomar ninguna decisión hasta que la justicia costarricense se pronunciara. Esto sucedió el viernes y enseguida se citó a una reunión del Consejo Permanente para tratar el "tema del Secretario General". Sin embargo, los representantes de los países miembros no tuvieron que tomar ninguna decisión . Cuando llegaron a la reunión encontraron la renuncia de Rodríguez.

" Se me abrían dos caminos. Permanecer en la Secretaría... asumiendo a la vez en lo personal mi lucha por la exoneración de esos dichos, o separarme del cargo para consagrarme exclusivamente a mi defensa...", decía Rodríguez en la carta que envió desde Grenada. El ex presidente se había trasladado al Caribe para visitar a los damnificados del huracán Jeanne y así aprovechar para huir de la polémica.

La denuncia que desencadenó el escándalo surgió 15 días después de la posesión de Rodríguez, el primero de octubre. La Nación de Costa Rica publicó unas declaraciones de quien fue su colaborador más cercano, José Antonio Lobo.

"... Me contactaron para decirme que tenía un premio. Lo consulté con don Miguel Ángel, le pregunté qué debía hacer. Me dijo que aceptara y que fuéramos en una relación del 60 por ciento para él y 40 para mí", declaró el ex directivo del Instituto Costarricense de electricidad ante los fiscales.

Lobo, que era el 'álter ego' de Rodríguez según dijo a SEMANA Carlos Villalobos, coordinador del área política del diario La Nación, fue llamado a declarar el 28 de septiembre. Se le investigaba por una transacción de 2,4 millones de dólares que había recibido una de las cuentas de su mujer, Jean Philip Gallup, desde la cuenta de la empresa Servicios Notariales Q.C., compañía que estaba siendo rastreada por la justicia.

Pero dos días después de haber sido llamado a declarar, Lobo denunció a Rodríguez. Se dice que lo hizo porque su 'amigo' le había dado la espalda. Se había negado a recibir a su mujer, quien habría viajado hasta Washington para pedirle ayuda.

"En el despacho de Miguel Ángel le entregué en efectivo lo que le correspondía del primer envío. Eran 370.000 dólares...Otra parte se ejecutó a través de una transferencia bancaria... Me parece que fueron 82.000 dólares", declaró Lobo a la Fiscalía. El interrogado también contó que le había entregado otros dos cheques a nombre de su esposa, Lorena Clare, por 58.000 dólares.

Rodríguez reaccionó al instante y argumentó "una persecución política". Sin embargo, reconoció que recibió prestados de José Antonio Lobo 140.000 dólares para financiar su campaña a la OEA. "Él no tuvo conmigo la deuda que indica", declararó Lobo.

"Tenemos pruebas que podrían desvirtuar esa versión ", advirtió Francisco Dall'anese, fiscal general de Costa Rica, y así fue. El viernes, cuando terminó de recolectar las pruebas, anunció que lo llamaría declarar. Y aunque al parecer esta fue la gota que desbordó la copa, a la hora del cierre de la revista no se conocía si Rodríguez fue presionado para que renunciara.

Las pruebas

Las pruebas a las que se refería el fiscal tenían que ver con la cuenta de Servicios Notariales Q.C. Esta empresa tiene un contrato con Alcatel para la promoción de licitaciones públicas y, según se conoció, la firma francesa consignó a su cuenta 9,6 millones de dólares en el último año. Esta información salió a la luz pública debido a que el Banco Cuscatlán advirtió sobre dichas transacciones al Estado costarricense.

La investigación sobre los movimientos de dinero de la empresa Q.C. ha tenido graves consecuencias para muchos políticos costarricenses. Según denunció La Nación, esta empresa habría pagado en dos ocasiones algunas de las tarjetas de crédito de Miguel Ángel Rodríguez.

Además se descubrió descubrió que desde esta cuenta se han realizado transferencias millonarias hacia cuentas relacionadas con la clase dirigente del país, incluidos el ex presidente Rafael Ángel Calderón y la campaña presidencial del presidente actual, Abel Pacheco, entre muchos más..

Este escándalo ha tenido fuertes repercusiones en Costa Rica.Una encuesta realizada la semana anterior por el diario La República reveló que el 52 por ciento de las personas encuestadas no votarían por ningún partido y que el 90 por ciento desconfía de los políticos costarricenses.

"Sabíamos que había una serie de malos manejos en la administración pública. Pero este escándalo ha sido una explosión de malas prácticas", dijo a SEMANA el ex canciller costarricense Rodrigo Madrigal.

Esta no es la primera vez en la que el ex presidente Rodríguez se ve envuelto en escándalos por corrupción, aunque "nunca había habido una acusación tan clara contra él", según explicó a SEMANA Mauricio Herrera, uno de los periodistas de La Nación que desató el escándalo.

Durante el gobierno, algunas de sus empresas se vieron envueltas en un escándalo por préstamos que le otorgaban los bancos del país. Y sólo unos meses antes de asumir el cargo de Secretario General estuvo relacionado en una polémica sobre unos pagos que le hizo su Partido de Unidad Social Cristiana (Pusc). En fin, nunca se ha demostrado nada en su contra, pero según dice Carlos Villalobos, "la duda siempre existió".

Las enseñanzas

La renuncia de Rodríguez puso punto final a una de las semanas más movidas de los 115 años de la OEA. Después del cimbronazo ocasionado por la noticia del escándalo se optó por actuar con cautela y se dio un 'voto de confianza' al primer secretario general centroamericano que había tenido la Organización. Se quería transmitir tranquilidad mientras se esperaba que la Fiscalía General de Costa Rica tomara una decisión. Pero a medida que se revelaban más detalles sobre la investigación empezaron a oírse posiciones fuertes en su contra.

Argentina fue el único país distinto a Costa Rica que le pidió la renuncia. "En política no sólo hay que ser honesto sino que hay que parecerlo", dijo el embajador argentino ante la OEA, Rodolfo Gil.

Pero la situación se volvió insostenible para Rodríguez y presentó la renuncia. "Siquiera el asunto se solucionó rápido. Habría sido grave para la OEA que se hubiera mantenido en el cargo", dijo a SEMANA el ex canciller colombiano Rodrigo Pardo.

La carta de la OEA indica que sea reemplazado por el secretario adjunto, el estadounidense Luigi Einaudi. Él estará en el puesto hasta que se reúnan los cancilleres para elegir al nuevo secretario general.

"Después de este incidente quedó claro la inconveniencia en hacer énfasis en equilibrios regionales más que en las hojas de vida. Después de lo que ocurrió se necesitaría que los candidatos sean elegidos más por su capacidad que por su representación", dijo Pardo.

En Washington, por ahora, se dice que el próximo secretario podría ser el ex presidente salvadoreño Francisco Flores. No obstante, estas son puras especulaciones. Al fin y al cabo después de este incidente los países miembros deberán ser cautelosos y estudiar a fondo las hojas de vida de los posibles candidatos. No es conveniente que las riendas de una organización que se encarga de promover la democracia y la decencia en la región esté dirigida por una persona sobre la que tengan dudas.