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Rafael Correa estará hasta 2017 en el palacio de Carondelet, para totalizar 11 años en el poder. | Foto: AP

ELECCIONES ECUADOR

¿Por qué arrasó Rafael Correa en las urnas?

Estas son las cinco claves de la reelección del mandatario ecuatoriano.

Nathan Jaccard, periodista de SEMANA
17 de febrero de 2013

Rafael Correa barrió. Se llevó más del 56 por ciento de los votos y dejó a Guillermo Lasso, el principal candidato opositor, lejos, muy lejos, con apenas el 24 por ciento. Más que una campaña electoral, lo que vivió Ecuador en las últimas semanas fue un plebiscito sobre un personaje que le está cambiando la cara a su país, a pesar de su estilo populista y sus arranques autoritarios.

Según le dijo a Semana.com en Quito el analista Felipe Burbano de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso): “la revolución abrió un ciclo político cuya temporalidad es más larga de lo que imaginábamos. El ciclo que abrió Correa después de años de crisis todavía está en un momento de fortalecimiento y auge”.

Ahora Rafael Correa estará hasta 2017 en el palacio de Carondelet, para totalizar 11 años en el poder. Más que cualquier presidente democrático de la historia de Ecuador y lo suficiente para saber cómo pasará a la historia.

Estas son las claves de su reelección:

1. Rescató la estabilidad

Antes del gobierno de Rafael Correa, los ecuatorianos habían tenido siete presidentes en menos de 10 años. Los mandatarios eran sacados por manifestaciones nacionales, eran destituidos o se exiliaban.

Correa surgió de ese caos y logró imponerse como una figura nueva, alejado de la política tradicional y con un mensaje social novedoso. Pero lo que cimentó ese poder fue darle un poco de tranquilidad política al país.

Para ello hizo una nueva Constitución en 2008, construyó un partido que se ha reforzado a la sombra del gobierno, dividió y socavó las bases de los movimientos sociales que se le enfrentaron y conquistó las tres ramas del poder.

Según Felipe Burbano de la Flacso con Correa “hay un ejecutivo muy fuerte que está por encima de las otras funciones del Estado. Eso de haber convertido el ejecutivo como la función más importante del sistema político muestra la debilidad de sus concepciones sobre la democracia”.

2. Programas sociales masivos

Como le dijo a Semana.com un alto funcionario de cooperación internacional, “hay un incremento real de las inversiones sociales, Correa marca un hito en un país donde antes las políticas de estado se resumían en dos cosas: el conflicto fronterizo con Perú y el pago de la deuda externa”.

Correa multiplicó por tres el presupuesto de la salud y el de la educación y con el dinero de las cotizaciones creó el Banco del Instituto de Seguridad Social (Biess) que otorga créditos inmobiliarios a bajos intereses e instauró un bono de 5.000 dólares para vivienda, que aumentó hace un mes a 6.000 dólares.

Pero la medida estrella de Correa es el Bono de Desarrollo Humano, un subsidio que el gobierno ha incrementado paulatinamente. Hace un mes el presidente lo incrementó a 50 dólares por mes y anunció que lo iba a financiar con las utilidades del sector financiero. Cerca de 2 millones de personas reclaman ese bono y con 3,5 millones se elige presidente. Muchos opositores no dudan en calificar a Ecuador de “bonocracia”

Así es como, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, la tasa de pobreza pasó de un 37 por ciento de la población en 2007 a un 27 por ciento en 2012; el desempleo está alrededor del cinco por ciento; el salario mínimo pasó de 292 dólares a 318 y se han regulado los sueldos de los empleados públicos y de los periodistas, entre otros.

3. Grandes obras de infraestructura

En Quito hace unos días un taxista le dijo a Semana.com “no soy correista, pero con él las carreteras están mejor que nunca. Antes los políticos decían que con nuestra geografía, nuestras montañas, era muy difícil hacer buenas vías”.

Ese sentimiento lo comparten muchos ecuatorianos. El gobierno ha invertido en infraestructura vial más de 5.000 millones de dólares e intervenido 7.000 kilómetros de carretera. Han hecho puentes, autopistas de hasta cuatro carriles a lado y lado y una buena red secundaria. Por todo el país se vive ese cambio, que no solo ha rebajado costos de transporte y tiempos de desplazamiento, sino que es visible. Algo importante pues le muestra a los votantes día a día lo que ha hecho el gobierno.

Correa también está construyendo ocho hidroeléctricas, que deberían estar listas en 2018. Así el país dejará de comprarle energía a Colombia y Perú y empezará a exportar. El gobierno además está readecuando los ferrocarriles nacionales, abandonados durante mucho tiempo. Aunque por ahora los nuevos trenes son solo para turistas, hay planes para que se reconstruya la línea Trasandina entre Quito y Guayaquil. Y en Quito el gobierno ha sido clave para financiar el metro, cuyas obras empezarán en unos meses y el nuevo aeropuerto internacional, que quedará por fuera de la capital.

Según Felipe Burbano, Correa tiene “una visión modernizadora dentro de la cual el Estado cumple un rol fundamental, por encima del mercado, de los empresarios, de la inversión extranjera”. Así es como, según el diario Hoy, “en términos generales, la inversión del Gobierno en obras públicas representa el 13 por ciento de Producto Interno Bruto, cuando en gobiernos anteriores según Correa no rebasaba el 5 por ciento”.

4. La campaña permanente

Correa siempre está activo, gobernando con un micrófono en la mano y frente a las cámaras. Para transmitir sus logros dispone de una verdadera artillería mediática. Después de que incautara en 2008 al Grupo Isaías el gobierno tiene una red de radios, canales de televisión y prensa escrita.

En la campaña, si bien Correa tomó una licencia de la presidencia y no se escucharon en los medios públicos invitaciones directas a votar por él, su espíritu estaba en todas partes. Se entrevistaban funcionarios públicos, ministros y ciudadanos que hablaban de las bondades del actual gobierno, de los avances que se han hecho, del caos en el que estaba el país hace seis años y de la revolución que está en marcha.

En la agencia pública de noticias Andes se encontraban noticias como “Más de 370 barrios pobres de Ecuador tienen acceso a internet gracias a programa gubernamental”, mientras en la radio pública un ministro hablaba de las ventajas del aumento obligatorio del sueldo mínimo de los periodistas y un funcionario de Ferrocarriles de Ecuador decía que gracias al gobierno rescataron un sistema minado por el “neoliberalismo” y que ahora tienen el “tren turístico más lindo del mundo”. Claro, la cobertura electoral de los candidatos distintos a Correa es mínima.

El gobierno realiza además todos los sábados los llamados Enlaces Ciudadanos o sabatinas como los han apodado los ecuatorianos. Con el mismo modelo del Aló Presidente, Correa mezcla ataques políticos, logros gubernamentales y show personal.

En conversación con Semana.com varios candidatos de la oposición dijeron que esta campaña era como “jugar un partido de fútbol con la cancha inclinada y el árbitro comprado”.

5. La división de la oposición

Frente a un candidato tan fuerte en su balance como en su maquinaria la oposición se dividió en más de seis candidatos distintos, que iban desde la extrema izquierda hasta un pastor evangélico que dijo que la homosexualidad era un “severo trastorno de la conducta” y prometió prohibir el rock si llegaba a la presidencia. Así era muy difícil consolidar una fuerza contra Correa.

A eso se suma el desgaste de los políticos tradicionales, que dominaron durante décadas sin lograr hacer cambios sustanciales para Ecuador. El grito general “¡Qué se vayan todos!”, que permitió que surja una figura como Rafael Correa, aún es válido para muchos ecuatorianos. Como escribió Rogelio Núñez en el portal Infolatam, con un mensaje de rechazo a los viejos partidos “ganó en 2006 y aún en 2013 sigue apelando a ese mensaje: ‘hay que dar un planchazo a la partidocracia, todo, todito 35 (la lista de Alianza País)”.

Las propuestas de la oposición han sido además tímidas, pues no atacaron las debilidades de Correa en corrupción, inseguridad o las críticas ambientalistas a su modelo minero y petrolero.

A su servicio Correa tiene el movimiento Alianza País, que atrapa todo tipo de tendencias. Un verdadero imán alrededor del poder, que le ha permitido ser competitivo en muchas regiones y sectores de la población.

Para Burbano: “los adversarios son muy malos. Hay un grupo de partidos que expresan la decadencia de la partidocracia. Y luego otros movimientos que intentan configurarse pero son incipientes”.

“El único partido fuerte y consistente con una estructura nacional, que tiene respaldo estatal, y que creció al amparo del gobierno, es Alianza País. No hay más. No hay otro liderazgo que lo desafíe. El campo político está lleno, está copado, lo llenó Correa. Queda un espacio muy periférico, muy marginal”, concluye.