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A PUNTO DE EXPLOTAR

La tensión se hace insoportable en Chile tras la decisión británica de seguir con el proceso para extraditar a Pinochet a España.

11 de enero de 1999

La decisión del ministro del Interior británico, Jack Straw, de dar curso al juicio de extradición a España del general Augusto Pinochet, no sorprendió a nadie en Chile. Todos los sectores políticos del país, incluyendo a los militares, habían filtrado a la opinión pública su ira ante una situación que no dependía de sus manos ni de sus presiones.
El domingo 6 de diciembre en una extensa entrevista en el diario El Mercurio el general (r) Guillermo Garín, a quien se reconoce como vocero de los militares, había amenazado abiertamente con "una convulsión interna muy peligrosa... a los comandantes en jefe se les haría muy difícil la situación al interior de los cuarteles. Si no liberan a mi general, puede ocurrir cualquier cosa".
El tono con que las Fuerzas Armadas reaccionaron fue consonante con Garín. En la declaración oficial se expresó que "el Ejército de Chile se encuentra profundamente conmocionado con la noticia, ante la certeza de que se trata de una medida abusiva, humillante, incongruente con principios jurídicos fundamentales e inconsecuente con su calidad de ex jefe de Estado, ex comandante en jefe del Ejercito y senador de la República".
Por su parte los partidos de la derecha insistieron, una vez más, en culpar la actuación de los socialistas. El diputado Alberto Espina, presidente de Renovación Nacional (RN), afirmó que "el único responsable de esta situación es el Partido Socialista, que ha sido incapaz de distinguir entre su animosidad y revanchismo y los intereses superiores de la nación".
Esta presión ha conducido a la coalición oficialista a abiertas contradicciones. En la propia izquierda parlamentarios socialistas, en abierta contradicción con su precandidato presidencial, Ricardo Lagos, han descalificado sus declaraciones de apoyo al gobierno.
Lo que esta crisis ha puesto de manifiesto, como lo expresa en su último libro el historiador Alfredo Jocelyn-Holt Letelier (ver entrevista), es que la transición a la democracia no es sino el cumplimiento del itinerario trazado por el propio Pinochet desde 1977. Se configuró un sistema electoral que permite a una minoría tener la mitad de los parlamentarios, con senadores designados y vitalicios, con amarres institucionales múltiples, con impedimento de juzgar las violaciones a los derechos humanos, con un tutelaje militar constante.
Los chilenos se preguntan si las duras expresiones de su gobierno, la derecha y los militares contra Gran Bretaña, España y la izquierda de su país, pueden seguir en una escalada constante sin abrir paso a una situación de violencia que termine aislándolos aún más. ¿Es posible que las amenazas de los generales se conviertan en un golpe de Estado?
En cualquier caso, en las próximas semanas, ante la evidencia de su callejón sin salida, militares y gobierno tendrán que tomar una decisión: o sacrificar a Pinochet y mantener la actual institucionalidad política, o 'pronunciarse' a través del Consejo de Seguridad Nacional por una modificación de esa institucionalidad que permita negociar el retorno del guerrero a cambio de su juicio en Chile.

"Pinochet es un problema para los militares"
Alfredo Jocelyn Holt es uno de los intelectuales más prolíficos de Chile. Pertenece a la derecha liberal y se ha hecho famoso como punzante analista político de la coyuntura chilena, la que ha descrito con maestría en sus dos libros, El peso de la noche y El Chile perplejo.
SEMANA: ¿Cuánto poder siguen teniendo los militares en Chile?
Alfredo Jocelyn Holt: Los militares en el tema de enjuiciar a Pinochet pueden crear situaciones críticas en el país. Eso nos quedó claro cuando se trató de enjuiciar al hijo del general y el presidente Frei invocó 'razones de Estado' para impedir un juicio por fraude al Estado.
SEMANA: ¿Es acaso posible un golpe de Estado?
A.J.H.: No, si dan un golpe de Estado no van a tener a Pinochet de vuelta nunca. A menos que sea un golpe de autoridad al interior del Ejército, precisamente para erradicar al núcleo duro, para hacer una nueva Constitución, para sacar de la Constitución a los militares.
SEMANA: ¿Qué va a pasar con el ejército chileno con Pinochet detenido o extraditado?
A.J.H.: Pinochet es un problema para los civiles, pero también para los militares. Espero que esta situación le sirva a los militares para que se distancien de esta figura nefasta que los separa de un reencuentro con la sociedad civil. Ese es un proceso que tarde o temprano se va a terminar viviendo porque Pinochet es un detenido que tiene causas criminales en toda Europa y nunca va a volver a pisar este país.
SEMANA: Ahí las fuerzas militares deben pensar qué es lo que quieren ¿Usted cree que el ejército chileno va a dejar abandonado finalmente a Pinochet a su suerte?
A.J.H.: En Chile los dos comandantes en jefe del ejército que antecedieron a Pinochet han sido sacrificados. Ambos fueron asesinados por manos de hombres del ejército, el general René Schneider y el general Carlos Prats. Por lo tanto el peor enemigo de los generales del ejército es el ejército. La pregunta es ¿quién es la próxima víctima? ¿Es acaso el actual comandante en jefe o Pinochet?