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El atleta sudafricano Oscar Pistorius fue liberado bajo fianza el viernes 22. | Foto: AFP

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¿Qué le depara el futuro a Oscar Pistorius?

Durante dos horas, nadie realmente sabía en qué dirección iba el juicio.

Alianza BBC
Andrew Harding
23 de febrero de 2013

A medida que la tensión y el calor en el interior de la atestada sala crecía, el magistrado Desmond Nair realizó un minucioso resumen de las pruebas y argumentos. Al parecer sin dar a la fiscalía o la defensa una razón en particular para confiarse.


No fue sino hasta los últimos segundos de su veredicto, al admitir que Oscar Pistorius no estaba en riesgo de escaparse ni constituía un peligro pero también al poner en duda su testimonio y concluir que defensa y fiscalía quedaban empatadas en el asunto principal de si el atleta paralímpico había planeado matar a su novia (Reeva Steenkamp) o si intentó dispararle a un ladrón, que Pistorius pareció comprender que pronto sería un hombre libre.

Pero no había alivio en el rostro del atleta sudafricano. Sus hombros temblaron y se dejó caer hacia delante en el banco, tratando de contener sus sollozos, mientras su padre se inclinó hacia delante para poner una mano en su espalda.

Parece que no puede haber días buenos para Pistorius en este momento. Sólo variantes del dolor y la angustia, sea cual sea la versión que decida creer de los acontecimientos ocurridos en ese ahora famoso baño.

¿Y ahora qué?

Para todo el drama, giros y revelaciones de los últimos días -y el extraordinario nivel de detalle y el debate que surgió-, es importante recordar que se trataba de una audiencia de fianza, un pequeño paso en el camino hacia el juicio por asesinato en junio.

Las informaciones forense y balística clave aún no se han revelado. La fiscalía y la defensa tienen meses de arduo trabajo por delante.

La fiscalía no fue ayudada por la desastrosa actuación del detective principal, Hilton Botha, quien dio marcha atrás en el interrogatorio.

Pero en cierta manera, eso puede llegar a ser irrelevante.

Hombre destrozado

Probablemente sea justo asumir que la fiscalía nunca esperó ganar el argumento contra la libertad bajo fianza. En cambio, su estrategia era forzar a Pistorius a mostrar su mano, dando un relato completo de su versión de los hechos con el fin de contrarrestar la acusación de asesinato premeditado planteada en la audiencia de fianza.

Ahora la fiscalía, con un nuevo detective de alto perfil en la investigación, cuenta con el lujo de tener meses para desmenuzar la declaración jurada del deportista y contrastarla con la evidencia forense que pronto aparecerá.

El fiscal y el juez mencionaron, en términos abstractos, la posibilidad de que los cargos en contra de Pistorius se reduzcan de asesinato a homicidio culposo, lo que podría significar una multa o una condena en suspenso en lugar de una larga pena de cárcel.

Estamos muy lejos de que eso suceda, pero dada la atención internacional en el sistema judicial y policial de Sudáfrica, habrá presión para asegurarse de que este caso no se extienda demasiado ni desacredite al país.

Mi opinión es que, incluso según su propio relato de los acontecimientos, Pistorius mostró la imprudencia más extrema al disparar a ciegas contra una puerta cerrada, sin siquiera el reconocimiento más básico de qué o quién podría estar detrás.

Quizá ya está siendo castigado lo suficiente con la pérdida de la mujer que pensó podría convertirse en su esposa.

Habiendo estado sentado a poco más de un metro de distancia de él durante los últimos cuatro días en los tribunales, puedo decir que es un hombre destrozado.

Pero aún así, es difícil imaginar que dejará el juicio sin algún tipo de sanción, y con su vida y su carrera afectada para siempre por cuatro disparos a través de la puerta del baño.